TÁNATOS I

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Te pido sinceramente que al cielo me lleves,
mi dulce alma ya no vive, ya solo se muere
y perdí toda mi espléndida y grandiosa suerte
en sus fascinantes y brillantes ojos verdes.

Ella fue la dueña de mi corazón,
por ella perdía toda mi razón,
era mi continuo dolor y obsesión,
la droga por la cuál me estoy muriendo hoy.

Hazme pedazos con tu fría guadaña,
ella me hizo daño con sus palabras,
dejó abierta esta dolorosa herida,
cierrala, te ruego que apagues mi vida,
si quieres mátame y cuelgame como a Cristo de la cruz
pero quita ya de mis ojos esta colorida luz.

Y llamarme como a Nerón, el rey de los locos,
solo espero que tu corazón nunca esté roto.
Adiós mi mundo cruel
siempre le seré fiel.

ODISEA DE LOS DIOSESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora