Perspectiva☽

46 3 0
                                    

'Una montaña de un grano de arena', 'el drama de entre los dramas', 'una bola que cada vez se va haciendo más grande'... Estas son las expresiones más adecuadas para describir lo que ocurre cuando se le da demasiada importancia a un asunto que realmente, no merece la pena. Me gusta mucho una historia que he escuchado varias veces y de distintas bocas, y que explica con mayor claridad y evidencia a lo que me quiero referir:

Un profesor llevó un bote de cristal vacío a su clase. Se lo enseñó a sus alumnos y metió unas pelotas de golf hasta que tocaron el borde del recipiente. Entonces preguntó: '¿Está lleno?'. Los jóvenes respondieron que sí con total certeza. Al escuchar la respuesta, el profesor cogió una pequeña bolsa que llevaba con grava y echó su contenido en el tarro. Como aún había huecos entre las pelotas, la grava cupo sin problema. Formuló, pues, la misma pregunta: '¿Está lleno?'. La respuesta fue nuevamente afirmativa, por lo que el hombre repitió el proceso con arena y por último, con agua. Ambas tuvieron espacio.

¿Qué quiero decir con esto? Como bien me explicaron en su momento, siempre hemos de anteponer las cosas de mayor valor en la vida, como en este caso, las pelotas de golf, ya que si hubiésemos metido antes la grava (es decir, aspectos de menor importancia), no habrían cabido los objetos más grandes.

Hay sitio para todo; el hombre ha sido dotado de una capacidad impresionante, pero hemos de tener en cuenta que en este caso, el orden de los factores sí que altera el producto. Reitero pues, como he hecho en mis relatos más recientes, que les damos demasiadas vueltas a las cosas cuando en realidad tenemos un hueco reservado para cada ocupación. No el mismo para todos, cómo no, pero existe.

Y es que es tan simple como eso de 'importancia a lo importante'.

Ahora bien, todos lo que el profesor quería tuvo un hueco en el bote; tanto las cosas grandes como las pequeñas. Por lo tanto, aunque cada una tiene un valor especial y una función diferente, todas hubieron de estar dentro.

Muchas veces vemos una gran masa, pero hacemos la vista gorda a las cosas pequeñas, cuando no debería de ser así. ¿Por qué? Bueno, si están allí, será por algo. No hay más, todo tiene una misión asignada, por muy pequeña que sea. Nosotros, también. Somos, como decía la madre Teresa de Calcuta, como una gota de agua en medio del océano. Sin esa gota, el mar sigue siendo mar, pero sin ella. No será igual que antes.

Con todo esto, quiero decir que se puede volar por encima de todo y ver las cosas desde perspectivas diferentes, pero al final, lo único que te hace salir adelante es observar, reflexionar y actuar. Las situaciones vienen dadas tal cual, por mucho que nos limitemos a pensar en cómo quitarles peso de encima, lo que nos hace libres es afrontarlas, no mirar atrás y avanzar. Sea como sea, pero tirar para delante, sin hacernos líos en la cabeza y con las ideas claras.

Bomba de RelojeríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora