Peligro

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Llevábamos tiempo caminando, Myles se notaba muy incomodo, al contrario de Afrodita, que caminaba con toda la parsimonia que podría haber en el mundo y con una hermosa sonrisa en su cara. Íbamos de regreso, por el mismo camino dorado que habíamos recorrido para ir hasta el templo, de vez en cuando la diosa se paraba frente a un templo, lo observaba en silencio y seguía caminando, pero nunca demostró una sola señal de que Myles o yo debiéramos parar.

De la nada paramos en un templo, uno de los mas alejados, era grande, de los mas grandes de todo el Olimpo me atrevería a decir, techo y paredes de azul oscuro, pilares negros lo sostenían, decorado con destellos dorados simulando ser algo parecido a las estrellas, y un suelo de color aguamarina con motas doradas, era simplemente hermoso. En el fondo de la sala a la que daba la entrada había un cuadro, era lo único que había en todo el lugar, un cuadro con rayos, fuego, todo cayendo a un oscuro mar, la imagen era imponente, hipnotizante, se me hacia familiar, no sabría decir de donde pero lo era. 

-Bienvenida a casa Thera. - dijo Afrodita - este templo fue construido especialmente para ti, al igual que todos los templos son hechos a la semejanza de sus dueños, menores, mayores, todos los dioses poseen uno, y tu no eres menos, por lo que aquí esta el tuyo.

-Hum, es hermoso, de verdad, es muy hermoso - no tenia palabras para describir la belleza de este templo - pero no puedo aceptarlo.

- ¿Y eso por que? si se puede saber claro esta.

-Preferiría volver a Ogigia, es mi hogar, donde me siento cómoda, donde están mis cosas - baje la mirada a mis pies - ...mi madre.

-Cariño, tu no tienes madre, esa mujer solo fue quien te crió, mas allá de eso no tienes nada que ver con ella, tu solo tienes padre, me corrijo padres.

-¿Disculpe? Hasta donde se, la única persona que estuvo conmigo fue ella, ni usted, ni ninguno de mis queridos tíos o lo que sea que sean ellos, estuvo conmigo en los doce años que llevo de vida. Es prácticamente un insulto a mi vida el que denigre la posición de mi madre. Porque es lo que es, y a usted recién la conozco, por lo que agradecería que no se metiera con ninguno de mis recuerdos o ...

-O ¿que? niña no entiendes nada - el sarcasmo resaltaba en su voz, y en mi crecía la ira - tu no puedes mandarme, no importa quienes sean tus padres - se calmo un poco y luego me dijo - debes aprender que a tus superiores se los respeta, si no nos respetas vas a sufrir las consecuencias y créeme, no es algo lindo de ver.

Me amenazo, esa bruja me amenazo, lo mas probable es que este roja de rabia, necesito descargarme, no puedo quedarme así, la ultima vez termine desmayada a la orilla del mar, mama me dijo que estuve inconsciente por tres días. Busco con la mirada a Myles para decirle que me saque de aquí, pero lo encuentro en la puerta del templo mirando la escena fijamente, detrás de el aparece Poseidon, creo que así era como se llamaba.

-Deja a la pobre niña en paz, si no hace nada, no hay porque hacer de esto algo mas grande.

-Hija tuya debía ser, hija de ustedes tres, como no.

-Por favor, no quieres que esto termine mal, ambos lo sabemos.

Afrodita se puso roja y salio del templo, creía que iba a ser alguien de fiar, después de todo fue quien me saco del aprieto con los dioses, pero al parecer todos son igual de soberbios e idiotas, no voy a sobrevivir aquí.

-Myles, niño entra ya. - en ese momento el chico volvió en si y se dispuso a entrar, pero por alguna razón no pudo, se quedo expectante mirándome - ¿Thera no lo has invitado a entrar? 

-¿Que? Myles, entra ya. ¿Por que te quedas ahí?

-Debes invitar a los dioses menores, a las ninfas, las driadas, todo lo que este por debajo de ti a entrar a tu templo.

De la ira de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora