En la escalinata negra que se encuentra en mi templo veo sentado a Myles, mirando todo lo que pasa delante de el. Buscando cosas, gente, insectos, lo que sea es suficiente para llamar su atención. Por lo menos hasta que me ve, lo veo abrir su boca y ojos a la vez, y cerrar ambos a la vez para sacudir su cabeza y volver a observarme mientras me acerco a el.
-Myles, ¿que haces aquí?
Se pasa la mano por su cabeza y dice - solo, es que, pensé que quizá necesitaras un amigo, eres nueva aquí, y no se... - parecía bastante incomodo.
-¿Que es lo que pasa Myles? - suspira rendido.
-Los dioses mayores me enviaron a buscarte, quieren hablar contigo, explicarte porque te trajeron, porque hicieron todo lo que hicieron contigo.
-No quiero ir, no me tengo ganas de verlos, por lo menos por un par de días.
-El punto es que no tienen un par de días, y tu tampoco. No creo que tengan mas de unas horas, deberías aprovechar que están de buenas ahora antes de que se nieguen a hablarte siquiera.
-¿Cuantas son las posibilidades de que quieran hablar otro día?
-Si es la verdad lo que quieres, creo que son casi nulas, dudo mucho que se tomen el tiempo de hablar contigo cuando tengas ganas, ellos no soportarían un desplante semejante y se negarían.
-De acuerdo, vamos, pero luego quiero que me muestres el lugar, no creo saber volver. - Asiente con una sonrisa y se da vuelta para guiarme.
De nuevo en el imponente templo color perla entramos, esta vez con una invitación por lo que parece.
Las puertas se abrieron revelando aquella flama hipnótica e imponente, Myles tiro de mi brazo a una puerta de hierro a nuestra derecha; esta vez solo tenia cuatro tonos y solo tres de ellos estaban ocupados, Zeus, Poseidon y Atenea aguardaban por nosotros con la mirada fija.-Llegas tarde. - dijo Zeus
-Se supone que ahora debo atenerme a un horario o algo así? Disculpen que todavía no logre entender que rayos hago aquí. - respondí con soberbia y furia, el agarre de Myles se endureció en mi brazo.
-No debes faltarle el respeto a tus superiores niña, tienes suerte de que estemos siendo pacientes contigo. - contesto Atenea con aire imperturbable.
-Simplemente quiero saber que hago aquí.
-Simple, eres peligrosa, y lo seguirás siendo en tanto no aprendas a controlarte, no podemos darnos el lujo de poner en riesgo a todo el Olimpo por una niña.
-Perdón? - no estaba entendiendo nada.
-Todos los dioses y sus descendientes tienen mas poder del que llegan a imaginar, se estima que aprendan a controlarlos de pequeños, lo que obviamente no es tu caso, Myles te ayudara, te entrenara y te enseñara a controlarte.
-De acuerdo?
-Eso es todo retírense.
Myles me guió a la salida, los dioses siguieron su conversación detrás nuestro a la par que las puertas de hierro volvían a cerrarse.
-Asique, que es lo que me vas a enseñar pequeño Myles? - le pregunte cruzándome de brazos
-Si sabes que soy mayor, y mas grande físicamente que tu no?
-Detalles, que es lo que vamos a hacer?
-Por ahora averiguar que es lo que puedes hacer, que clase de control tiene sobre ti, que clase de control tienes sobre el, algo que creas que pueda ayudar?
-No tengo idea de lo que se supone que esperas que te diga.
-Y eso supone un gran y excelente punto de partida.
-Tu sarcasmo querido Myles es por mucho, demasiado frustrante.
-Años de practica.
-De acuerdo, empecemos por el principio, que se supone que hago aquí?
-Bien, tienes 10? 11 años quizá?
-12
-Rayos, enserio? - asentí - como es que a nadie se le ocurrió traerte antes, hay que empezar de cero contigo, y sinceramente no tengo idea de como.
-Explícate mejor niño, sabes que no logro entenderte.
Suspiro y con un gesto resignado se sentó en las escalinatas del templo.
Se supone que cuando naces empiezas a mostrar vestigios de lo que eres, lo que seras, de el potencial que tienes. Durante los primeros años es muy poco lo que se distingue, si eres hija de un dios y de un humano es ahí cuando se vera si eres un ser terrenal y cuan efímero seras, aunque eso no nos importa ahora. Si eres hijo de dioses durante tus primeros años se vera a quien te inclinas, el mas poderoso casi siempre, hay casos contados en los que se heredan las cualidades de ambos padres o ninguna, quienes no consiguen demostrar su valía ante el olimpo terminan desterrados a la tierra, usualmente acaban como entrenadores de los héroes, o gente poderosa. El punto es, que tienes los primeros doce años de tu vida para demostrar que eres un ser divino, no simplemente inmortal. Lo que no entiendo es porque te trajeron justo ahora.
Me senté a su lado, y con las manos sosteniendo mi cara le dije - Si te sirve de consuelo, yo también estoy intentando averiguarlo - me dio una sonrisa ladeada y se puso de pie.
-De acuerdo Thera, es hora de averiguar lo que vales y tienes para demostrar - me tendió su mano y comenzó a alejarnos del lugar.
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De la ira de los dioses
FantasyThera, una niña destinada a no nacer, producto de una pelea de hermanos, un alma salvaje, una diosa por descubrir. La hija bastarda de los tres grandes. "Este es un juego de vida y muerte. Espero que sobrevivas."