Los dioses

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Myles me llevaba por todo un sendero de piedra dorada me contaba como es que cada uno de los dioses tenía su propio templo, y que ese mismo era su hogar, que todos tenían personalidades distintas que nunca por lo que más quiera los haga enojar porque la pegaban con todos. En fin me explicó más o menos el sistema de aquí, todo va básicamente de obedece y respeta a los grandes, trata bien a tus iguales y al resto como se te de la gana.

Tardamos poco tiempo en llegar al templo más grande, de un color perla brillante y cegador se imponía por sobretodo el lugar más de doscientos pilares soportaban en lugar, todos de distintos colores en tonos claros y suaves a acorde con el tono blanquecino de las paredes y el techo, imágenes de batallas, dioses y monstruos decoraban el lugar.

-Este es el templo del monte olimpo, aquí se reúnen todos los dioses cuando hay problemas, festivales, sacrificios y demás cosas aburridas a las que no asisto.

-¿Y eso porque? - me intrigaba mucho el porque de todo esto y sobretodo porque estaba acá.

-Llegue hace un par de años, mi madre dice que es poco tiempo y que debo aprender más, protocolo, lenguaje, conducta y más mierdas aburridas.

-¿Mierdas? Es raro que no te de curiosidad estando aquí hace tiempo, entremos.

-No hablas enserio, apenas llegaste y te tienen que citar y como te pillen dentro estas muerta.

-Hey, y que pasa con tu sentido de aventura? Quiero saber que esta pasando dentro.

-No creo que sea buena idea.

-Haz lo que quieras, voy sola. - sólo esperó que esto si funcione y venga conmigo.

-Thera, por favor. - seguí caminando - ya esta bien, vamos.

✴✴✴✴✴✴✴✴✴✴✴✴✴

El salón principal se encontraba  vacío, no había nadie ni nada a excepción de una gran llama contenida, envuelta en láminas de acero que reflejaban el color rojizo del fuego. Era simplemente majestuosa, como si fuese un impulso me iba acercando a ella, quería tocarla, ver si quemaba, saber que es lo que era, porque estaba ahí. Unos brazos se envolvieron en mi cintura, tirando de mi hacia atrás, devolviéndome a la realidad.

-¡¿Estas loca?! - grito/susurro Myles en mi oído - esta prohibido tocar el fuego del olimpo, un paso más y hubieses muerto.

-¿Que? ¿Que es eso?

-Es que estas sorda? - cerro los ojos y suspiro - olvido que eres nueva - dijo mas bien para si mismo - escucha, el fuego del olimpo es una especie de fuego incandescente de miles de años, su llama es conocida mundialmente por ser prácticamente eterna.

-¿Cuantos años tiene?

-Eterna no es precisamente pero si tiene sus buenos cuatro mil años. Es capaz de incendiar cualquier cosa, los mayores incendios de la humanidad fueron provocados por esto.

-Estas de coña.

-Ya quisieras.

Creó que mi cara se debió haber transformado en una mueca extraña porque me mira aguantando la risa, es eso o de verdad esta de coña.

-Bueno, vamos o te vas a seguir riendo de mi?

-Si si, tranquila todo a su tiempo.

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Logramos entrar a un salón repleto de sillas de gran tamaño en forma de circulo, algo parecido a unas plateas eran ocupadas por cien personas, quizá mas, era imposible para mi contarlos ya que mi atención estaba en los doce tronos que ocupaban el centro de la sala uno mas imponente y hermoso que el anterior, de distintos colores, formas y tamaños, unos en especial llamaron mi atención, el primero de un  verde azulado igual que el mar, tallado en algún material duro y tosco, pero de alguna manera cada detalle era fluido y armonioso, simplemente era una obra de arte, al otro lado uno negro, mas negro que la propia noche, parecía hecho de bruma, humo, algo sacado del lugar mas escondido de la tierra, daba miedo el mirarlo, hasta podías creer que  con tocarlo quedarías atrapado en el, imponente era la palabra que mejor lo describía, y el ultimo azul y plateado, chocante a la vista, enorme comparado con los otro once tronos, majestuoso, sacado del cielo mas estrellado y de la noche mas nublada, junto a el una pequeña jaula en forma de cilindro contenía un rayo que no paraba de lanzar haces de luz a su alrededor, hasta parecía enojado, como si tuviese vida propia.

 Estaba tan maravillada con todos los detalles que no me di cuenta que estaba llegando al centro del salón y que ya todos los asientos estaban ocupados, creo que nadie me conocía ya que me miraban cual bicho raro, instintivamente busque a Myles con la mirada, tarde un poco en encontrarlo detrás de los tronos, estaba tan blanco como el papel, quizá todavía mas.

-Niña estúpida e insolente, ¿quien te crees para estar aquí junto a los dioses?, ¿es que tus padres no te han enseñado a respetar a tus superiores?. - un hombre moreno de ojos rojos se levanto de un trono no tan pequeño de color rojo oscuro, no podía contestarle estaba terriblemente asustada - ¿y bien? ¿el kraken te comió la lengua?

-Disculpe señor... - el hombre se irguió mostrando toda su altura, queriendo demostrar que era mas que yo. Era algo muy insultante siendo que había apenas llegado.

-De verdad eres estúpida no niña? Soy Ares, dios de la guerra... - humo negro recorrió hasta llegar detrás de Ares quien ya tiene cara, una sonrisa se filtro por mi cara al darme cuenta quien era ese humo que poco a poco fue formando una sombra y luego un cuerpo

-Es algo que todos sabemos, incluso esta niña a quien has llamado insolente, siéntate de una vez y deja de molestar a tus superiores como bien ya has dicho.

-Hades, disculpas mi señor, no tenia idea de que estaba aquí, ¿conoce a esta niña? - Hades me miro como dándome permiso a presentarme por mi misma.

-Em eh, yo... me llamo Thera, soy la hija de Calipso. Acabo de llegar desde Ogigia.

La sala quedo en silencio, mientras Hades caminaba tranquilo hacia el trono negro. Las puertas se abrieron y entraron otros dos hombres igual de imponentes que el que me defendió.

-Bueno, por las caras de todos veo que las presentaciones ya están hechas. ¿No pierdes el tiempo verdad pequeña? - el hombre de pelo castaño y ojos verdes de revolvió el cabello - disculpa que no me presente, soy Poseidon, mi hermano aquí es Zeus, el es el manda mas del Olimpo pero tu tranquila, no creo que te diga mucho. - dicho esto fueron a sus tronos, Zeus ocupaba el trono del centro, el que era de color azul, a su derecha el trono verde ocupado por Poseidon, y por ultimo a la izquierda estaba Hades en su trono color negro.

Zeus carraspeo su garganta, hasta el momento y prácticamente desde que lo conocí estuvo callado.

-Bien como todos sabrán, por una irresponsabilidad compartida hace doce años mis hermanos aquí presentes y yo desgraciadamente creamos una hija. Thera, bautizada así por Calipso hija de Atlas, esta aquí para enfrentar la decisión que tomemos. - eso definitivamente llamo mi atencion.

-¿Disculpe? ¿Enfrentar que decisión? Hasta donde se estaba tranquila con mi madre en nuestra isla hasta que llegaron ustedes a llevarme, - a este punto la visión se me nublo de lagrimas - la mataron y ahora tengo que "enfrentar una decisión" de la cual no se absolutamente nada, ni siquiera se que hago aquí. - tenia la respiración agitada, seguramente la cara roja de furia, y parpadeaba constante mente para que las lagrimas no cayeran, ciertamente no era una imagen muy bonita. Mire a los dioses que ocupaban sus debidos tronos, algunos me miraban con lastima, odio que me tengan lastima, otros me miraban como si no entendieran porque estoy aquí, lo que me desconcertaba, y otro, Ares, me miraba con repulsión. 

-Pequeña, - una mujer hermosa de cabello rubio, o era medio colorado, no lo se, con sus ojos de un hermoso color gris, dios, no podía seguir describiéndola, solo imaginen a la mujer mas hermosa que puedan y multipliquen eso por, no lo se, mil. Creo que me desvié del tema y se dio cuenta ya que me sonreía, dios que sonrisa tan perfecta - tranquila niña, es normal, es la primera vez que me  ves. Soy Afrodita diosa del amor y la belleza, es un placer a fin conocerte.

-Si me permiten, me gustaría explicarle a Thera el porque de todo esto, tiene solo doce años y es normal que este así después de lo que le hicieron.

Dicho esto tomo mi mano y me llevo fuera del salón, todos los dioses miraban atónitos la escena. Al llegar hasta la puerta vio a Myles.

-Myles, podrías acompañarnos? Creo que Thera va a necesitar un amigo aquí.



De la ira de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora