Capitulo 4

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Capítulo 4:

Después de entregarles los regalos a los futuros reyes de Narnia, volví a retomar el camino hacía el campamento, debía contarle todo a mi padre.

Seguía pensando en donde estaría el cuarto de los reyes.

Faltaba poco para llegar y calculaba que sería para la hora del almuerzo, y así lo hice.

Desprendí la silla de montar y permití que Angus descansara un poco, después de todo se lo merecía.

Me desate las cintas que sujetaba mi capa, pasar del frío al calor no era bueno. Todos los narnianos, me sonreían a medida que avanzaba por el campamento. Al fin ingrese a la tienda en donde se encontraba Aslan.

Mi padre se detuvo frente a mí, mirándome.

-¿Y bien?- pregunto. No sabía cómo decirle las cosas sin que se enojase.

-Están bien.- fue la primera respuesta que se me vino a la cabeza.

-¿Solo bien?-respire hondo y continúe.

-Están bien... solo tres.-él dejo de mover su cola y volvió a mirarme.

-¿Tres? ¿Y dónde está el otro?-

-Por lo que he escuchado antes de llegar aquí, fue que el cuarto tuvo un encuentro con Jadis, y ella comenzó a llenarle la cabeza de falsos sueños.-mi padre chasqueo la lengua para luego negar con la cabeza.

-Lo has hecho bien, hija mía. Con el tiempo nos encargaremos de averiguar todo ¿Están con los castores?-asentí lentamente.

-Los tres están seguro y protegido. Recibieron los regalos y creo que están listos.-

-Bien, tu trabajo por ahora está completo. Tienes la tarde libre, yo te avisare si te necesito de nuevo, Lany.-yo asentí, mientras me despedía de él.

Pase por uno de los puestos donde entregaban comida y tome un poco. Estaba demasiado cansada y necesitaba dormir un poco. Busque el lugar más apartado al campamento. Sentía que la felicidad dentro de poco explotaría en mí, todo era como yo soñaba de niña, el regreso de mi padre, los monarcas estaban cerca y por sobre todo, Jadis, desaparecería dejando en libertad a todo mi pueblo.

Durante toda la tarde, estuve mirando los campos que ya estaban recuperando su color y la primavera se sentía cada vez más cerca. Cerraba los ojos, dejando que mis rizos volasen con el suave viento.

-¿Ocurre algo, padre?-pregunté con los ojos cerrados, al sentir su presencia.

- Quiero que vayas a ver dónde están.-abrí los ojos, encontrándome con una mirada preocupada de su parte.

-¿Estas preocupado cierto?- coloque una de mis manos sobre su melena acariciándolo.

-Quiero saber que tan cerca están. La bruja, sabe que están aquí, y me gustaría que estén ya aquí.-asentí, pero tenía una pregunta en mente.

-¿Crees que él le haya contado?-

-Posiblemente, no estoy seguro.-baje la mirada, me retaba a mí misma por no haber estado más alerta con ese delicado asunto.

Baje la colina mientras tomaba la silla de Angus y mi capa.

-Volveremos a ver los reyes, muchacho.-le susurre, mientras montaba y ambos partíamos del campamento.

La última vez que lo habíamos visto estaban cerca del río, apostaba cualquier cosa que aún estaban rondando esa zona.

Me di cuenta de que el invierno estaba desapareciendo y los grandes bloques de tapaban el río y la cascada, dentro de poco serían nada más y nada menos que agua y los que pasasen ahora por ese lugar, corrían peligro.

Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el roperoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora