Capitulo 10

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Al abrir la puerta, Sophie se lanzo sobre mi en un abrazo. Era una persona extremadamente cariñosa. Les regale a todas una cálida sonrisa al tiempo que Barbara rompía el silencio.
-Cielos, tengo mucha sed.
-En la heladera hay jugo o si quieres, también hay agua.
Subimos a mi habitación para poder hablar tranquilamente allí. Charlotte se tiró sobre mi cama haciendo que los rulos que llevaba hechos en su pelo rubio ceniza rebotasen, Alissa se sentó en uno de los sillones que habían a escasos metros de mi cama, Barbara, Sophie y Amber se sentaron en el piso y por último, yo me senté en el borde de mi cama.
-Hay que empezar por aclarar donde estuviste luego de que nos fueramos, Blaire- comenzó hablando Alissa.
Me miraron, analizando mi reacción.
-Estuvo con un chico- afirmó Barbara con los ojos entornados y una sonrisa.
-No, no- interrumpió Amber- ¡Estaba alcoholizandose con Charlotte y su nuevo novio!
Y todas rompimos en carcajadas.
-¡Oye!- inquirió Charlotte lanzándole un almohadón a Amber cuando las risas cesaron- No es mi novio y Blaire no estaba conmigo... o al menos no lo recuerdo.
-Tu también desapareciste ayer con ese chico- dijo Barbara- por lo tanto tendrás que contarnos cada detalle de lo sucedido, pero antes, alguien tiene que hablar- terminó la frase posando sus ojos pequeños y castaños con mucho rimel en mi. Tomó un mechón de su pelo color miel y lo dejó detrás de su oreja.
Yo sonreí con timidez. Ellas sabían que no había pasado la fiesta con ninguna de ellas por lo tanto merecían saber que había echo: "nada interesante, solo conocí al dueño de la casa y terminó pareciendome una persona no tan buena" pensé. Aunque de cierto modo, también había sido amable conmigo al llevarme a casa.
Dispersé mis pensamientos y las mire. Todas tenían los ojos muy abiertos, esperando que hablase.
-Esta bien, les contaré sobre mi emocionante noche- dije pronunciando con sarcasmo las tres ultimas palabras y mis ojos en blanco acompañando la oración. Al decir esto, sus rostros reflejaron satisfacción.
Cuando terminé de relatarles todo lo ocurrido no podían ocultar sus caras de emoción a excepción de Alissa. Ella lucía preocupada, tal vez porque, a diferencia de nosotras, no pasaba por alto los detalles y más cuando se trataba de una persona con, bueno, esa fama que lo perseguía. No era alguien extremadamente bueno, pero tampoco alguien malo.
Charlotte feliz, comenzó a hablar con una sonrisa enorme dibujada en su delicado rostro.
-Es evidente que estaba seduciéndote, ¿no?- Alzó una ceja y lanzó un gritito entusiasmado, luego nos miró a todas en busca de una asentimiento.
Yo, como respuesta, lance una carcajada.
-No seas tonta Charlotte, no es nada, el es la ultima persona con la que hubiera deseado cruzarme.
Alissa, que se había mantenido distante, habló.
-Chicas, tal vez sea sexy pero no es lo mejor para Blair. El no es bueno para nadie, ya lo saben.
Sus palabras cayeron como una cubeta de hielo.
-Si, tienes razón Ali- razonó Barbara.
Todas concordamos con lo mismo.
Luego de eso, retomamos el tema sobre la fiesta.
Cada una contó su historia: Charlotte había pasado toda la noche con August, su novio tan querido novio. Sophie y Alissa habían estado con dos chicos que quisieron bajar a la playa para hacer una fogata mientras que Amber y Barbara se habían encontrado mientras bailaban y habían pasado la noche cerca del pequeño escenario.
Aunque hubiera dormido una buena parte de la fiesta (y en casa también) bostezaba de cansancio y las chicas también. Les pregunté si querían dormir aquí, pero prefirieron ir cada una para su casa, aunque prometieron que en la mañana volverían para ir a la playa. 

Una a una las fui despidiendo en la puerta de casa y no me retiré del portico hasta que vi sus autos desaparecer en la esquina. De brazos cruzados y con una sonrisita en mi rostro entre a casa. Al rato, mi celular comenzó a sonar, yo estaba en mi habitación probándome ropa y la tiraba sobre la cama a medida que posaba con ella en frente del espejo. Abajo de la pequeña montaña de prendas que había echo, estaba mi celular. 
En la pantalla leí rápidamente que era mi mamá y atendí. 
-Hola cielo- dijo mi madre con una dulce voz. 
-Hola ma, los extraño mucho. 
-Nosotros a ti mi amor, aunque por suerte volveremos el Martes y ya estaremos todos reunidos. - hizo una pausa y la escuche murmurar y luego retomar la llamada con una risa- tu padre es un idiota, ¿Lo sabes, no? Dice que te ama mucho y otras cosas que debo reservarme de decir. 
Yo sonreí pensando en ellos y con voz divertida le contesté supe que era un idiota desde que nací. Aunque no era cierto, mi padre era de las personas más brillantes que conocía y admiraba la fuerza que ambos tenían para no volverse locos con su trabajo, los negocios y yo sabía que, aunque les fuese excelentemente bien no era de lo que merecían vivir. Ellos eran además de mentes brillantes, excelentes artistas y nunca los podría ver tan felices que cuando pintaban. A la mente se me vino un día que siempre recordaré. El Sol inundaba cada rincón de la habitación de mi casa que mis padres utilizaban para pintar, solían decirle la fábrica de inspiración, allí colgaban de las paredes blancas cada una de sus pinturas, estaban todos los materiales que utlilizaban para realizarlas y su tamaño era gigantesco. Estaba en la planta baja de casa y su pared ventana daba a la hermosa playa de East Wood. No había forma de no encontrar inspiración en aquel lugar. 
Yo estaba acostada en el piso con mis pequeñas manos en el mentón y observaba a mi muy concentrada madre pintar. Su rostro estaba relajado y tenía una sonrisa dibujada en el. Era hermoso, un momento realmente hermoso. Y no entendía porque había optado por no vivir del arte, de lo que realmente le hacía feliz y ella amaba así que no hice más que preguntarle. Luego de mi pregunta, ella dejó lo que ocupaban sus manos a un lado y me miró curiosa, luego, sin hablar, me entregó su mano y yo le dí la mía. Me dirigió hacía una de las dos puertas que habían en la habitación que daba directo a la playa. Caminamos hasta la orilla aún tomadas de las manos y mojamos nuestros píes en el agua. Yo aún esperaba la respuesta así que la mire buscando cual era la intención de todo aquello, ella se agachó y me miro directamente a los ojos. 
-Quiero que sepas hija, que no hay nada pero nada en el mundo que me haga más feliz que tu hermano y tú, verlos crecer y darles lo mejor es lo que hace que esta sonrisa se dibuje en mi rostro y tu padre y yo tomamos las decisiones que tomamos para que así sea. Yo estoy absolutamente feliz con mi vida y no tienes que preocuparte por ella, solo quiero que seas feliz como yo lo soy teniendote a ti. 
Yo no pude hacer más que abrazarla y sonreír. La abrace muy fuerte, ella se merecía todos mis abrazos. Ella y papá, quien justo en ese momento llegaba con mi hermano en brazos y se unía a nuestro abrazo. Y comprendí que ellos eran lo único que precisaba para estar completa, para que mi alma fuese feliz. 

Luego de charlar entretenidamente con ellos por un largo rato, decidí seguir con lo que estaba haciendo, probandome ropa y posando en frente del espejo como si fuese una modelo de pasarela. 
Aquella noche, el recuerdo aún seguía vivo en mi mente y lo repetía una y otra vez. Los extrañaba y añoraba que llegasen a casa. Esa noche, me fui a dormir con una sonrisa en el rostro y un alma completamente feliz. 


MidnightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora