El saber que iba a convertirse en padre llenó a Alessandro de dos sentimientos por completo contradictorios.
Por una parte se sintió lleno de alegría, pues jamás hubiese creído posible que alguna vez llegaría a tener un hijo. Sin embargo, también le angustiaba saber que el simple hecho de que fuera su hijo, el simple hecho de ser uno más de los Hawthorne, condenaba al bebé al mismo tipo de vida que él había llevado.
Habían vuelto a Norteamérica. Después de la cacería pasearon por las calles de Florida, a donde habían vuelto sin planearlo; simplemente tomaron una dirección cualquiera y esa dirección los llevó hacia allá. Al igual que siempre, se encontraron una o dos veces con algunos Collingwood, pero por fortuna nuestro no pasó de un hombro dislocado y un buen susto para todos.
Rebecca ya tenía varios meses de embarazo, así que ya era notorio en su vientre. Llevaba una mano sobre el pequeño abultamiento y la otra enredada en el brazo de su esposo mientras caminaban.
Alessandro la mantenía cerca de sí, dejado que su mirada vagara por la calle, manteniéndose siempre atento a lo que los rodeaba, queriendo asegurarse de que nadie los seguía.
Fue por eso que, al final de la calle por la que caminaban, logró divisa a dos de los Collingwood cuyos nombres desconocía. No se habían fijado en ellos aún, por lo que le dio un leve apretón al brazo de Rebecca, haciéndole notar su descubrimiento.
Ella se detuvo y ambos dieron media vuelta para salir de ahí lo más pronto posible.
Tomaron otra calle perpendicular a la anterior. Sin dejar de caminar, ambos miraron atrás, tratando de averiguar si los habían seguido, pero ese momento de distracción no les permitió ver que estaban a punto de estrellarse contra otro vampiro que estaba justo delante de ellos.
Él vampiro rubio debía ser alguno transformado muy recientemente, pues no hizo ningún ruido y cometió la equivocación de querer atrapar a un vampiro mucho más viejo y experimentado que él por sí solo.
Alessandro notó que era apenas un poco más fuerte, pero eso fue suficiente como para que el vampiro lo lanzara varios metros hacia atrás con un golpe. La pelea se desarrolló en completo silencio y eso terminó de delatarlo como un novato, pues jamás avisó a sus compañeros de que los Hawthorne estaban ahí. Sin embargo, Alex tomó ventaja de eso y tampoco hizo ruido.
El vampiro lo empujó atrás al mismo tiempo que él empujaba a Rebecca, pensando en ella y en el bebé, tratando de alejarlos.
Alex se estrelló de espaldas contra una pared y cayó al suelo medio aturdido, pues algún ladrillo flojo de alguna parte más arriba de la pared se soltó le cayó justo sobre la cabeza, haciéndolo ver estrellitas.
El vampiro se acercó a él para atacarlo nuevamente, pero entonces Rebecca se movió a sus espaldas, llamando su atención.
Al reparar en ella, el vampiro se giró para atacarla, pero Rebecca fue más rápida y logró quitárselo de encima varias veces, hasta que él la tomó por sorpresa, empujándola con fuerza contra la otra pared. Alessandro escuchó el chasquido antes de que ella gruñera de dolor.
Estaba segura de que se había dislocado el hombro, pero eso no era lo que le preocupaba en ese momento.
Sentía que el bebé pateaba varias veces, como reprendiéndole por el brusco movimiento, así que puso una mano sobre su estómago, intentando tranquilizarlo. Presentía que el bebé podía darse cuenta de que algo andaba mal, pues notaba cómo se removía inquieto.
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El último Hawthorne: Sol de Mediodía
VampirosMi nombre es Alessandro Hawthorne. Soy un vampiro. Y soy un fugitivo. Si me atrapan, me matarán. Primera parte de la bilogía "El último Hawthorne" Finalista en los Wattys 2017 Ganadora en la categoría de "M...