Capítulo 1:
Narnia, nuestra antigua Narnia, no era la misma en la que había nacido y en la que crecí. Injustamente el mal cayó en forma de mujer. Muchos de los que vivían antes en libertad, se vieron obligados a proteger a sus familias ocultándose o simplemente, ser los soplones de Jadis.
El eterno invierno cubría todo con un gran manto de nieve, las ramas de los árboles eran varas de hielo, el lago una plataforma maciza y la cascada un gran bloque que impedía el paso del agua.
Los que prefirieron serles fiel a Narnia, eran cada vez menos y mi trabajo era encontrarlos y convencerlos de que tengan paciencia, la esperanza estaba cerca lo presentía en mi interior.
Otro día en mi ardua búsqueda en algún fiel seguidor que aún tenga esa pequeña llama de esperanza por Aslan, por mi padre.
Evitar a los lobos, no era fácil, pero tampoco imposible de realizar. La bruja blanca, no dejaba ni un rincón sin que una patrulla de esos animales no revisase en busca de traidores o de algún indefenso narniano.
Debido a la espesura de la nieve tuve de desmontar y seguir con el viaje a pie. Me había alejado bastante del último lugar en el que estuve, esos malditos lobos, otra vez me obligaron a escapar, estaba harta de hacerlo, tan solo quería que la profecía se cumpliera y que de una vez por todas el verano llegue y decirle adiós al invierno.
Los pasos de Angus, mi caballo, era totalmente silenciosos, las ramas se desprendían con facilidad de mi capa escarlata. La fina brisa invernal, despeinaba las negras crines de Angus. Mi cabello, se mantenía bajo la capucha de mi capa, si quería cumplir con mi tarea, no debía dejarme ver por nada ni nadie. Todo estaba prácticamente tranquilo. Un repentino ruido me puso alerta, mi mano viajaba por mi cinturón, preparada para desenvainar mi espada si fuese necesario. Por todos mis alrededores los arbustos y las pequeñas ramas, se quebraban.
-Lady Alanys, es un placer volver a verla.-saludo una fina voz entre los árboles. De la espesura, salió una gran águila.
-Se rumorea que Aslan está cerca, mi lady.-tome las riendas de Angus, y me acerque para escuchar.
-¿Aslan? ¿Dónde?-estaba emocionada, después de largos años, volvería a ver a mi padre.
- Está haciendo su camino hacia el norte de la Mesa de Piedra, ordeno a los mensajeros que buscaran aliados. Él está deseoso de volver a verla, mi Lady.-contesto
-Esto es mejor de lo que esperaba, tal vez pronto el invierno se acabe y volvamos a sentir la hierba, el sonido del agua corriendo por la cascada y podrás volver a cazar peces.-la gran ave, batió sus alas con alegría.
-Es realmente emocionante, ¿A usted escuchado acerca de la aparición de una niña humana?-preguntó, asomándose al borde de la rama en donde estaba parada.
-¿Niña? ¿Humana? Esto cada vez mejora más. Primero la noticia de mi padre, ahora esto, sin duda pronto tendremos que despedirnos de Jadis.-
-Mi Lady, debo irme, espero verla pronto entre nuestras tropas. Su padre, traerá a los hijos de Adam y a las hijas de Eva, para que todos podamos volver a vivir como antes.
-No te retengo más, cuanto más narnianos estén avisados, mejor.-ambos nos despedimos, las grandes alas del águila, tomaron la primera ráfaga de viento y emprendió de nuevo vuelo.
Angus, me golpeo el hombro con suavidad llamando mi atención.
-Así es, muchacho, pronto seremos libres.-volví a montar y me asegure de estar solos, para cuando golpee con suavidad uno de los costados de mi caballo.
Amaba la sensación de sentir el viento sobre mi rostro, estaba anocheciendo y los lobos no tardarían en salir a buscarme de nuevo, lo que me obligaba a buscar nuevamente un lugar donde acampar y mantenerme lejos de su alcance.
A unos pocos kilómetros encontré un lugar los bastante espacioso como para que Angus también descanse.
Las llamas eran bajas, perfectas como para que nadie las vea de lejos, mi fiel compañero descansaba en el interior de la caverna, mientras yo miraba atentamente el fuego. Como cada noche, miraba las estrellas e intentaba recordar cómo era yo antes de convertirme en una guerrera. A los 6 años vi morir a mi madre y mi padre se encargo de hacerme fuerte y me enseño todas las cosas que sé acerca de cómo cuidarme en el exterior.
Si se vio a una humana, es decir que pronto llegaran más y Narnia se salvara del reinado de Jadis, La Bruja Blanca.
Pequeña, indefensa, huérfana de madre, esa era yo. Tan solo contaba con mi padre, él era el encargado de cuidarme y mostrarme el verdadero camino hacia un mundo mejor.
-Mi querida Alanys, a veces en la vida, llegan momentos en los que debemos madurar mucho antes de lo previsto. Lo de tú madre, fue una terrible perdida no solo para ti, sino que para mí también. Debes entender que pronto entraras en una edad en la que muchos problemas caerán sobre tus hombros y necesitaras todo el apoyo que puedas conseguir para ablandar la carga, hija mía.-decía el Gran Aslan, cada vez que se despedía de mí en las noches.
-Eres el calco de tú madre, tan idéntica a ella.- con su gran pata, corría los rizos que caían sobre mi rostro, mientras se acercaba para recibir sus típicos abrazos nocturnos.
A medida que fui creciendo, fui perfeccionando mis destrezas con espadas y flechas, era conocida como la "Esperanza de Narnia", todos los habitantes me decían que yo los salvaría y que todo será mejor en un no muy lejano futuro.
-Lany, luz de mis ojos, mapa de mi vida, estoy demasiado orgullosa de ti. Jamás permitas que te pasen por encima, se fuerte, tú madre te ama.-recordaba esas palabras perfectamente
-Solo dos hijos y dos hijas, lograran ayudarnos. Ya apareció una, solo faltan tres.-
ESTÁS LEYENDO
Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero
FantasyMitad humana y mitad ninfa, Alanys, la joven hija del Gran León, estará sola durante más de un siglo, deberá hallar la forma de mantener a los futuros reyes de Narnia, a salvo del perverso poder de Jadis, la Bruja Blanca. Sola desde que tiene 11 año...