Capítulo 15

428 34 2
                                    


Dulce se sentó en la cama, se colocó la ropa bien y se peinó y rehizo la coleta ¡Vaya repaso le acababa de dar! Cuando la tendió boca arriba y él se recostó encima estuvo apunto de decir que estaba despierta pero entonces notó su erección y no fue capaz ¿Qué le iba a decir? "Oye perdona pero tu pene me aplasta el vientre". No era educado. Se soltó en carcajadas de nuevo. Pero la verdadera razón de no haber dicho nada es que se le hincharon tanto los pechos por el contacto que llegaron a dolerle. Si lo descubría a él se descubría ella. Y él tenía la excusa de estar dormido, ella no, pensó Dul. Después habían vuelto a la posición normal pero la curiosidad pudo más que ella. Había notado su tremenda erección y quería medirla aproximadamente. Así que colocó su muslo encima para hacerlo. Al nota que él desplazaba su mano por su muslo pensó que la apartaría. Cuando llegó a su cintura estaba convencida de que la iba a despertar porque se había dado cuenta de lo que hacía. Pero no era por eso por lo que estaba roja como un tomate. Nunca en su vida había tenido a semejante ejemplar tan de cerca. Eso tenía que doler ¡seguro!, se dijo para si. Como pensaba que él ya estaba despierto y que la iba a apartar y darse cuenta de que ella fingía estar dormida, decidió fingir estirazarse y así hundir el rostro sonrojado en el hombro de él ¡Pero entonces ocurrió! Christopher le acarició la espalda de una forma tan sensual que un estremecimiento la hizo tensarse hasta perder la capacidad de respirar por sí misma. Él no se paró y se recostó de nuevo sobre ella. Esta vez notaba su erección con mucha más claridad y donde debía ser. Chris había comenzado a besarla en el cuello cuando ella se dio cuenta de que era el momento de despertarlo. No sabía con quien estaba teniendo el sueño erótico pero como no lo despertase pronto lo llevaría a la práctica con ella. ¡Pobre!, pensó de nuevo Dul ¡que susto se había llevado al ver que era con ella con quien estaba haciendo todo eso y no con la del sueño! Hasta se cayó de la cama de la impresión. Dulce no pudo evitar soltar otra carcajada. No era para tanto. No iba a culparlo por hacer algo inconscientemente. Otra cosa seria que estuviese despierto, pero no podía culparlo por lo que hacía dormido. Además, ella no lo despertó para que se estuviese quieto. Y menos mal porque se lo había pasado bomba. Además de conocer más... profundamente a su amigo ¡Que mala era! se recriminó risueña y burlonamente. Tenía que dejar de pensar que el sexo era un juego. O al menos, no jugar a ese juego con los amigos, como se prometió hacía años. Pero si los hombres lo hacían instintivamente ¿por qué ella no podía? ¿Y qué carajos le importaba? pensó sin interés. Iba a seguir haciendo lo que le diese la gana sin importarle lo que los demás pensasen.Chris no salía del baño y Dulce se preocupó. Por esa clase de cosas fingía ser quien no era. A la Dulce de "la noche" le habría hecho esas cosas estando despierto y todo se habría ido a la basura. Pero con su amiga Dul "la inexperimentada", él se sentía culpable por algo de lo que ni siquiera había hecho voluntariamente. Y era cierto que Chris no lo había hecho voluntariamente, su cuerpo tomó la iniciativa sin consultarle. Y ahora estaba en el baño recriminándose por ser un sucio, bastardo depravado. Pensaba en lo que podría haber hecho si ella no se llegaba a despertar en ese momento. Estaba claro que no podría haber llegado muy lejos con ella dormida. Pero lo que le mortificaba era lo que había deseado hacerle, se corrigió, lo que aún deseaba hacerle. Se iba a dar de cabezazos contra la pared cuando escuchó golpear la puerta.- Loco ¿te queda mucho para salir? Quiero entrar ¡Please! -grito impaciente Diul- ¡Necesito entrar con urgencia!No parecía enojada ni ofendida, pensó Gaston ¿A lo mejor no había notado nada? Era mejor enfrentar lo que fuese de una vez. Respiró hondo y abrió la puerta. No le dio tiempo a abrir la boca cuando ella había pasado como una bala y había cerrado tras ella. Iba a empezar a hacer lucubraciones de los motivos de su actitud cuando ella ya había salido con cara de alivio.- Te has tardado tanto que pensé que en vez del aseo iba a necesitar ropa limpia y una ducha -dijo Dulce risueña.Ante la broma de Rocio, Christopher no pudo más que reír. Estaba claro que no estaba enojada con él. Era una chica muy especial, pensó Chris. Él era un cerdo que se había aprovechado de su inocencia e inconsciencia, mientras que ella era dulce, fuerte y bromista. Era una combinación extraña y perfecta. Y tremendamente sexy sin saberlo. Si su cuerpo le hubiese respondido de la forma tan fogosa y erótica como lo había hecho estando despierta, estaría seguro de haber encontrado su alma gemela. Pero ella no era así. A ella la faltaba la pasión y la picardía que a él lo volvía loco. Aún así se quedaba de recuerdo lo que había pasado aunque no fuese real.Dulce miró a Chris. Estaba segura de que él había estado planeando todo un discurso de disculpas. Pero a ella no le importaba lo que había pasado así que ¿para qué martirizarlo con la verdad? Fingiría que no pasó nada y ya está. En realidad, no había pasado gran cosa. Muchas otras veces habían dormido juntos y ella había notado parecida intimidad. Pero nunca se había despertado y había visto lo que hacía, se corrigió de inmediato. Para ella la sensualidad de Chris estaba siempre presente desde que comenzó a mirar a la primera chica y a preguntar por el sexo. Cada nuevo descubrimiento que hacía era comentado al detalle. Y ella no era de piedra, se excitaba con cada relato. Durante años Christopher había sido el protagonista de sus fantasías hasta que descubrió que eso era por qué era al único hombre que conocía. Así que extendió las alas y echó a volar. Desde entonces Chris dejó de parecerle misterioso y seductor. Era solo un crío con las hormonas revueltas. Pero tenía que admitir que esa noche le había vuelto a parecer tan excitante como en antaño. Una pena que solo fuese así en sueños, pensó Dul con un suspiro.- Bueno, ya me voy -dijo Rocio besando en la mejilla a su amigo.- O... ok -contestó Gaston estremeciéndose ante el contacto.- Bien -afirmó ella sonriendo ante su reacción- Nos vemos el lunes -comentó dirigiéndose a la puerta.- ¡Espera! -reaccionó Chris- ¿Hasta el lunes? ¿Qué ha pasado con el sábado y el domingo?- Lo han quitado del calendario ¿no sabías? -bromeó ella acercándose de nuevo- Pensé que harías lo de siempre: dormir todo el sábado y dedicar el domingo a alguna afortunada señorita ¿o es que ya te has acostado con todas y no te queda con quién? -se burló Dul apretándole los cachetes.- ¡Graciosa! -bufó Chris cogiéndola y tirándola contra la cama- Aún me queda alguna por ahí escondida -replicó haciéndole cosquillas.- Estate quieto -ordenó Dul sin dejar de reír- ¡Ok! ¡Ok! -comenzó a decir sin aire- ¡Me rindo! ¿Qué quieres hacer?- ¿No vas a hacer planes con tu novio? -preguntó medio burlón Christopher.- ¡Ups! -soltó una carcajada- Yo tenía uno de esos ¿verdad? -bromeó mientras se incorporaba- Imagino que nos veremos el sábado por la noche y el domingo haremos algo antes de irme a trabajar. No sé, tengo que hablar con él -explicó sin interés.- Se te ve la ilusión -se burló él feliz.- ¡No me estreses! Estamos bien y ya. No etiquetemos todo tanto -ordenó Dulce agobiada- Me voy de verás, que se está haciendo tarde. Estaba bien con Poncho. Le gustaba mucho. Era sexy y divertido. Suficientemente bueno para tomárselo como algo más que un estorbo, pero tampoco hacía falta dramatizar. No es que estuviese pensando en tener hijos y una vida en común. No se imaginaba con una familia. Desde pequeña había soñado en vivir sola o en un apartamento con su mejor amigo ¡La típica soltera! Ahora sabía que Chris y ella nunca se irían a vivir juntos porque él si era de los que se casaban. Él andaba con cualquier falda que se le cruzase pero Dulce sabía que en el fondo lo que él buscaba era al verdadero amor. Estaba convencido de que había un Ser hecho para pasar el resto de su vida con él, mientras que ella estaba convencida de que no había hombre sobre el planeta que la soportara y al que soportara. Excepto Chris, claro. Chris recreo lo sucedido una y otra vez en su mente después de que ella se fuese ¡Aún seguía excitado! No la había visto como a su amiga. Estaba seguro de ni siquiera haberla reconocido, cegado por el deseo. No sabía que le había pasado pero le había gustado la firmeza de sus muslos, la suavidad de su piel, el sabor de su cuello, abrasador, y... ¡sus pechos! Los había notado contra el suyo y casi grito de la misma excitación. No sabía cómo había sido capaz de no tocarlos. Si ella no se hubiese despertado...Se maldijo por sus pensamientos se levanto de la cama de un saltó y golpeó todo lo que se encontró en el cuarto. Agotado se sentó sobre la cama y se cubrió el rostro con las manos. Tenía que admitirlo: ¡La deseaba! A su mejor amiga, su confidente, su compañera de travesuras... La deseaba más de lo que era capaz de admitir.Abrumado por el sentimiento de desolación que le oprimía el pecho se tendió en la cama y deseo poder llorar. No quería perderla por un descontrol de hormonas. No volvería a acercársele de nuevo de esa manera. Ahora que sabía lo débil que podía llegar a ser, no iba a permitir que todo se estropease. Mantendría al margen sus deseos y los volcaría con cualquier otra. Aunque no pudiese imaginarse con nadie más en esos momentos.



Amigos Desconocidos (Vondy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora