Capítulo 6:
Habíamos logrado escapar del campamento de Jadis, el alba se alzaba por el horizonte. Dejamos muy por detrás a algunos guerreros que nos perseguían.
-Mis hermanos... ¿Cómo están?-me preguntó Edmund, a medida que nos acercábamos al nuestro campamento.
-Ahora estarán mejor, sabiendo que volverás a estar con ellos.-él levantó la vista, mientras yo le sonreía, dejándolo más tranquilo.
El ambiente volvía a ser como antes, el verde ocupaba cada centímetro del valle, el cielo aún estaba rosa por la aparición, el aire hacía despeinar las crines de Angus, haciendo que suavemente golpeasen el rostro de Edmundo.
-No falta mucho, alteza.-anuncie.
Aún seguía manteniendo la misma cantidad de combatientes con los que había salido, algunos miraban a Edmund con desconfianza por su traición.
-¿Estás segura de que querrán tener a un traidor como rey?-su pregunta me sorprendió un poco.
-No debes fiarte de eso, Jadis, se jacta con seducir a sus víctimas prometiéndoles cosas que jamás tendrán, pero ella obtiene lo que quiere y en este caso quería matarlos a los cuatro.-sentí como se estremeció un poco.
-Pero debe quedarse tranquilo, mi rey, ahora usted está en donde debe estar. Aslan, mi padre, se encargara de usted.- sabía que se sentía con culpa, pero él no había hecho nada.
Al fin llegamos al campamento, había pocos narnianos levantados, era la ocasión perfecta para que mi padre y Edmund, hablasen tranquilos. Ayude al joven rey a bajar de Angus, y lo conduje a la colina en la que siempre, Aslan, meditaba.
-Padre.-lo llame suavemente.
-Lo logramos, logramos salvarlo.-mi padre fue dándose vuelta quedando frente a nosotros.
-Bienvenido Edmund, hijo de Adam.-hice una breve reverencia y me retire del lugar para dejarlos conversar a solas.
Ingrese en mi tienda, estaba demasiado cansada y desde anoche que sentía una punzada en el lado izquierdo de mi cadera. Lo último que recordaba, había sido sentir el frío metal de una flecha rozando contra mí en un intento de proteger a Edmund. Me despoje de mi capa y pude notar que mi vestido tenía una gran mancha de sangre. Lentamente fui sacándome la ropa para cambiarla por algo más cómodo para ese momento.
Al salir, lo primero que sentí sobre mis ojos fueron los rayos del sol, el cielo ya estaba bastante más claro que antes y el campamento ya un poco más movilizado.
-Alanys.- la suave voz de mi padre, me llamaba desde la colina.
-Su alteza.- salude a Edmund, quien me dedico una débil y tímida sonrisa.
-Edmund, ella es Esperanza de Narnia, mi hija. Ella fue la que te liberó.- dijo Aslan. - Si necesitas, ella estará allí.- él asintió con la cabeza en acuerdo.
-Hemos perdido a otro aliado, la bruja está acampando al norte de la Mesa de Piedra. Edmund oyó que tienen previsto reunir a los minotauros en las montañas. Esto puede cambiar algunos planes.-solté un suspiro, nuestro ejercitó era demasiado reducido al lado del de Jadis.
-Era algo de esperarse, ella les ofrecerá cosas haciendo que caigan en su juego.-contesté con un desdén de tristeza.
-¡EDMUND!- grito una voz emocionada. Di la vuelta, encontrándome con Lucy que estaba más abajo, las manos de Peter estaban sobre sus hombros deteniéndola, Susan a su lado. Todos los miraban.
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Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero
FantasyMitad humana y mitad ninfa, Alanys, la joven hija del Gran León, estará sola durante más de un siglo, deberá hallar la forma de mantener a los futuros reyes de Narnia, a salvo del perverso poder de Jadis, la Bruja Blanca. Sola desde que tiene 11 año...