Capítulo 12

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Ella era tan...odiosa, fué la mejor amiga de mi madre durante toda su existencia, síempre actuaba como si quisiera lo mejor para mi familia, y aunque todos se lo creyeron yo no, lo cual me ocasión muchas peleas con mi familia y amenazas de parte de ella, al no darle importancia solo provocaba más y más problemas, pero esos tiempos terminaron; cuando mi madre murio, cuando todos decidieron abandonarme.

En fin Misaki era algo alta, le calculaba que media 1.70 tenía cabello castaño, siempre usaba mini faldas, en resumen tenía un típico trastorno de parecer una secretaria y por lo visto este día no era la excepción

-Hay.. Hola Angie me sorprende verte aqui, acaso has estado viviendo sola en esta gigantesca casa?- Su rostro parecía
bastante sorprendido, pero si ella no sabía que yo he estado viviendo aqui, entonces porque estaba en esta casa?, a que habia venido?.

-Pues lamento estropear tu plan de sacar toda las cosas de esta casa, pero aún vivo aquí, en todo caso, no tengo tiempo para tí, te recomiendo que...- le sonreí con hipocresía, no deseaba verla, tampoco que estuviera en mi casa por mucho tiempo, pero no me dio la oportunidad de terminar mi oración pues entro empujando la puerta aumentando mi odio hacia ella y las ganas de enterrarle un precioso cuchillo en su estómago..

-Pero Angie, dime como le has hecho para estar aqui viviendo sola, de donde has conseguido dinero y todo eso?, no me digas que le has robado a alguien, eso me destrozaria el corazón- intentó mostrar un poco de importancia hacia mi, pero solo era mentira, mientras ella caminaba alrededor de la mesa del comedor, me miraba en cada palabra que decía, poniéndole su toque de hipocresía.

Las cosas habían cambiado, mi corazón latía rápido y me dí cuenta que el cuchillo que tanto deseaba encargarle estaba tan en la sala, tan cerca de mi jugo de esta mañana, mientras ella decia cosas insignificantes me dirigí hasta el, cuando lo agarré lo escondí en la bolsa de la chamarra, ella se acercó a mi, su rostro no aparentaba darse cuenta de lo que planeaba hacer.

-en fin Angie, eres una buena persona, en realidad creí que habias muerto o te habias ido, pero me he dado cuenta que no, creo que es mejor que me vaya de aqui, tu presencia me da un poco de...- se acercó más a mi hasta quedar tan cerca, ella pasó su mano por mi cabeza intentando darme un poco de afecto pero eso no era verdad, sabia que yo no le agradaba pero odiaba que apesar de que supiera que lo sé, se empeñaba, en fingir, eso solo aumentaba mi ira, mi deseo de matarla.

Sin pensar en lo que podria pasar despues de mis actos, quité su mano de mi cabeza, luego, con mi mano izquierda saqué el cuchillo de la bolsa donde antes de que se diera cuenta ya se lo habia encajado en mi estomago, sus ojos estan muy abiertos, se habia vuelto más palida de lo que ya era, su fuerza poco a poco se desvanecia, su cuerpo hiba perdiendo vida, empuje si cuerpo hacia el piso, mientras me ponia encima de ella para seguir encajandole el cuchillo.
Deje escapar una risa de psicópata, (en verdad me había vuelto loca),disfrutaba este momento, ver como la vida de la persona que tanto detestaba acababa gracias a mi, la ira,la desesperación,cada sentimiento hacía ella me provoca fuerzas para continuar encajando el cuchillo en su estómago...

-Te odio!!, te ODIO,muere... - el solo hecho de verla morir me llenaba de un sentímiento indescriptible, era como desear algo, estaba más que cansada, pero todo valia la pena. Para cuando me di cuenta, Misaki estaba más que muerta, todo el pasillo que dividía el comedor y la sala, estaba lleno de su asquerosa sangre, al igual que las puntas de mi pelo, mi rostro...toda mi ropa. Ese maldito color carmesí solo me hacía recordar a mi hermano, a mi padre...

Me levanté de ella, acto seguido fui a darme una larga ducha, tal vez asi lograría sacar ese horrible y adorable color de todo mi ser..

****
Ahora debía pensar bien lo que haria, tenía un cuerpo en mi casa, su sangre debía limpiarla antes de que deje huella en todo el piso, la realidad había vuelto, debia tener cuidado, no podía permitir que alguien se diera cuenta de lo que acababa de hacer.

En la mesa al lado de mi cama, tenía la pequeña libreta, que mi madre me habia obsequiado, la había ignorado por mucho tiempo pero al fin le daría un uso, la abrí y pasé la hoja donde mi madre me había escrito algo, tome el lapicero que estaba cerca y sentada en mi cama comencé a escribir:

8 de noviembre...

He matado a Misaki,su cuerpo lo enterraré en el patio, sus cosas aún no se que hacerles, debo buscar a mi hermano, debo volver a sentir aquel bello sentimiento...

-Angie-

Después de ese día todo era normal, por las mañanas arreglaba todo, pocas veces salía, en las noches solo me quedaba bajo la luz de la luna hasta que llegára el amanecer,asi como mi Hermano había aparecido también se había esfumado, cada vez más esa casa consumía la poca vida que me quedaba, ¿acaso todavia quedaba un motivo por el cuál seguir?

Noche tras noche, lágrimas tras lágrimas, mañana tras mañana recorriendo las calles en busca de algo que me guiara a donde estaba mi hermano pero nada, la ilusión, las fuerzas se habian desvaneciendo para cuando llegó año nuevo.

Era al fin 31 de diciembre la fecha que muchas personas esperan pero yo no, sólo estaba en cama como síempre, viendo la luna y el montonal de luces que había en cada casa vecina...

-¿Porqué?, ¿Porqué?... - La nostalgia comenzaba a hacerse presente cada vez más, recuerdos de la infancia con mi hermano, salidas con mi familia, momentos felices que jamás regresarian, todo atacaba mi mente, fotos de esos momentos y pequeñas oraciones era lo único que me acompañaba en esta última noche...

Aunque el regresara ahora las cosas no serían igual, desde que lo vi todo fué distinto, puedo sospechar que me ha gustado como se ha vuelto, incluso me atrae un poco pero porque?, si es mi hermano...

Un ruido a lo lejos se oyó pero no tenia ganas de ir a investigar que era, simplemente lo ignoré y seguí con mis pensamientos..

-Hermano tú... Me gustas...-apenas se había oido un pequeño susurro mio diciendole esas palabras al viendo, una simple oración que jamás podria llegar a decirle a John, al menos me tranquiliza el saber que pude decirle esto a la luna.

El silencio había regresado, la luna seguía brillando, el tiempo no había parado, nada era distinto ahora que había confesado mi cariño hacía el, todo era exactamente igual pero algo en mi interior me tranquilizaba por.un momento

-Hermana, como...puede ser posible eso?- otro susurro se oyó desapareciendo el silencio que me acompañaba en esta fria noche, pero esta vez no era mio, era la voz de mi hermano tal vez ya comenzaba a delirar, me levante de la cama y observé hacía la puerta, había una sombra en el contorno de la puerta, en realidad el estaba allí, había regresado, mi corazón se volvió loco al solo darse cuenta de su presencia, pero... Acaso el había oido lo que dije?

Eterno dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora