CAPITULO 7

34 1 0
                                    



¿Alguna vez han sentido que quieren desaparecer? ¿Alguna vez les ha embargado ese sentimiento de querer escapar muy lejos sin un rumbo fijo, sin mirar atrás? Pues esas dos cosas se han instalado en mi mente mientras estoy dentro de esta fría tina tratando de ahogar todos esos pensamientos, desearía huir, pero aunque corra muy lejos y desee escapar el pasado siempre te perseguirá y más  uno del cual desconoces.

He estado asimilando las palabras escritas en esa carta obviamente iban dirigidas hacia mí ¿Por qué estaba segura? No lo sabía, solo lo presentía además no era coincidencia que llevara mi nombre. Saque mi cabeza llevaba un buen tiempo sumergida en el agua, recordar esas palabras cambiaba mi estado de ánimo estuve alrededor de una hora mirando la carta y repasando con mis dedos cada letra que contenía, no tenía idea quien era su remitente pero al parecer alguien alguna vez me quiso a pesar de no recordar nada, hasta el día de hoy tenia plena seguridad de que nunca había estado en una relación amorosa o de estar enamorada, ahora ya no sé qué creer.

Tenía tantas preguntas y sabía que la única forma de encontrar respuesta era cavar en los más profundo de mi memoria solo había un obstáculo no recordaba nada de mi niñez era como si un hoyo negro hubiera entrado en mi cabeza tragándose todo recuerdo existente.

Cuando percibí que mis manos se estaban arrugando salí de la tina, dicen que el agua ayuda a aclarar la mente pero en mi caso no lo hizo, había organizado cada carta según la fecha allí escrita me propuse a leerla una por una no eran más de quince sobres así que podría terminarlas en una tarde pero en el fondo estaba aterrada no solo por saber quién era el hombre que estaba detrás de aquellas cartas, también tenía el presentimiento de que lo que encontraría allí no sería de mi agrado.

Estaba pasando por distintos cambios no quería apresurarme, leería una por día necesita despejar.

El sonido del timbre me despertó mire el reloj eran las 10:00am me había rendido Salí de mi cama el timbre sonaba de forma desesperada.

-¡Ya voy! – me asome a la mirilla de la puerta era Lu, abrí la puerta.

-¡Vaya! hasta que por fin te dignas abrirme – entro con una bolsa en mano - llevo 15 minutos de pie, ya hasta pensaba en derrumbar la puerta si no me abrías.

Cerré la puerta y la seguí a la cocina - ¿Qué tienes en esa bolsa?

-Se supone que es el desayuno – comenzó a sacar dos cafés y una caja cupcakes – si esta frio tu café, es culpa tuya por hacerme esperar – se encogió de hombros y se sentó en el sofá.

-Bonito lugar, no está nada mal... en fin ¿Cómo has estado solecito? – rodee los ojos Lu y sus extrañas maneras de llamarme.

-Estoy bien, acostumbrándome a mi nueva vida – tome un sorbo de café aún seguía un poco tibio

-Vi a tu hermano cuando fui a visitar a Fer. El muy.... Me reservo la palabra paso junto a nosotros y nos ignoró completamente, lo único que pude percatar es que se acercó a Alessandro y luego se fueron juntos parecía que estaban en una pequeña discusión.

Me entro curiosidad ¿Por qué mi hermano habría ido al hospital? En todo este tiempo que comencé mi residencia él no se había aparecido allí ni un solo día – Tendrán cosas que discutir.

-A por cierto hay que celebrar tu nuevo apartamento así que saldremos esta noche – aplaudió emocionada.

-Lu no es necesario celebrar por esto.

-Shhh calla pequeña ¿Hace cuánto no nos divertimos? - Hace mucho tiempo que no salíamos en plan de divertirnos. – Ves ni siquiera lo recuerdas porque fue hace mucho, vamos Tamy tienes que divertirte y olvidarte de todo lo que ha pasado por favor – me miraba con sus grandes ojos mientras me hacía pucheros, ese era su método para convencer y déjenme decirles que Luisa siempre se salía con la suya.

SanameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora