Oscuridad. Una profunda oscuridad me rodeaba por doquier. Abrí mis ojos pero no veía más que tinieblas. En mi desesperación trataba de ponerme en pie, tras varios intentos fallidos.
—¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?— Fueron algunas de las preguntas que surcaban mi mente. No recordaba absolutamente nada. No tengo noción de cuánto tiempo haya llevado en ese estado de desesperación, ya que a decir verdad, había perdido todo conocimiento de tiempo y espacio. De pronto, comencé a oír voces, pronunciando una sarta de sonidos guturales. Intente pedir ayuda, en vano, pues no había forma de lograr expresar las palabras que estaban en mi mente. No sabía hablar, mi lengua era torpe y tosca, y emitía el mismo sonido grotesco, igual a aquellos que oía.
En ese momento, mis ojos, ahora divisaban sombras errantes. Seguramente fueran de aquellos que hablaban sin lograr entenderse. Me alejé de aquel sitio a rastras, como pude, hundiendo mis uñas entre las grietas de la tierra reseca. Logré con sumo esfuerzo llegar hasta la cumbre de una colina, pero la desesperación me hacía creer que no era lo suficientemente lejos y no estaba a salvo. De un momento a otro, perdí las fuerzas y comencé a rodar colina abajo. Mis huesos parecían romperse, creía que ese era mi final, pero el destino tenía otros planes para conmigo. Finalmente aterrice en un lodazal que amortiguo mi caída.
Permanecí un largo rato, observando la profunda negrura del cielo, adornado por tenues estrellas. Fue entonces cuando noté, un anillo luminoso. Su perímetro parecía arder con la ferocidad de mil fuegos, pero su centro era más sombrío, que la misma infinidad de los cielos.
—¿Qué es eso? — Me pregunté. En aquel mismo instante, oí una voz, de la cual se notaba el poder en sus palabras. Mis piernas se debilitaban gradualmente. Una presencia poderosa estaba delante de mí.
—No temas—me dijo
—¿Q... Qui.. quie...—trataba de hablar pero no lograba hacerlo, ni siquiera podía erguir mi cabeza
—No tienes porque temer—insistió la voz
—¿Quién eres? —logré decir torpemente con palabras que casi estrangularon mi garganta. Aquel no respondió mi pregunta, parecía estar ignorándola
—Ten, toma esto—dijo aquel, mientras extendía sus sombrías manos, que ahora estaban iluminadas por aquello que me estaba otorgando. Era un frasco traslucido, con un líquido azulino, el cual irradiaba una luz destellante al descubrirlo de aquella bolsita de tela arpillera que tenía debajo de su manga.
—¿Qué es eso? —pregunté con gran esfuerzo que casi se lleva mi ultimo aliento
—A su tiempo lo sabras. No es mi deber darte esas explicaciones. Solo fui enviado a entregar estos objetos— me respondió reacio. No pude preguntar nada mas —Ten calma, pronto terminara la oscuridad y sera un nuevo amacer. La luz vencera una vez mas a las tinieblas y las dispersara, como los vientos dispersan las aguas de los mares— agregó.
Aun seguia sin comprender lo que sucedia y lo que aquel sujeto me decia, pero sus palabras resonaban en mi corazón, como si realmente supiera de que se tratara todo esto. Cuando tomé el suficiente coraje para erguir mi cabeza, ya no estaba allí.
—¿Qué es este frasco? —me dije en mi mente mientras lo agitaba, porque aunque seguia intentando, no podia pronunciar ninguna palabra. Ni bien lo agité, una luz potente salió de aquel cristal, el halo de luz se ramifico por el cielo, dibujando la estructura de un arbol con potentes rayos luminosos, que iluminaron la tierra por una fracción de segundos. El resplandor y la potencia fue tal, que hirieron mis ojos. No podía abrirlos, y aunque no lo hiciera, aun seguía viendo el fantasma de aquella luz, dibujada en mis retinas.
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El despertar de los hombres
FantasyEl despertar de los hombres: Trata sobre la precuela de la saga en la que estoy trabajando. En estos breves cuentos se detallaran historias fascinantes, sobre las hazañas de los hombres. La saga del despertar de los hombres, relata el inicio de...