Capitulo Diecinueve

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En menos de lo que pensaba ya me encontraba en un motel, tumbada en la cama y con ese hombre encima de mí. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué lo hice? ¿Por qué no salí adelante? Como alguna vez me lo prometí. Estaba asqueada y no dejaba de pensar que traicionaba de una manera horrible a Zayn, después de que él se había entregado a mí de aquella manera, me había ayudado y me había entregado su amor. El hombre soltó un gemido en mi oído y yo lo único que quería es que acabara lo más pronto posible, ya no lo soportaba. Quería mi dinero e irme.


Quité al hombre de un empujón y yo me senté en la cama, no pude contenerme las lágrimas.

–Dame mi dinero – Le dije mientras me ponía de nuevo mi ropa.

– ¿No quieres quedarte un poco más? – Dijo el hombre lanzándome una sonrisa pícara.

Lo fulminé con la mirada y le extendí mi mano.

–Dámelo, ahora – Le ordené.

–No te pases de lista – La sonrisa había desparecido.

–Quiero irme ya, este lugar me da asco.

–Claro, como si lo que tú haces fuera tan higiénico.
Me acerqué al hombre y le pegue una fuerte cachetada.

– ¡Dame mi dinero! – Le grité y lo jalé del cabello.
Me miró con los ojos inyectados de rabia.

– ¡Toma tu asqueroso dinero! – Me gritó pasándome los billetes – ¡Lárgate!

–Pendejo estas si piensas que me iba a quedar– Lo solté y me di la vuelta para salir de ese lugar.

Sentía una profunda tristeza en mi interior, estaba tan decepcionada de mí, de mis acciones. Pero ya a nadie le importaría eso, ni a Zayn; él viviría su vida con alguna persona que lo merece, no necesitaba a alguien con problemas, como yo. Fui una tonta en pensar que mi vida iba a ser como en las películas, tenía todo un antecedente que nunca me dejarían ser feliz. Todo lo vivido con Zayn había sido demasiado bueno para ser verdad. Mientras caminaba en dirección a donde estaba mi antiguo departamento, no paré de llorar, las lágrimas empapan mi rostro y nublaban mi vista. Nunca antes me había sentido tan triste y desanimada de la vida. Faltaba poco, pronto haría que esa tristeza que sentía se fuera por lo menos por unas horas.

Llegué hasta la puerta vieja y maltratada y la toqué un par de veces. Esperaba que Michael estuviera aun despierto porque si no mis impulsos me llevarían a tumbarle la puta puerta y tomaría la droga. Por suerte para él, se abrió la puerta, mostrándome a un Michael con cara de pocos amigos, pero al reconocerme sonrió de lado.

–Guapa, ¿Qué te trae por acá? Hace tiempo que no te veía – Saludó, tallándose la cara.

–Ahórrate los saludos, a lo que vengo – Le dije fríamente y le extendí el brazo.

– ¿Traes dinero? Porque...

–Si Michael – Lo interrumpí con enfado – Apúrate.

– ¡Que humor!

Él se encogió de hombros y se dio media vuelta para ir por la droga. Cuando volvió extendió su brazo y tomó la mano donde traía el dinero. Con habilidad dejó las bolsitas en mi mano y tomó el dinero.

–Listo... siempre es un placer hacer negocios contigo – Me dijo sonriendo, divertido.

Bufé y me di medía vuelta.

Ya estaba amaneciendo, me sentía muy cansada así que me senté en las escaleras. Necesitaba la droga, así que saqué una de las bolsitas y deposité el polvo blanco en el dorso de mi mano haciendo una pequeña línea. No lo pensé mucho, me acerqué la mano a la nariz e introduje el polvo. Solté un gemido.

Repetí esa acción un par de veces más, hasta cuando creí que era suficiente. La sensación que sentí fue muy buena, tenía mucho tiempo sin sentir algo como eso, podría describirla como una sensación maravillosa. Comencé a reírme, satisfecha. Todo iba a estar bien.

Pude sentir el frio del ambiente en mi cuerpo, la superficie donde me encontraba era plana pero con un olor particular, la luz del día me molestaba en los ojos y la cabeza me dolía. No sabía dónde estaba, ni como había llegado ahí. Me levanté confundida y pasé la mirada tratando de reconocer el lugar. Tenía el aspecto de ser un parque, yo estaba sentada en el suelo. Sobre el pasto, debajo de un árbol grande y frondoso. ¿Cuánto tiempo había estado así? Me toqué los bolsillos del pantalón, no había nada. Froté mis ojos con mis manos y luego pasé mis dedos por mi cabello, desenredándolo. Al cerrar los ojos traté de recordar los acontecimientos de los últimos días, pero mi mente tenía lagunas mentales. Droga, hombres, incluso alcohol, todo eso podía ver en los pocos recuerdos que tenía. Sacudí la cabeza de lado a lado, apartando esos recuerdos.

Me levanté a duras penas del piso, estaba adolorida de todo el cuerpo. Aun llevaba la ropa que usaba cuando me escapé de la clínica, con la blusa rota y los pantalones sucios. Diablos, no sabía que tanto había hecho estando colocada, pero me sentía tan mal. Me tomé mi tiempo para llegar hasta una banca del parque, me recosté ahí y me hizo un ovillo, abrazándome las piernas con fuerza. Me sentía vulnerable. Entonces comencé a llorar, ¿Por qué había dejado que todo eso me pasara? ¿Por qué había vuelto a dañar mi cuerpo? Yo misma podía contéstame esas preguntas, estaba más claro que el agua. Lo había hecho porque solo era una chica estúpida, con problemas muy fuertes; masoquista, depresiva, rebelde y enamorada. No tendría remedio, nunca lo tendría. ¿Cuántas veces había tocada fondo y no aprendía? ¿Cuánto más tenía que soportar para darme cuenta de que lo que hacía no estaba bien? ¿Por qué era tan difícil? Había algo mal en mí, algo que no funcionaba correctamente y ya no podía arreglarlo. De igual forma nadie se preocupaba por mí... Cerré mis ojos y los apreté con fuerza, pero eso no fue suficiente para impedir que llorara.

–Michelle– Escuche que alguien me llamo.

Me estaba volviendo loca, jamás había dejado de extrañarlo, de amarlo; tanto lo deseaba conmigo que podía escuchar su voz en aquel silencio.

– ¡MICHELLE!

–Si amor mío, sígueme hablando, sigue pronunciando mi nombre, quédate conmigo...

–Michelle– Escuché una vez más, pero esta vez más fuerte y más claro. Hasta podría decirse que solo estaba a unos metros de mí.

Abrí los ojos de golpe, y frente a mi visualicé como una mujer de cabello color chocolate se acercaba en mi dirección. Conocía esa figura... Y entonces caí en la cuenta. ¡Macy! Me levanté por la sorpresa que me había causado al verla, y entonces, justo detrás de ella lo vi. Era él, era él, estaba ahí frente a solo unos metros y corría en mi dirección con desesperación.

–Zayn – Murmuré, mis ojos comenzaron a humedecerse de nuevo, me levanté completamente

Zayn llegó hasta a mí y sin vacilar, sin decir nada, me envolvió en sus brazos. Al sentir su cuerpo contra el mío sentí que el mundo volvía a cobrar sentido. Él estaba ahí, me abrazaba, podía sentirlo. Pasé mis brazos por su cuello y hundí mi rostro en su pecho.

– ¡Zayn! – Sollocé.

–Hermosa, ya estoy aquí – Me decía mientras acariciaba con delicadeza mi espalda – Aquí estoy y ya no voy a dejarte – Repetía.


Through The Dark (Zayn Malik) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora