Chico lindo, Chica linda

Una no muy buena primera impresión

Mi nombre es Lee Eun Min, tengo 18 años, estaba estudiando en USA desde los 14 pero ya extrañaba mi país y a mi padre así que decidí regresar y cursar mi último año de preparatoria aquí. Toda la vida he vivido con mi papá desde que mi mamá nos abandonó para irse con un tipo rico, yo tenía 7 años cuando eso, jamás la perdonaré, pero ahora mi padre está saliendo con una mujer desde hace 7 meses y al fin la conoceré.

-¡¡¡Papá!!!-fui corriendo hacia él y lo abracé fuertemente

-¡¡Mi princesa!!

- Oye, sabes que no me gusta que me digas así.

- Oh lo siento, Eun-Min – Se me olvidaba decirles, no soy una chica muy femenina, llevo cabello corto y visto con ropa de chico, no sé, nunca me he sentido cómoda como una chica, tal vez sea por no tener a un modelo femenino a seguir, y que mi papá me llame "Princesa" realmente no me gusta, me hace sentir como niña.

En el camino del aeropuerto a la casa estuve todo el tiempo mirando por la ventana del auto las calles de mi hermoso Seúl que ya extrañaba, sí, había venido un par de veces en las vacaciones pero ya había pasado mucho tiempo de eso y ahora estaría aquí para quedarme.

-Mañana por la noche iremos a cenar, quiero presentarte a alguien- dijo mi papá.

-Mmm ¿quién será? – dije con tono sarcástico.

-Mmm no sé ¿quién podrá ser? – dijo mi padre de la misma forma, jajaja realmente extrañaba sus cosas.

Al llegar a casa fui corriendo a mi cuarto y me lancé en mi cama en dónde por causa del cansancio me quede rendida.

Abrí los ojos, y por el olor que sentía sabia que ya era de mañana y mi padre estaba haciendo el desayuno.

-Buenos días mi prin... Eun Min, dije Eun Min- dijo este al ver que lo fulminaba con la mirada.

- Ah, cuidadito pues

- ¿Por qué no me dejas decirte así? cuando estabas pequeña no te molestaba.

-Eso mismo, cuando estaba pequeña, ya estoy grande y no me gusta, además podrás decirle así a tu novia.

- No es lo mismo, ella no es mi princesa... es mi reina

-¡¡¡OYE!!! - exclamé

-Jajajaja viste, te pusiste celosa, ya, vamos a desayunar – aish ese papá mío sabe molestarme, y por eso lo amo.

Al terminar de desayunar salí a dar una vuelta al parque al que solía ir todos los fines de semana con mi padre. Hacía un perfecto clima de verano, los arboles estaban frondosos, los pájaros cantaban, todo era calma. Me senté en un banco y cerré los ojos sintiendo la fresca brisa en mi cara... ¡¡¡AUCH!!! Sentí algo pesado golpeando mi cara, abrí los ojos y vi en el suelo un balón de basket, lo tomé y miré a los lados para encontrar quien había sido el idiota que lo lanzó.

-Oye tú, chico- escuché una voz que se dirigía hacia a mí, me di vuelta y vi a un chico todo sudado con rasgos muy finos.

-¿Fuiste tú el que lanzó la pelota? – pregunté.

-Sí ¿por qué?

-¿Por qué? Me dio en toda la cara ¿que no ves?

-Ah sí, por cierto te sangra la nariz – toque mi nariz y efectivamente estaba botando sangre – ya dame la pelota.

-Discúlpate y te la daré

- Por qué habría de hacerlo, no tengo la culpa de que tu cara estuviera atravesada en el camino.