Finalmente... por siempre.
Jisoo entró a una sala privada. En la cama yacía un anciano que acababa de morir momentos antes.
Sus familiares -hijos y nietos- estaban reunidos en torno a su cama, llorando por el hombre.
Jisoo fue al lado de la cama del difunto, se inclinó hacia adelante y tocó suavemente su hombro mientras susurraba: "Es hora de irnos. Despierta y sígueme."
El alma del hombre surgió del cuerpo sin vida sonriendo, Jisoo le tendió la mano al hombre y éste lo tomó con gratitud.
"Has hecho un buen trabajo con tu vida", comentó Jisoo. "Has sido un director de cine aclamado, un exitoso hombre de negocios, filántropo generoso; un buen esposo, gran padre y abuelo de niños."
"Eso es porque alguien me dijo que tenía que hacer que cada día y cada momento de mi vida contara, que tenía que vivir mi vida al máximo", dijo el hombre.
"Me alegro de que hayas recordado esas palabras", dijo Jisoo sonriendo.
"Nunca me olvidé de ellas. Se grabaron en mi memoria desde hace 60 años cuando un acontecimiento cambió mi vida."
Mientras caminaban, los rasgos del anciano empezaron a cambiar. Sus arrugas y las líneas marcadas de su rostro comenzaron a recuperar su juventud y elasticidad. Su espalda encorvada comenzó a enderezarse, la piel arrugada y pecosa comenzó a recuperar su textura suave y blanca.
"Jisoo, ¿por qué tardaste tanto? Realmente te extrañé. He estado esperando por 60 años", dijo el hombre quejándose.
Jisoo pellizcó ligeramente la nariz de Jeonghan y sonrió, "¿Qué hay de mí?
Te he estado esperando desde hace 85 años, es más tiempo, pero al final, valió la pena."Se detuvieron y compartieron un apasionado y profundo beso, con sus lenguas en juego.
Finalmente Jisoo rompió el beso. "Tenemos toda la eternidad para estar juntos. Vamos, es hora de que nos vayamos a casa."
"¿Tienes una casa para nosotros?", preguntó Jeonghan con una mirada sorprendida.
"Nos ha estado esperando todo este tiempo. Y nuestros amigos están esperando por ti."
Jeonghan asintió. "Jisoo, te amo."
"También te amo, Hannie."
Jisoo lo agarró del brazo y con sus manos entrelazadas continuaron su camino hacia la nada.
FIN.