A vísperas...

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-¿Castiel? -la mamá de Valerie me recibió con sorpresa.

Claramente no esperaba verme ese día ahí. No se suponía que estuviera ese día ahí tampoco. Simplemente no me había resistido.

-¿Puedo pasar? -pregunté aguantando una sonrisa al verla sonrojarse.

-¡Claro! Lo siento mucho, me has cogido totalmente desprevenida. Valerie no me dijo que ibas a venir -me dejó entrar moviéndose a un lado.

-Tampoco se lo dije yo a ella -aclaré.

-Ahorita mismo no vas a poder verla... eh... bueno, se está probando el vestido.

-¿No es un poco tarde para eso? -bromeé.

-Tú sabes cómo es ella, le gusta que todo esté a la perfección.

-Lleva como tres meses a dieta que solo rompió en la cena de ensayo y en la prueba para escoger la comida y la torta. Y en cada ocasión al día siguiente se esforzó el doble en la dieta y en el gimnasio. Si no le queda el vestido es porque está demasiado flaca para las medidas con las que se hizo el vestido.

Su mamá rio divertida.

-Dígale que quiero verla -le pedí.

-Dicen que es de mala suerte -contestó y no supe si bromeaba o no.

-Entonces solo hablaré con ella -repliqué.

Asintiendo, me hizo una seña para que la siguiera y subimos las escaleras hasta la puerta del cuarto de Valerie. No pude evitar pensar que era un poco anticuado lo de no ver a la novia ni al vestido antes del día. Aún así, supongo que en el fondo, pese a la impaciencia que me generaba, me gustaba la idea de la sorpresa de saber recién cómo se veía al día siguiente. Ignorante de los pensamientos en su cabeza su mamá me sonrió y dio unos toques suaves a la puerta. Desde adentro se escuchó la voz de Valerie diciendo que pasara.

-Tengo compañía -respondió su mamá asomándose por una pequeña rendija.

-Pensé que mi papá había salido.

-Me temo que no soy tu papá, angelito.

-¿Castiel?

Pude escuchar que se acercaba rápidamente a la puerta. Su mamá se despidió de mí con cariño antes de volver a bajar.

-¿Qué haces acá?

-Quería visitarte.

-No puedes entrar -me dijo.

-Ya me advirtieron que estás con el vestido. Solo quiero un rato con mi futura esposa.

Una pequeña risita y el conocerla tanto me hizo evidente que estaba sonriendo.

-Repite eso -pidió.

-¿Que ya me advirtieron que estás con el vestido?

-Lo otro.

-¿Que solo quiero un rato contigo?

-Como lo dijiste antes -insistió algo irritada.

-Con mi novia -fingí estar seguro de que esa era la respuesta que buscaba.

-¡Castiel!

-Me encanta cuando me regañas -reí.

-¡Eres imposible!

-Y disfrutaré una vida entera de esto... -seguí.

-Aún puedo cambiar de opinión -sugirió.

-¿A estas alturas?

-Podría...

-Yo me quedo con los tickets y las reservas de la luna de miel -advertí rápidamente.

-¿Ah sí? ¿Y con quién irías a ver?

-Con el enano... No, espera, es muy chiquillo... iría con Hernán.

-¿De luna de miel?

Ambos reímos. Cada uno estaba apoyado a un lado de la puerta.

-Solo quiero un rato con mi futura esposa -susurré finalmente.

-No puedo creer que estemos a punto de casarnos.

-Ya casi.

Valerie sacó una mano. No dudé en tomarla. Con una sonrisa vi que era en la que llevaba el anillo de compromiso. Pasé mi pulgar por el anillo pensando unos instantes en la promesa que significaba y lo que implicaba.

-Tengo una idea -susurró.

Antes de que me diera cuenta, me había soltado y cerraba de nuevo la puerta. Esperé unos instantes antes de que volviera a abrirla muy ligeramente.

-Cierra los ojos -me indicó.

Obedecí al instante. Tomándome de la mano me guió dentro de su cuarto. Podía escuchar el sonido que hacía su falda cuando caminaba a mi alrededor y de vez en cuando me rozaba. Lo siguiente que sentí fue una tela suave que me ponía como venda y anudaba en la parte posterior de mi cabeza.

-¿No confías en mí, angelito?

-¿A estas alturas dudas de mi respuesta? ¿Acaso debería?

-Haces bien en desconfiar -bromeé.

Percibía ques estaba parada delante de mí. Cuando di un paso hacia ella escuché que retrocedía uno, alejándose.

-Solo quiero un beso -le dije.

-¿Uno?

-Cuantos pueda conseguir -confesé.

De pronto sentí cómo rozaba mis labios con los suyos. Eran besos tiernos y se sentían dulces y atrapadores. Estaba completamente hechizado por ella. La sensación era absolutamente adictiva. Necesitaba más, quería más. La quería a ella. Intensifiqué el beso. Eran caricias que se volvían a cada instante más apasionadas. Intenté tomarla de la cintura y acercarla a mí, pero en cuanto puse una mano en su vestido Valerie se apuró a retirarla.

-Si no puedo verte con el vestido... ¿puedo verte sin él? -susurré con una sonrisa burlona sin pensarlo dos veces en cuanto la idea apareció por mi mente.

-Mañana.

-Si me tienes así, te informo que los primeros siete días no saldremos del cuarto. Los siguientes tampoco. Y cuando volvamos, tendremos que estrenar el cuarto del apartamento.

-Suena bastante tentador.

-Y la sala, y la cocina, y el baño, y el recibidor, y la otra sala y...

Valerie rio. Podría apostar que movía su cabeza como desaprobando mis palabras. Aún riendo me empujó con cuidado fuera de su cuarto.

-¿No te gusta mi idea? -pregunté inocentemente.

-Ya veremos.

-¿Vas a considerarlo o ya estás de acuerdo?

-No tienes remedio -protestó divertida.

-Así te encanto.

Ella me dio un beso de despedida.

-¿Hasta mañana, angelito?

-Nos vemos mañana -murmuró y se podía escuchar la felicidad en su tono de voz.

-Nos vemos mañana, mi amor.





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Heeey! Yo sé que varios querían saber más sobre la boda así que me he acercado un poquito! Tengo que confesar que yo también moría por escribir más.
He estado muy desaparecida ahora último así que quiero reactivarme totalmente estas vacaciones!

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(Voy a sacar casi todos los capítulos de TRBB en estos días :( )

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2017 ⏰

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