Escapada por la noche

30.5K 2.4K 75
                                    

-¡Puta madre! -mascullé entre dientes.

Valerie también abrió los ojos despertando bruscamente. El estúpido despertador no había funcionado para nada y nosotros habíamos perdido tanto el concepto del tiempo como la batalla contra el sueño.

-Te dije que no debías quedarte -me regañó algo angustiada entre susurros.

Yo estaba más concentrado en los ruidos que venían del piso de abajo y ver cómo diablos escaparía por el balcón. Por suerte había estacionado mi carro lo suficientemente lejos como para que los papás de Valerie no lo hubieran visto al regresar.

-Te dije que nos quedaríamos dormidos -me volvió a reprender, evidentemente cada vez más nerviosa.

Con una seña le dije que se relajara e hiciera silencio. Luego me giré nuevamente hacia mi única posibilidad de huída: bajar por el árbol como ya lo había hecho ella alguna vez hacía tiempo.

-Nos van a matar -chistó.

-No te preocupes, preciosa, ni se van a enterar que me quedé.

-¡Claro que se van a enterar cuando te resbales, rompas algo y haya que llevarte a la clínica!

-En vez de reñirme deberías indicarme cómo huir de aquí -me quejé -¿Dónde miércoles se supone que pise?

-No puedo creer que nos quedáramos dormidos -se lamentó ella.

Yo iba a protestar pidiendo ayuda de nuevo cuando oímos pisadas subiendo la escalera. Nuestra conversación-discusión a susurros se calló bruscamente e intercambiamos una mirada alarmada.

-¡Mierda!

Hice un rápido cálculo y me trepé al balcón sujetándome a la rama más cercana que tenía del árbol. En teoría no debería costarme mucho llegar a pisar la rama de más abajo y luego descender hasta donde el tronco de dividía. En teoría...

-Métete a la cama -le indiqué -No vaya a ser que decidan pasar a revisar.

-No creo que lo hagan, hace muchísimo que no lo hacen, casi desde que tenía ocho -replicó mi novia, pero fue claro que no estaba convencida del todo de lo que decía.

Yo insistí:

-La diferencia es que hoy nos dejaron solos en casa. Anda.

-No te mates -me advirtió señalándome como con severidad antes de correr dentro de su cuarto.

Yo tomé impulso y me pasé al árbol tan torpemente que me golpeé la cabeza, me llené el pelo de hojas y me raspé un brazo. Segundos más tarde oí cómo alguien habría cuidadosamente la puerta del cuarto. Me quedé helado, esforzándome por ocultarme como sea entre las hojas y ramas y hacer el menor ruido posible. Casi ni respiraba. Escuché una conversación entre susurros pero no logré entender palabra alguna. Me alteré de nuevo al oír que las pisadas se acercaban a la puerta del balcón, pero tras un intercambio de palabras más, la persona se alejó. No podía creer que estaba haciendo esto. No era la primera vez que salía medio a huidas, pero la mayoría de veces me importaba muy poco y en más de una ocasión había salido siendo completamente cara de palo por la puerta principal. Claro que en otras también había escapado por una puerta falsa o, lo que había sido lo más usual, al tratarse de un hotel, me había levantado e ido a la hora que me apetecía. Ahora estaba en un árbol, haciendo esfuerzos porque los papás de mi novia no me escuchen salirme de su casa y no nos caiga una reprimenda enorme por no haber hecho caso a sus indicaciones.

-¿Castiel?

Alcé un poco la mirada y vi a Valerie intentando divisarme en el jardín.

-Sigo aquí -le contesté entre susurros.

-¿Dónde? -miró por todos lados sin encontrarme.

De un salto llegué al piso.

-¿Estás bien? -preguntó mi novia.

-Sí, sí. ¿Qué estaban hablando tus papás?

-Por suerte se te ocurrió que entrarían. Mi mamá regañaba a mi papá por desconfiar, aunque fue ella quien medio inspeccionó el cuarto. Y fue él quien casi cierra la puerta del balcón, pero mi mamá le dijo que la dejara abierta porque probablemente yo había hecho eso por calor.

-¿Ya se fueron a dormir?

-Supongo que sí... ¿Seguro que no te has hecho daño?

-Totalmente seguro, angelito... Uno que otro raspón pero nada que valga la pena mencionar, no te preocupes.

-Mándame un mensaje cuando llegues a tu casa, porfa.

Asentí de mala gana. No es que me encantara la idea, pero sabía que era importante para ella.

-Tu mamá no se molestará ¿verdad? -preguntó de pronto inquieta como si la idea se le hubiera ocurrido de la nada.

-No creo... en todo caso le diré que estuve donde Hernán después de estar contigo. No va a haber problemas, tranquila.

-Sabes por dónde salir ¿no?

Intenté controlar una risa.

-Créeme, eso no va a ser ningún problema. Sé hacer eso.

-Me encanta tu modestia -se burló.

-¿Hay algo de mí que no te encante?

-Yo que tú no doy pie a esa conversación -sonrió -no te conviene. ¿Cómo se te ocurren estas cosas a estas horas de la noche y en estos momentos?

-Ni idea... -retrocedí unos pasos como empezando a irme y luego me detuve para añadir -Muchas gracias por todo. Gracias por la escapada más temprano y todo lo demás.

-Gracias a ti -murmuró.

-Trataré de no olvidarme de mandarte el mensaje.

-Por favor. Ahora sí, chau, descansa.

-Hasta luego.

-Me hubiera gustado poder darte un beso de despedida -susurró con dulzura.

-Me hubiera gustado recibirlo... -le respondí con una sonrisa -...pero ni loco me trepo. De seguro que si tiento así la suerte ahí sí que me hago algún enredo y nos meto en problemas.

-Eres imposible -rió un poco. 

-Es un placer serlo, angelito -le guiñé un ojo. 




------

¡Hola! Aquí me tienen de nuevo :D Disculpen que el capítulo sea un poquitín más corto de lo usual, espero que lo hayan disfrutado de todas formas. ¡Cada vez estamos más cerca de Navidad! ¿Están listos para celebrarla? (Y los que no la celebran ¿tienen algún plan especial para ese día o es para ustedes un día más :) )

Aún pienso subir algunos capítulos más y en Navidad subo el regalito especial prometido que espero que quede bien.

Los quiero muchísimo, mil gracias por todos los mensajes tan lindos, los comentarios, todo el apoyo y el cariño. ¡Les mando un besote!


TRBB ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora