Del otro lado

672 13 2
                                    

Cada día sin su presencia era horendo, cada hora fastidiosa, cada minuto insoportable y ni hablar de los eternos segundos. Cuanto deseaba estar a su lado. Como extrañaba las noches juntos. Mi corazón ya no latía ni sentía, pero seguía perteneciéndole a ella. Recuerdo como las palabras salían volando de su boca con una suave melodía que me reconfortaba. Su presencia era placentera. Podría hacer cualquier cosa solo para poder volver a verla. Hacia ya mucho tiempo que quería estar con ella, pero no podía. Ya que mientras yo ardía acá abajo, ella gozaba en lo alto.

Cuentos cortos de terrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora