Inside of the Beast- Harry Styles

"Mejores amigos por siempre"

#Narra (tn)_____

-¿Rojos o verdes?- le pregunté a Edward.

-Rojos, los verdes manchan los dientes- contestó y yo reí-. ¿Sabes? Dudo que tu pasta sea tan buena como dices, los fideos no van ahí.

-Oh, discúlpame Master Chef- me quité el delantal y se lo tendí-. Déjame ver como lo haces tú.

-Bien- él se lo puso y yo me senté en la barra.

-Adelante.

Él empezó haciendo la pasta y cuando dejó los fideos recién hechos en un recipiente, pude notar como sonreía de satisfacción. Cuando sacó los ingredientes para hacer la pasta, el volteó a mirarme.

-¿Qué sucede?- pregunté.

-No hay tomates.

-¿No tienes en tu casa?

-Me temo que no.

-Bueno, iré a comprar- cogí mi bolso.

-Voy contigo.

Ambos salimos del edificio y caminamos hasta el supermercado que quedaba a tan solo un par de calles. Al entrar, Edward fue por los tomates mientras yo aprovechaba con las compras de la semana. Veamos... Necesitaba leche, huevos, mantequilla, también algo de chocolate, yogurt y no haría daño algo de...

-(tn)_____, como que ya vamos más de 20 minutos, ¿no?- Edward puso los tomates en mi carrito-. Los fideos estarán rancios, vamos.

-Que exagerado.

Fuimos a pagar todo y cuando estaba a punto de darle mi tarjeta a la cajera, Edward detuvo mi brazo.

-¿Qué haces?- reí.

-¿Cuánto es?

-Mmm... € 34.50- encogí los hombros

-Pues eso suma €26.95.

-No, señor, está equivocado- habló la cajera.

-¿Puedes verificarlo otra vez?- dijo Edward y la cajera asintió.

-Edward, no puedes ganarla a una comput...

-Oh, sí. Lo lamento, son €26.95- me interrumpió la cajera y mi boca se abrió involuntariamente.

-Ciérrala o te entraran moscas- me susurró Edward en el oído-. Yo pagare.

-Pe...pero, es mi comida, no tienes que pagarlo.

-Lo sé, solo déjame hacerlo- él le dio su tarjeta a la cajera y pagó.

Cuando ya salíamos del supermercado con las bolsas en las manos y al pasar por la puerta principal, una campana sonó.

Todos alrededor aplaudieron, incluso los que trabajaban ahí.

-¿Qué pasa?- pregunté, entonces mire hacia donde todo el mundo señalaba y ambos estábamos bajo nada más y nada menos que muérdago.

-¡Besa a Batman!- chilló una niña que se acercaba corriendo desde el interior del supermercado y Edward rió.

-Siempre me pasa lo mismo...- murmuré y deje las bolsas en el suelo-. Qué vergüenza.

-Gracias, eh- dijo sarcásticamente-. No soy tan malo en esto, ya he besado a otras chicas.

-No lo digo por ti, medio supermercado nos está mirando- suspiré-. Bien... ¿Te quitaras la máscara esta vez?

-No.

-Entonces no puedo besarte.

-No lo hagas.