Capítulo 2:
Mientras amanecía tuve que arroparme con mi gruesa capa, como almohada tenía un tronco y estaba demasiado cansada. Finos copos de nieve caían sobre mi rostro, el hocico de Angus, olfateaba mi rostro.
-Ahora no, muchacho.-le di la espalda y seguí durmiendo. De nuevo mi corcel, insistió pero está vez comenzó a tironear de mi cabello. Sabía que no se iba a dar por vencido, por lo que decidí levantarme.
Aún faltaba para ver los techos rojos del campamento de Aslan. Volví a colocarme la capa sobre mis hombros y monté en Angus.
Ambos estábamos cansados, mi vestido tenía manchas oscuras. Hicimos varias pausas para descansar y seguíamos buscando aliados, hasta ahora no habíamos encontrado nada.
Cuando volvimos con nuestro camino, el aire se tornó un poco más cálido, la nieve comenzaba a ser menos gruesa, las copas de los árboles volvían a tener esas manchas verdes tan típicas, la hierba era más fresca y ya se asomaban pimpollos de nuevas flores.
-Ya estamos cerca, Angus. La primavera había llegado con Aslan, y pronto se extendería por toda Narnia.-golpee suavemente las costillas de mi caballo y avanzamos a más velocidad.
La capucha de mi capa se desprendió dejando que una gran masa de cabello rojizo volase por el aire, al igual que las crines de Angus. Felices relinches provenían de él, ambos estábamos felices.
-Ya falta poco, muchacho.-nunca me había sentido tan viva como lo estaba ahora.
Nos detuvimos repentinamente en la cima de una gran colina. A lo lejos se veía el campamento, carpas de colores brillantes, rojo, azul y oro. No sabía cómo reaccionaría al ver de nuevo a mi padre, pero ya tendría tiempo para pensarlo.
Desmonté y los dos comenzamos a caminar sobre los verdes campos narnianos. La cola de Angus, se movía con gracia y elegancia. Él ya sabía cómo comportarse al estar enfrente de los habitantes de narnianos. Estaba orgullosa de mi corcel, había aprendido cada una de las cosas que le enseñe durante años.
Llegamos a la entrada del campamento, diferentes animales, se abrieron paso ante nosotros, la brisa del amanecer se colaba entre mi pelo. Centauro, minotauros, leopardos, caballos, grifos, distintos tipos de animales nos miraban en silencio. Algunos sonreían y hacían una breve reverencia ante nosotros. Me alegraba que aún me reconocieran como alguien en quien pudieran confiar.
Ya faltaba poco para acércame a la gran carpa que se elevaba al final del campamento. Detuve a Angus y tome con fuerza sus riendas, debía admitir que estaba nerviosa. La tienda poseía los colores escarlata y dorado con una gran bandera con la imagen de un león flameando a los costados.
Cuando una de las solapas se abrió, una suave brisa primaveral me invadió corriendo con elegancia mi cabello. No recordaba la última vez que había visto al Gran Aslan, al Rey de Narnia a mi Padre.
Un gran león, de melena oscura, ojos ámbar y de gran tamaño, salió de a paso elegante mirándome a los ojos. Angus daba pequeños saltitos de alegría mientras relinchaba.
-Lady Alanys.- saludo inclinando su cabeza en respecto. - Bienvenidos de nuevo.-
Los habitantes estallaron en ovaciones ante mi presencia. Habían pasado años desde la última vez en que había estado presente ante mi pueblo.
Solté las riendas y comencé a correr hacía él, deje de lado mis modales y me lancé a su espesa melena. Él me recibió con los brazos abiertos.
-Sabía que volverías, te he extrañado todo este tiempo.- susurre enterrando mi rostro en su dorada melena.
-Hija mía, has cambiado demasiado, dejaste de ser aquella niña que recordaba y ahora estás hecha una mujer, estoy realmente orgullosa de ti. Tú madre también lo estaría en este momento.-con su pata me abrazó.
-Y tú también Angus.- mi fiel compañero volvió a relinchar alzándose en sus patas traseras.
-¡La Esperanza de Narnia, ha vuelto!-todos los narnianos, comenzaron a vitorear mi llegada
Luego de dejar a Angus, al cuidado de dos faunos. Mi padre, me acompaño hasta la que sería mi tienda. Al entrar había varios vestidos de telas narnianos, eran perfectos para el cambio de clima.
Elegí un hermoso vestido verde oscuro con bordes en dorados y dos cintas que rodeaban mi cintura. Mi cabello estaba un poco más ordenado de antes terminado en un moño celeste. Aún mantenía mi cinturón, el cual poseía mi espada y una pequeña daga.
El clima había cambiado mucho, caminaba lentamente por el campo, me dirigía hacía una colina para contemplar como la antigua Narnia estaba volviendo a ser la misma. A lo lejos brillada Cair Paravel en el sol de la tarde. Mientras me sentaba en la hierba, pensaba en aquella niña que había aparecido. Quería que los cuatro estuviesen presentes en este momento.
-La espera será corta, hija mía.- respondió una voz profunda detrás de mí, gire mi cabeza y me encontré con Aslan.
-¿Por qué esperar tanto?- murmure. -Debemos actuar rápido, Narnia debe ser libre de nuevo. No podemos estar por siempre sometidos al crudo invierno.-
-Paciencia, hija mía- suspiro Aslan - No puedo decir cuándo. Pero estoy casi seguro de que ahora los niños están en Narnia ¿Tú has oído de ellos?-
-Solo de uno, una niña.- asintió con la cabeza.
-Hay más- me dijo Aslan.-El poder de la bruja se está desvaneciendo, la primavera está empezando a extenderse-
-¿Dónde sigue habiendo invierno aun?- pregunte.
-En el Erial del Farol y en todo el bosque- dijo el león - Sé que Papa Noel ha llegado al reino, en busca de los regalos. Quiero que vayas con él.-
-¿Para qué?- sonreí ligeramente.
-Hable con él hace unos días. Le dije que la Esperanza de Narnia volvía. Y quiere que estés con él para cuando encuentre a los niños.-sonreí con más ganas.
-Por supuesto que iré.- abracé a mi padre para luego levantarme.
-Quiero que me...-
-Te informare acerca de la posición de los niños.-besé su melena y comencé a volver a mi tienda.
-Ten cuidado hija. La bruja siempre está vigilando. Ella sabe que he regresado y que los niños y niñas están aquí. Debes ir con cuidado.-me dijo antes de que me aleje.
Tome mi capa, mi arco y mi carcaj, para luego ir por Angus y colocarle la silla de montar.
-Prepárate, amigo, pronto veremos a los salvadores de Narnia.-
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Las Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero
FantasyMitad humana y mitad ninfa, Alanys, la joven hija del Gran León, estará sola durante más de un siglo, deberá hallar la forma de mantener a los futuros reyes de Narnia, a salvo del perverso poder de Jadis, la Bruja Blanca. Sola desde que tiene 11 año...