-Déjame cargar eso, ma. Dámelo, pesa bastante, yo te ayudo.
-Eres un cielo -me sonrió dándome un beso en la mejilla antes de lanzar una mirada apresurada alrededor -¿Nos falta algo? Esto de que tu hermano nos avise de último minuto me tiene siempre con los pelos de punta.
-¿Aún no te acostumbras? -reí -Estás dejando el postre en la nevera, ma.
-¡Dios mío! ¡Verdad! Media tarde cocinando cosas y ya iba a dejar el favorito de mis bebés.
Hice una mueca al oír ese apodo, pero mi mamá no llegó a notarlo.
-Te apuesto que Valerie le hizo acordar que nos llamara porque sino lo estaría haciendo recién a las doce o algo así.
Podía imaginar a la perfección una llamada de Castiel a media noche diciendo "Feliz Navidad, ma, feliz Navidad, peque... Tenemos aún cena ¿De casualidad no quieren pasarse por acá?"
-Ahora sí... tenemos todo... ¿No?
-Sí. Yo tengo los regalos, no te preocupes.
Tardamos casi cuarenta minutos en llegar al departamento de mi hermano y Val. Nos recibió ella con una sonrisa de oreja a ojera y se apuró en ayudarnos a cargar las cosas. Schatz, pese a estar ya viejo se entusiasmó y correteó dando pequeños brincos alrededor de nuestras piernas.
-¿Cómo están? -nos saludó con una sonrisa -Castiel está arreglando el árbol porque casi lo tira por estar jugando con Schatz. Se suponía que los llamaría con tiempo.
Le sonreí siguiéndola a la cocina.
-A la próxima lo hago yo -se disculpó con una mirada -Estuve atolondrada entre los regalos y las cosas, idas al doctor, veterinario.
Cuando por fin acomodó el postre en su refri y nuestros regalos estuvieron junto a los de ella y Castiel bajo el árbol que por lo visto habían sobrevivido a mi hermano y al hijo de Titán, Valerie soltó un suspiro como recuperando por un instante la calma.
-Ahora sí -nos sonrió de nuevo -¡Me alegro tanto que hayan podido venir!
Mi mamá dio un paso hacia ella y la abrazó de los hombros.
-¿Tus papás no vienen, querida?
-No, mi abuelo está bastante enfermo y viejito y se van a quedar con él en casa. Ya no aguanta tanto trajín. Vamos a ir a almorzar con ellos mañana. Debo controlar a Castiel porque juntos se ponen imposibles y no quiero que se agite.
Las dejé conversando y me fui en busca de mi hermano. Me metí a su cuarto tras dar unos suaves golpes en su puerta. Castiel, que estaba buscando algo en su mesa de noche, levantó la mirada.
-¿A ti no te enseñaron a tocar antes de entrar? -fue lo primero que me dijo.
-Intentaste -le dije en tono burlón, esperé unos momentos y añadí -sí toqué, no debes de haber escuchado.
-Tocaste suave adrede ¿no? -me acusó acertadamente.
Yo me encogí de hombros como quien no quiere otra cosa.
-Lindo saludo -le dije haciendo caso omiso a lo anterior.
-Hola, peque -casi involuntariamente apareció una sonrisa en su rostro, orgullosa.
-Hola, hermano.
Intercambiamos una sonrisa y nos acercamos a darnos un rápido abrazo acompañado de sonoras palmadas en la espalda.
-Deja de crecer, mierda -rió alborotándome el pelo -Da igual, siempre te diré enano.
-Creo que ya me fui adaptando.
ESTÁS LEYENDO
TRBB Extras
Teen FictionEste libro contiene capítulos extra de The Real Bad Boy y la última entrevista. Está totalmente dedicado a los fanáticos y lectores que disfrutaron TRBB y pidieron más :) Simplemente me fue imposible negarme. Los adoro! (Recuerden que siempre pueden...