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Ese era el día. Sus hombres y el estaban listos.

La tendrían en el callejón anterior a la parada del colectivo.

Cuatro y doce. La chica estaba ahí. Los vio pasar a su lado sin inmutarse.
Aún cuando la pusieron contra la pared y le mostraron el arma, lo único que hizo fue intentar correr. Obviamente sin éxito. Cuando le pusieron la gaza en la boca ella solo vio directamente a los ojos de Ev, que observaba todo con las manos detrás de su espalda.

Era la primera vez que ella lo veía a él. Se sintió extraño y gratificante. Sus hermosos ojos color chocolate con expresión de molestia.

Dejaría de resistirse en unas semanas.



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