Habían pasado veinte años, desde la aparición de los primeros hombres en el sur extremo, pero tan solo unos dos días de la aquella oscuridad que había cubierto la tierra.
En aquellas regiones el poder del hielo no tenia dominios. Los vientos, eran cálidos y las aguas liquidas, aunque no menos frías.
Igard creía firmemente en las visiones que había tenido, al momento de ser concebido por los dioses. Creía incluso con su propia vida, en la llegada de aquel rey que traería esperanza y prosperidad para la raza de los hombres, "el hijo de la luz" era como lo llamaban al referirse a él.
Ahora, tras años de espera, Igard había cumplido con la misión encomendada por sus creadores, formando un gran ejercito de hombres luchadores. Su clan, era el mas importante de los tres que existían en el sur, contaba aproximadamente con tres mil hombres, mientras que los otros, sumaban esa cifra entre ambos.
Hasta ese entonces no existían mujeres de la misma naturaleza humana a la de los hombres, por lo que muchos se unieron a las hijas de los señores del fuego. Esto se entendía como una alianza, o pacto entre estas dos facciones. Por un lado, los antiguos reyes del fuego, querían volver a la superficie y recuperar algunos de los territorios que los seres de hielo les habían arrebatado, era el momento perfecto de negociar y lograr salir de las cuevas subterráneas a las que fueron desterrados. Por otro lado, los hombres entendían que sin el fuego, no podrían vencer esta guerra.
Las jóvenes doncellas, dieron a luz, a los hijos de los hombres, los mestizos de las llamas, una nueva raza humana híbrida, potentes y poderosos guerreros capaces de manipular el fuego sin quemarse, sus pieles eran capaces de soportar elevadas temperaturas, y hasta algunos, tenían la capacidad de trasmutar su forma física. Prometían una gran incorporación al fuerza del ejercito a futuro, ya que en ese momento eran tan solo varones y mujeres adolescentes, de no mas de diecisiete años.
Kiritye, como de costumbre, se levantaba temprano al amanecer, tomaba su arco y su carcaj e iba junto a su hermano y un grupo de amigos, a cazar alguna presa en los lejanos bosques, una actividad un tanto arriesgada para una joven de su edad, y no contaba con la bendición de su madre. Su padre Igard, por el contrario, creía que era la mejor forma de entrenar a los futuros guerreros, aunque, no los dejaba ir solos, ya que siempre enviaba a unos diez de sus mejores guerreros que acompañaran desde la distancia, sobretodo para proteger a su hija.
Aquella mañana Igard, estaba preparando un fogon para calentar un poco de agua y beber de una infusión de hierbas ígneas (como acostumbraban la mayoria de los hombres por las mañanas), un brebaje heredado de los antiguas tradiciones de los hombres de fuego, que mantenía el ardor corporal incluso en bajisimas temperaturas.
Observó con el rabillo de sus ojos, y vio a su hija saliendo de su tienda de descanso. Ella besó la frente de su madre que estaba en cuclillas escurriendo algunas telas en una cubeta de madera, y tras susurrarle algunas palabras, se dirigia hacia él.
—Tienes esos pelos bastante revueltos hija, incluso mas que de costumbre— inquirió su padre con una sonrisa después que le hubo besado la frente
—Ni lo digas, no tengo tiempo para esas cosas, desde la llegada del eclipse, los bosques están vacíos, ni siquiera una pequeña liebrecilla hemos podido cazar. Como veras el tiempo no se detiene por nosotros, no tengo tiempo de cepillar mis cabellos como las demás mujeres— Su padre sonrío y dijo
—Lo sé hija mía, lo sé. Eres una cazadora maravillosa, pero realmente no es eso lo que quiero para tu futuro, deja esas tareas a tu hermano, sabes que tu madre se preocupa demasiado y constantemente me insiste a que no te deje ir a los bosques.
—Pero pa...— quiso interrumpir a su padre, pero él ignoro aquella interrupción y prosiguió hablándole
—No te molestes conmigo. Pero están ocurriendo cosas extrañas, desde la aparición de la oscuridad hasta hoy
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El despertar de los hombres
FantasyEl despertar de los hombres: Trata sobre la precuela de la saga en la que estoy trabajando. En estos breves cuentos se detallaran historias fascinantes, sobre las hazañas de los hombres. La saga del despertar de los hombres, relata el inicio de...