"¿Quienes son? ¿Qué es lo que quieren?" Jeonghan miró a los cuatro fornidos hombres rodeándolo con los músculos y bíceps a punto de estallar en sus apretadas camisetas.
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Había sido un inquieto y aburrido día en Pledis. Jeonghan dejó escapar un suave suspiro cuando oyó la campana indicando el inicio de la jornada escolar. Nunca se había sentido de esta manera, deseando que acabaran rápido las clases. Era como si la escuela hubiera perdido su toque, o más bien a una persona especial con el nombre de Jisoo. Fue hasta que sonó nuevamente la campana de salida que Jeonghan sonrió para sus adentros. El martes ya estaba pasando. Jeonghan realmente deseaba poder tener el poder de controlar el tiempo, hacerlo avanzar rápido hasta el miércoles, cuando por fin vería a Jisoo.
Caminaba a casa, ignorando a su alrededor, fundido en sus propios pensamientos. Reflexionaba sobre lo que Wonwoo le había dicho, de confesar sus sentimientos por Jisoo.
'¿Debería confesarme? ¿Qué pasará si no le gusto? ¿Cómo es posible? Es un ser celestial, mientras que yo soy nadie' pensaba.
Jeonghan tropezó con alguien. Sin levantar la mirada, murmuró una disculpa antes de intentar avanzar. Pero la persona seguía bloqueando su paso. Trató de pasar por al lado, pero fue bloqueado por otra persona. "Discúlpeme" Habló de nuevo, pero la persona no se movió. Jeonghan levantó la mirada y pudo ver que estaba acorralado por cuatro adolescentes bestiales y corpulentos de aspecto amenazador.
Trato de retroceder, pero tropezó con el chico de atrás. Trato de caminar a su derecha, pero fue interceptado y bloqueado por otro hombre fornido con ojos pequeños.
Molesto, Jeonghan se volvió frente al hombre que tenía frente suyo. "¿Qué quieres?"
Aquel hombre esbozó una sonrisa espeluznante.
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Jisoo acababa de escoltar a un alma al otro lado, cuando sintió un repentino malestar.
"Jeonghan..."
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"Si quieres dinero, ¡tómalo y déjame en paz!" Habló Jeonghan mientras sacaba todo el dinero que llevaba consigo para dárselo al chico frente suyo.
El hombre tomó el dinero con una sonrisa malvada en el rostro.
"¿Puedo irme ahora?" preguntó con impaciencia, tratando de alejarse de los cuatro matones.
"No tan rápido, chico. Queremos el dinero, pero también pasar un buen rato contigo" declaró el hombre siniestramente.
"¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieren de mi?" Jeonghan los miró.
"¿No te acuerdas de mí? Estoy tan afligido" habló con sorna. "Nos conocimos ayer, y también te dije que te volvería a ver" gruñó.
Los demás cómplices rieron amenazadoramente.
"¡Tú!" Exclamó Jeonghan recordando lo que había pasado el día anterior. "¿Qué quieres de mi?"
"Ya que por ser entrometido e interrumpir nuestra diversión con ese chico de ayer, lo correcto es que pagues como se debe a mí y mis compañeros"
Jeonghan se burló.
"Esto es absurdo"
El hombre agarró a Jeonghan por el cuello, sacó una navaja de su bolsillo y la blandió delante de su víctima.
"No me intimidas con eso. No tengo miedo. Si quieres matarme, adelante" desafíó Jeonghan.
"¿Por qué querríamos hacer eso? ¡No sería divertido!" hizo una pequeña seña a sus compañeros, ellos agarraron a Jeonghan por los brazos y se lo llevaron.
