Por tí cruzaré valles y montes,
fundiré el helado Polo Norte,
te protegeré del frío con mis suaves manos
bajando por tus caderas mientras te abrazo.
Soy cálido como el gran Hefesto,
el dios de los volcanes y el fuego,
forjador de sus armas y escudos,
amante de este gigante mundo.
Buscando en el cielo nuestra estrella,
tu recuerdo invade mi cabeza
y no la abandona hasta la llegada de la oscura madrugada
donde sueño con tus besos, tu sonrisa y tu mirada apagada.
