Capitulo Ocho

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  La habitación era pequeña, a comparación de donde había pasado las últimas semanas, había solo una cama individual, un escritorio bajo una ventana que daba al pasillo, un pequeño baño y un armario pegado a la pared. Los cobertores se encontraban bien doblados sobre la cama.

Zayn puso mi maleta sobre la cama y yo me senté en la silla del escritorio, soltando un suspiro. Ellugar no me agradaba para nada, pero si quería salir de esta situación debía soportarlo.

–No está mal– Murmuré paseando la vista por la recamara.

–No – Musitó él, quien me imitaba.

Nos quedamos en silencio, podía sentir que Zayn no estaba muy cómodo con el lugar. Era obvio que una clínica de rehabilitación no era cómoda para nadie y eso era lo que yo había tratado de evitar, finalmente Zayn me comprendía y notaba que se sentía un poco culpable de llevarme a aquel lugar tan a disgusto.
La directora llegó a la habitación sosteniendo un sobre amarillo en su mano. Había una falsa sonrisa en su cara, podía notar cómo se esforzaba de más para parecer feliz, tal vez deseando estar en otro lugar en ese momento. Zayn se levantó de la cama.

–Señor Malik– Nos llamó – Me alegra informarles que los resultados de los análisis hechos a Michelle dan todos negativos.

Sonreí a medias, Zayn se alegró y fue hasta a mí para darme un cálido abrazo. Antes de entrar a la clínica debía de tener todo un historial médico, y con respecto a mi pasado deberían de hacer todas las pruebas de ITS para descartar cualquiera. Hasta eso, fui lo bastante inteligente para no dejar que ningún hombre me infectara, si es que tenían algo; fui muy cuidadosa con los embarazos.

–De verdad me alegra mucho que estés sana, Michelle– La directora, de quien no recordaba su nombre, y me dio la mano.

Le sonreí.

–Entonces, ¿hoy se empieza? – Preguntó Zayn.

–Así es, y mañana comienza todo. Tendrás terapias grupales e individuales. Te sugiero que asistas a todas, vas a ver que aquí encontrarás mucho apoyo.
Lo más difícil Michelle es aceptar que estas mal, y ya lo has hecho, así que solo hace falta unos cuantos empujones más – Puso una mano en mi hombro mientras me sonreía y entonces me extendió un pequeño libro – Lee esto, son algunas reglas que tienes que recordar.

– ¿Y podre en algún momento visitarla?

–Los jueves son días de visitas – Contestó la mujer.

Eso no me gustaba, estaba acostumbrada a ver a Zayn diario y que de un de repente solo lo pudiera ver una vez a la semana no sabía si me afectaría mucho.

–Los dejaré para que se despidan, con permiso – Y la mujer salió de la habitación.

–Parece un poco hipócrita – Susurré.

Zayn soltó una carcajada con mi comentario.

–Tal vez, pero tiene buenas intenciones – Dijo acercándose un poco más y tomándome la mano– ¿Vas a estar bien?

–No sé, tengo miedo – Hice una mueca.
Entonces el chico me abrazó, pasó sus manos por mi cintura y yo por su espalda, recargué mi cabeza en su pecho escuchando el sonido de su corazón.

–Tienes que echarle ganas, Michelle– Me dijo Zayn en el oído – Yo sé que puedes salir de esta, yo sé que eres fuerte y que puedes hacerlo. Yo estaré apoyándote, estaré contigo siempre.

Aquellas palabras hicieron que mis ojos se humedecieran un poco. No quería dejarlo.

–No quiero fallarte – Le dije.

–No lo harás, si te caes yo estaré para levantarte, si pierdes la fe en ti misma yo te daré esa fuerza que te hace falta para creer en ti solo espero que tú corazón sea lo suficientemente fuerte– Puso sus manos alrededor de mi rostro y me miró fijamente – Que te quede claro eso.

–Te extrañaré - Le dije con un hilo de voz.

–Y yo a ti, bebe – Volvió a envolverme con sus brazos y yo dejé que me estrujara fuertemente – Te quiero mucho, hermosa.

–Y yo a ti – Le dije con una sonrisa.
Por una vez más lo apreté con fuerza, dejando que su olor se quedara impregnado en mi ropa por lo menos por ese día.

Nos separamos, y él con su pulgar limpió una de mis lágrimas.

–Cuídate – Le dije.

–Tú también – Besó mi frente.

Me soltó y miré como se alejaba. Sabía que iba a ser difícil seguir sin él a mi lado, pero haría un esfuerzo.
Me tumbé en la cama y lloré en silencio. Hasta que de mis ojos ya no salían lágrimas. Perdí la noción del tiempo al estar así, mirando al techo, con la vista nublada. La cabeza me dolía y podía sentir mis ojos hinchados. Decidí dejar mi depresión, ya que no me llevaría a ningún lado, con llorar no me sacarían de ahí.

Tomé el pequeño libro que la directora me había dado y comencé a ojearlo. Luego le puse atención a lo que decía. Lo principal era no tener ningún narcótico en mis posesiones, ni nada punzocortante; luego las reglas básicas, horarios de las terapias tanto grupales como individuales, horarios de desayuno, comida y cena, tiempo libre sin salir de la clínica, entre otras cosas.

Entonces comencé a sentir una sensación extraña en mi interior. Respingué y me reincorporé. Llevaba casi veinticuatro horas sin consumir droga, no sé porque no lo supe antes, la ansiedad no iba a tardar en llegar y crecer. Apreté los puños y me hice un ovillo en la cama, tratando de soportar todo lo que se vendría en unos momentos. No había nada con que distraerse en este cuarto, no había nada que llamara mi atención. La hora de la cena ya había pasado y ya no podía salir. Suspiré con miedo. Tenía que ser fuerte y soportarlo.

Los días fueron pasando y la verdad es que estaba viviendo lo peor de toda mi vida. Por las noches la ansiedad crecía a un grado máximo, no me dejaba dormir y tenía tantas ganas de arrancarme la piel y el cabello de la desesperación. Cuando se lo comenté a mi doctor me dijo que era normal que me sintiera así, pero que poco a poco iba a disminuir. Yo no lo sentía así. El doctor me permitió fumar, ya que decía que quitarle a un adicto inesperadamente su droga no era lo mejor y podía causar más daño, paulatinamente tenía que ir reduciendo mi dosis.  


Through The Dark (Zayn Malik) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora