56.

231 17 1
                                    

¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que cada vez que miráis a alguien os sentís pequeñitos, pero sabéis que esa otra persona siente lo mismo?
Puede que sea la única, o puede que no.
La conexión que se crea con la sola presencia de nuestros cuerpos da miedo; tan fuerte y frágil al mismo tiempo. Pareciera que si alguien pasase entre los dos, nos arrastraría con él por no querer romper algo tan bonito.
Ha pasado un año desde que esta extraña atracción se creó. Al principio me lo tomé un poco a broma, pero supe al poco tiempo que no era chanza, y que era tan especial y tan raro lo que me hacía sentir su mirada, que necesitaba escribirlo. Ha sido todo un honor saber que algunas os sentís identificadas, y que habéis dado un paso adelante.
Deberíais saber, lectoras y lectores, que gracias a vosotros he decidido seguir una relación basada en miradas.
Dos pares de ojos marrones concentrándose en sentimientos desprendidos a través de la pupila, no del iris. Y ni de la pupila, cuando le miro no sé a dónde lo estoy haciendo exactamente, pero sé que es una sensación única.
¿Amor? Dejemos el tema del amor a un lado, no creo que lo que sienta hacia él sea más que atracción. ¿Por qué al principio pensaba que era amor? Porqe estaba tan confundida que no sabía ni qué pensar.

Estoy orgullosa de saber que nuestra relación es muy incómoda. Que esté vacía de palabras no ayuda. Pero esa incomodez demuestra que aún nos importamos, aunque sea mínimamente. Sigo mirando hacia el suelo cuando nos cruzamos y él sigue intentando llamar mi atención. ¿Cómo lo puede hacer si no le miro, y si no hablamos? Como dije antes, nuestra sola presencia crea una alerta en nuestro cuerpo, y nunca se equivoca.
¿Quién es S? Su mirada es increíble porque tranmite mil cosas, pero parece que tienen tantas ganas de salir, que se frenan las unas a las otras, se atrancan, y muchas veces es indescifrable.
No sé quién es S.
Puede que sea un misterio imposible de resolver.

Las miradas han creado un mundo alternativo en mi vida, y no me puedo quejar.

Muchísimas gracias,
Os quiere, H. D.

Miradas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora