Al salir del bosque pude observar que mas personas se habían amontonado alrededor del escenario- por lo visto, la banda había empezado a tocar-.
Busque entre las personas alguna cara conocida, pero no logré encontrar a nadie.
Quería hablar con alguna de mis amigas acerca de lo que me había pasado en el bosque, no era algo grave, pero precisaba aclarar mis dudas.
Seguí mi camino hasta el interior de la casa. Allí, en la cocina, pude ver una cabeza rubia que me era muy familiar; era la de Charlotte. Fui hacia donde ella estaba. Junto a Charlotte, estaba August, el chico de pelo castaño y ojos verdes del que Charlotte estaba tan enamorada. El le robaba dos cabezas de altura aproximadamente. Era un chico simpático con nosotras, sus amigas y por ende me caía muy bien.-Blairrrrre, este es August, es seeeexy, ¿No?- dijo Charlotte a pesar de que conocía a su novio hacía unos, tal vez, ¿Ocho meses?
Yo solté una carcajada. Ver a mi amiga así me daba gracia, pero debía ser seria con ella respeto al alcóhol, en exceso causa desastres.
-¿Sabes donde podría encontrar a alguna de las chicas?- le pregunté.
-No lo se Blairrrre, pero toma un poco de Vodka- dijo tendíendome un vaso de plástico transparente- tienes cara de estresada, esto te ayudara- termino de decir Charlotte.
Tome el vaso e ingerí un poco de su contenido, no quería apresurarme a terminarlo ya que no me ayudaría mucho estar borracha.
Dirigí mi mirada hacía August, el la observaba con ojos de amor, a pesar de que pareciese una idiota arrastrando las palabras y hablando cosas que a la larga no tenían demasiado sentido.-Cuida a mi amiga y procura que no siga tomando, yo me voy- le dije a August. El movió su cabeza asintiendo.
-Y tu procura no hacer desastres- le bufe a mi amiga.
Todas sabían tomar lo suficiente como para no terminar despertando en el medio del jardín sin ropa y sin saber que había pasado esa noche. Igualmente tratábamos de cuidarnos entre nosotras advirtiéndonos cuanto tomar y cuando era suficiente.
Como no pude hablar con Charlotte sobre lo que me había pasado fui hacia el living, allí había visto a Barbara y a Sophie por ultima vez. Teniendo en cuenta la cantidad de personas que había en esa fiesta me dije a mi misma que si no encontraba a las chicas allí no seguiría buscando, sería una búsqueda sin resultados.
En el living no encontré a ninguna. En las mesas no estaban, se habían marchado del lugar en donde estaban jugando al "Yo nunca...". Busque con la mirada entre la gente que estaba bailando pero tampoco pude encontrar a nadie.
No quería bailar, seguía sintiendome desanimada. La única opción posible era la playa.
Bordee la casa y baje por unas escaleras de madera. Mantuve el cuidado al bajar, no me quería caer y rasgar mi ropa o ensuciarme.Era algo raro que yo no estuviera bailando con alguien, era raro que no estuviera con una de mis amigas y era muchísimo mas raro que no estuviera en la fiesta pero me sentía así.
Al llegar a la orilla me saque las plataformas, quería caminar descalza.
Alcé la vista y volví a observar la Luna y las estrellas acompañándola o ¿acaso la luna acompañaba a las estrellas?
Caminé por la orilla con el agua rozando mis pies- estaba fría pero no helada-.
En el horizonte se podían observar las aguas calmas y serenas. Yo escuchaba atentamente el sonido de las olas rompiendo en la orilla. Era un sonido tan relajante y placentero. Ese era un momento de plenitud máxima.
Yo iba todos los fines de semana a la playa, me levantaba muy temprano en la mañana, tomaba mi tabla de surf y me ponía un bikini y allá iba. Me quedaba hasta el atardecer y aveces con las chicas hacíamos una fogata cerca de la orilla, también comprábamos algo para comer en el parador y nos quedabamos hasta la media noche allí. Era algo habitual que nos acompañaran otros chicos en la fogata, de esa forma conocíamos personas nuevas y creabamos lazos de amistad con personas de cuidades cercanas que iban a surfear a la playa de nuestra cuidad.
Pensando en todo esto comprendí que mientras pasamos bien no nos damos cuenta de el valor que tiene todos esos momentos, ya que jamás se volverían a repetir y quedarían en nuestra memoria para siempre y además, estos momentos en especial se encontraban más en la adolescencia- en mi opinión la mejor y peor etapa de nuestras vidas-.Me plantee que debería volver a la casa y bailar como una loca, sacar todas mis ganas de moverme y hacer lo que se me de la gana, esto lo viviría tan solo una vez en mi vida, tenía que aprovecharlo.
Sonreí a la Luna y le agradecí. Tomé mi collar que portaba la piedra lunar y le agradecí a la Luna de vuelta. Yo no creía en un Dios pero si en los poderes de la Luna; mi gran compañera.
Corrí por la orilla hasta donde se encontraba la escalera me senté y me puse las plataformas. Podía sentir mi corazón palpitar rápidamente por la corrida inesperada.
Iba a entrar allí y bailar con alguien. Con el primer chico que se me cruzara. No tenía problema en bailar o conversar con los chicos, hacer esto no iba a romper mi pensamiento sobre el amor.
Los chicos son muy divertidos pero jamás me había enamorado de alguno de ellos... jamás.Subí escalón por escalón cuidadosamente, bordee la casa y entre.
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Imagen de la playa a la que iba con las amigas a surfear
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Midnight
Teen Fiction-A la medianoche estaré ahí- dijo con una sonrisa cautivadora. -Dije que no quiero salir contigo- le contesté. Se acercó a mi y me miró a los ojos. Se quedo quieto y observándome. Era una persona indescifrable. Nunca sabría que se vendría luego de...