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Ahora sí... celos

-¿Se puede saber qué pasó ahora?

Tener a mi mamá cruzada de brazos delante de nosotros, como si fuéramos un par de chiquillos que se han estado peleando era lo último que me faltaba para considerar esa tarde un asco. Lo peor es que me sentía muy tentado a responder "que te explique ella". Me contenté a presionar con más fuerza la bolsa de hielo contra mi frente. Valerie seguía con una expresión impasible.

-¿Quiere saber que pasó? -la vocecilla maliciosa del director sonó a nuestras espaldas.

Valerie y yo nos giramos simultáneamente y lo fulminamos con la mirada. Por un instante tuve unas ganas enormes de olvidarlo todo y besarla ahí mismo. Realmente la adoré por ello.

-La verdad es que quisiera hablar con mi hi... -empezó a decir mi mamá, pero dio igual.

-Casi le desencaja la mandíbula a un chico -me acusó muy ufano.

-¡No sea exagerado! -exclamé poniéndome de pie de un salto.

Todos giraron a mirarme. Un poco de mala gana me volví a sentar.

-Fue solo un golpecito -mascullé entre dientes.

No sé bien qué dijo el director porque lo único que supe con certeza fue que hizo que me hirviera la sangre. Su comentario fue algo así como "Jovencita, debería usted dejar a este problema -con el perdón de su mamá aquí presente- y escoger acompañar al otro muchacho". Hubiera saltado ahí mismo y probablemente conseguido mi expulsión inmediata de no ser porque sentí al instante la mano de Valerie sobre mi brazo. Sabía que estaba disgustada conmigo, pero seguía a mi lado. Mis ojos giraron hacia ella y la vi mirar molesta al director antes de voltear, levantar la bolsa de hielo y decir con cierta dureza pero aún así con cariño:

-Déjame echarle un vistazo a eso.

-Pe... pero -mi mamá balbuceó -Mire cómo está mi hijo -se quejó con el director -No puede echarle la culpa, lo han dejado herido también.

Cerré los ojos pensando en la metida de pata de mi mamá.

-¿Se lo digo yo o se lo dice usted? -me preguntó muy ufano y burlón el gordinflón.

Le lancé otra mirada furibunda antes de mascullar de mala gana:

-El moretón me lo hizo Hernán.

-¿Cómo?

-Digamos -la voz del director sonó hasta cantarina de puro placer mientras me acusaba -que el amigo de su hijo tuvo bastantes dificultades para separarlo del otro chico.

-Hernán me chocó la cabeza contra una pared de casualidad -apresuré la historia.

-¿Dónde está? -inquirió mi mamá.

-En su casa... -dije rápidamente -...me imagino.

Claro que no estaba en su casa, estaba terminando de aclararle un par de puntos a ese tipejo, pero no pensaba comentarle eso a nadie.

-Teniendo en cuenta que ni tenía puesto el uniforme del colegio, ni fue un alumno de acá, ni terminó en la clínica ni nada ¿Tiene motivos para hacer tanto escándalo? -lancé la pregunta haciéndome el inocente.

La indignación del director fue espectacular.

-Yo me encargo de cuadrar a mi hijo -se le adelantó mi mamá antes de que pudiera emitir palabra alguna -¿Va a darle algún castigo?

-Maldita sea, ya veré que hago -gruñó el director -Teniendo en cuenta que es su último año y que el año pasado por algún extraño motivo se ganó el favor del profesorado... quizás no sea tan severo...