Capitulo 3.

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Narra Mariana.

—Yo...no se de que hablas.—dije con dificultad.

—Ajá.—me miro obvia.—Tranquila, no le diré nada a nadie, ni a Ámbar ni a Cameron.

—No me gusta.—intenté sonar más segura que la primera vez.

Negó con una sonrisa en el rostro, luego se despidió con la mano y subió las escaleras que teníamos de frente. Camine a mi siguiente clase que, creo, me tocaba con Ámbar. Llegué y me senté en medio, ni muy en frente, ni muy atrás, esperando a que el aula se llenara y la maestra llegara.

[***]

—¡Vendrás a mi casa hoy!—exigió Peyton.—¡Junto con Ámbar!

—¿Yo que?—la pelirroja acababa de llegar a nuestro lado.

Había llegado el viernes, y junto con el fin de semana venia mi cita con Zack. Peyton estaba más que emocionada, creo que más que yo. Ámbar también se encontraba muy feliz, no tanto como Pey, pero si un poco más que yo.

—¡Vamos a tener una tarde de chicas!—usó un tono agudo mientras que la rubia aplaudía y daba leves saltitos.

Salimos del instituto camino a casa de Pey, cuando llegáramos le avisaría a mi madre, no se molestaría, siempre me dice que debo salir y hacer amigos.

—¡Hola, chicas!

Cameron y Karan llegaron a saludarnos, solo que a cada una de diferente forma, Cam nos saludó a las dos con un beso en la mejilla, mientras que a su novia con un beso en los labios y un abrazo. Karan saludó a todas de igual forma, excepto que a mi me abrazo por los hombros.

—¿Que harán esta tarde?—preguntó Karan.

—¡Tarde de chicas! Y luego Mari tendrá una cita.—canturreó lo ultimo.

—¿Una...cita, con-con quien?

—Con el guaaaaaapisimo Zack.—dijo Peyton con aire soñador.

—No es tan guapo, ¿cierto Cam?—miró a su amigo.

—Cierto, Karan.—chocaron los puños.—Solo porque es rubio creen que es suuuuper guapo.

Las tres soltamos una carcajada por las actitudes tan extrañas de los chicos.

—¿Que les pasa? ¿A caso les da celos la cita de Mariana?—se burlo Ámbar.

—¡Claro que no!—dijeron al unisono.—Somos mas atractivos que él, ¿a que si Karan?—el susodicho solo asintió como si fuera la cosa más obvia del mundo.—A parte, no queremos que la pequeña Mari se meta con un idiota.—apretó mis cachetes tiernamente.

Dios, Cameron es tan...lindo, si no fuera porque se lo mucho que quiere a Ámbar, juraría que siente algo por mi, es muy juguetón conmigo, tierno y sobre protector, aveces lo detesto por ser tan perfecto.

Después de unos minutos donde Peyton peleaba con los chicos, la pelirroja decidió finalizar la batalla, todos nos despedimos pues íbamos en direcciones contrarias.

Cuando llegamos a la casa de la rubia empezó a sacar, lo que según ella, "su ropa mas bonita". Si de ropa bonita se trataba yo hubiera sacado todo su closet. El gusto en moda de Peyton era de lo mejor, así que ella decidió que llevaría para mi cita de esta tarde, mientras que Ámbar le daría algunos consejos de accesorios, pues ambas estaban de acuerdo en que yo era un caso perdido.

—¿Este o este o este?—le pregunto a la pelirroja, ambas ignoraban mis comentarios por lo que dejé de intentarlo.

Pey no se decidía si por un vestido, una falda o unos jeans. Les sugerí los jeans, pues no me gustaban las otras dos opciones.

—Entonces sera falda o vestido.—dijeron rápidamente por el hecho de que yo quería jeans.

Ámbar fue rápidamente a su casa por sus vestidos y faldas mas bonitos, al parecer eran casi vecinas, mientras que Peyton comenzó a probarme blusas, faldas y vestidos. Cuando llegó Ámbar la búsqueda del atuendo perfecto continuó.
Una hora después se decidieron por una falda color azul marino con un cinto grueso color café, una blusa color nude con estampados de lunares azules como la falda y un moñito en la espalda, con unos tacones bajos del mismo color que la falda.

—Te ves divina.—me dijo Ámbar dándome un leve abrazo.

—Si, si, si, muy bonita, pero...—hizo una pausa dramática.—aún falta el peinado.

Comenzaron a enjuagar mi cabello con un atomizador, luego lo secaron y plancharon, no les gustó como se veía así que comenzaron a rizarlo por completo, tampoco les gustó, entonces lo trenzaron, después me recogieron el cabello en una coleta alta, tampoco.

—¿Y si mejor solo lo dejan en ondas?—sugerí cansada.

—Deberíamos probar eso, ¿no crees Pey?—la mencionada negó.

—Se me acaba de ocurrir algo.—volteó la silla en la que me encontraba, para que no pudiera verme en el espejo.—Sera sorpresa.

Solo sentía los delgados dedos de Peyton acariciar mi cabello, y de vez en cuando, las manos de Ámbar que solo tocaban mi cabello por molestar a la rubia.
Veinte minutos después me dejaron libre.

—¡Listo! Es mi mejor creación.—aplaudió emocionada. Es una chica muy entusiasta.

Me giré al espejo para ver como había peinado mi cabello. Era suelto, con una trenza que pasaba de un extremo a otro, mientras que lo demás, estaba solo un poco ondulado.

—¡Al fin terminas! Ya es hora de que la chica bonita se vaya con su príncipe.

Invisible girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora