Cambio

125 4 0
                                        

Su mirada estaba fundida en mi.
La mía en las gotas del piso.
Roja como una rosa en su mayor explandor.
Un cuchillo ensangrentado.
Una silueta sin vida.
Un pulso inexistente.
El cuchillo cae sonoramente.
Mas gotas se mezclan en el frío piso de madera.
Ojos tan blancos como la luna me miraban sin expresión.
La respiración se acelera.
Me ahogo con mis propios sollozos.
Todo para.
Los ahogos se remplazan por risas de hiena.
Risas que harían las de un maniático sonar normal.
La excitación hace que mi ritmo cardiaco acelere.
La miro por última vez, esa silueta tan conocida.
Miro a mi viejo yo tendido en el piso.

Cuentos cortos de terrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora