La triste realidad

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Kirishima se sentía abatido como había pasado de tener una hermosa vida, a estar prácticamente 24 horas en el hospital, acaso la vida quería castigarlo, acaso no podía tener la familia feliz que siempre había querido, el no sabía como ni porque, pero su pequeña Hiyori estaba muriendo y no sabía que era lo que la tenia tan enferma, al principio era fiebre una cada una o dos semanas, pero después vinieron los desmayos y ahora, su niña no podía ni siquiera comer por sí sola, como todo podía arruinarse en dos meses, el único consuelo era Yokozawa a su lado, pero estaba igualmente preocupado por su adorado, pues con 7 meses de embarazo debería estar pasando por tal angustia. Porque simplemente no podía sentirse completamente feliz por la llegada de su hijo cuando su vida se sentía opacada por lo que parecía la inminente muerte de su hija.

Suspiro, vio la hora en el reloj de pared la 10 p.m.; tendría que ir por Yokozawa, esto no era bueno para su estado

Camino fría y lentamente hasta la blanca y siniestra habitación en la que se encontraba su hija. Abrió un poco la puerta y hay estaban

Mami perdón – decía la pequeña bajito, pues la mascarilla de oxígeno le dificultaba hablar

Porque lo lamentas hermosa – dijo Yokozawa quien estaba sentado junto a ella en la cama

Yo... hacerte llorar... - eso le rompió el corazón a zen, viendo como su peli negro se mordia los labios para contener el doloroso sollozo

No... mi niña – una traicionera lagrima escurrió por las mejillas de Takafumi y la suave mano de Hiyo la limpio, Yokozawa tomo la mano era tan pequeña, sus deditos parecían de porcelana por lo pálido que estaban, y esa odiosa aguja que hacían moretones, en la canalización.

No es tu culpa si, veras que pronto te recuperaras – beso la pequeña mano y podrás jugar y consentir a Haruka

La niña sonrio cansada, mientras ponía la mano sobre el vientre hinchado de Yokozawa, sintió las pequeñas patadas de su hermanito, sus ojos se cerraron y durmió plácidamente, haciendo que el corazón de Takafumi se acongojara, Zen entro rápidamente y abrazo a su amado, el no quería tampoco que su hija pereciera

Zen por favor- mientras se apretaba al pecho del mas lato- no quiero perder otro hijo, dime que va a estar bien

Zen no podía decir nada, el tampoco quería perder a su hija pero como iba a decirle que no iba a pasar, si los médicos no encontraban una solución razonable para dicha situación

Te lo prometo mi amor – beso la frente de Yokozawa, en verdad esperaba un milagro, porque de no ser así, no estaba seguro como podrían continuar con sus vidas.

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Iokawa sabia que era su oportunidad, tal vez nunca más podría tenerla de nuevo, en el último mes se había comportado complaciente, como si estuviera de parte de él, y ahora se había creado la oportunidad perfecta de escapar.

Habia preparado todo desde la cena, hasta el vino, los abrazos, los besos, entregarse a el, tomo para tener a un Yasuda completamente doblegado por el cansancio y los somníferos que le hizo tomar.

Camino hasta la cama y lo vio dormir, se sentía como si un puñal fuera clavado en su pecho, se acercó mas y beso sus labios – Te amo y perdóname – susurro – busco el celular de mayor y marco a la policía

Todo se había terminado

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Como que no sabe lo que tiene, que otros exámenes hacen falta – dijo Zen molesto

Lo sentimos señor, ya investigados todas y cada una de las enfermedades posibles, según sus síntomas, pero no podemos dar con el motivo – dijo el medico

Zen se sentía con rabia, la madre de Hiyo estaba muerta – sus ojos se llenaron de lágrimas que no podía dejar caer, el debía ser fuerte – suspiro – debía tratar por su hija y su adorado

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La mañana ya se asomaba por las ventanas del cuarto de Hiyori, cada dia era más incómodo dormir en esa silla de habitación, sobo su vientre ese bebe estaba pateando muy fuerte el dia de hoy, aunque también era obvio después de pasar tanto tiempo en el hospital, decidió levantarse y buscar algo que desayunar seguro Zen estaba afuera fumando o algo, no importaba aprovecharía para platicar con el y estirar un poco las piernas.

Salió de la habitación de Hiyori, camino por el pasillo Divisando a Zen a lo largo que hablaba con un doctor, por su cara no parecía nada bueno, su pequeño aprovecho para patearle los riñones – solo un respiro profundo, si que era fuerte

Yokozawa Takafumi – un chico de anteojo y rubio lo llamo

Si

Yo no se como decirle esto, mi nombre es Iokawa, y pues talvez debería sentarse para escuchar el resto – dijo el chico

Yokozawa estaba confundido – Cualquier cosa que deba decirme dígala ahora, no es un buen momento y no quiero juegos

Iokawa entendía, lo podía ver en lo ojeroso ojos del hombre, respiro profundo – Mi madre atendió el parto donde nació su hija hace once años

No – asustado – Tuve un niño así que debe estar equivocado- Escuchar sobre su bebe le jugaba una mala pasada en estos momentos

Por favor escúcheme- serio – si fue una niña, mi madre falleció hace unos meses, ella me dejo encargado de que lo buscara y de que sea cual fuera su decisión le digiera la verdad

Verdad cual verdad- temblando mientras veía como Zen caminaba hacia el

Usted tuvo un niña, no un varón, ella fue llevaba por la familia del padre de la bebe, y según entiendo su apellido es Kirishima

No había una forma de describir el rostro de Yokozawa, ese hombre acaso habia dicho Kirishima, eso quería decir que Zen si sabia que estaba embarazado, el había sido tan buen actor y trato de hacerlo creer que no lo recordaba, solo para tenerlo de nuevo en su cama.... Hiyo... Hiyori era su hija era su niña. No. Sentía que todo le daba vueltas y de repente sintió como agua escurría por sus piernas


Te ame antes de saber que eras tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora