Capítulo 18

388 29 2
                                    


Dulce recapacitaba las posibilidades que tenía de salir airosa de esa situación. Eran muy pocas. Pero tenía la ventaja de ser una fémina semidesnuda, que eso siempre ayuda. Y más si el que tiene delante es un mujeriego como Chris. Nunca se le había pasado por la cabeza seducir a su amigo, pero en ese caso se le ocurrió de inmediato. Era la única opción, se juró a si misma. No podía hablar así que ¿qué más podía hacer? Pero si era sincera, tenía que admitir que le divertía la situación. Sin duda, era una morbosa, pensó risueña Dul. Debería estar histérica por la posibilidad de que la pillasen y en vez de eso, estaba emocionada por las posibilidades de divertirse de lo lindo, con el engaño.Pero su amigo no estaba tan feliz. Chris irradiaba rabia por cada poro de su piel. Deseaba tanto a su mejor amiga que había llegado a hacer y convertirse en lo peor eso misma noche. Y el imbécil de Poncho que la tenía para él no sabía aprovecharla. Esa desconocida frente a él sería probablemente su amante o algo parecido. Y no solo no la despreciaba sino que la deseaba. Como esa misma noche había descubierto, ¡era un pervertido! Primero fantaseaba con su mejor amiga para poder excitarse para acostarse con otra y ahora deseaba a la probable amante del novio de esta. Toda la noche buscando a alguien que le quitase de la cabeza el deseo por Dulce y ¿tenía que ser esa? ¡Era lo peor! se reclamó Chris furioso consigo mismo.Dulce caminó hacía el escritorio y con un solo gesto se quitó el broche que sujetaba la falda de larga cola, que llevaba arrastrando tras de si. Se quedó con un vestido corto pero no ceñido, que llevaba bajo la amplia falda. Se sentó en la mesa, cruzó las piernas con gesto sensual y ladeó levemente la cabeza para indicar que lo observaba de arriba a bajo.Chris se puso nervioso. Esa chica tenía el descaro de analizarlo como si fuese un trozo de carne en venta. Era posible que eso fuese lo que hacían todos los hombres pero nunca había visto a una mujer tan cómoda con ese papel. Parecía manejar la situación sin ni siquiera haber hablado. Pero él se negó a olvidar para qué estaba allí. Le preguntaría todo lo necesario para descubrir a Poncho frente a Dulce y que así lo dejara. Pero no lo hacía para que ella estuviese soltera de nuevo, sino por su propio bien. Con cada ojeada a la exuberante mujer frente a él se le olvidaba aún más el hecho de que su amiga le provocase algo más que cariño. Nada empezaba a importar, y no porque perdiese valor, sino porque su sangre comenzó a acumularse en su entrepierna y no le llegaba la suficiente al cerebro para razonar ¡Tenía unos ojos preciosos! Eran violeta, estaba claro que eran lentillas. Pero eran enormes e impactantes ¡Que pena que tuviese ese antifaz!, pensó Chris excitado. Sacudió la cabeza intentando sacar de ella todos los pensamientos lascivos que no dejaban de formarse. Dulce lo miró y supo que los instintos de él lo controlaban. Ella rió divertida ante la expresión sombría de él y Christopher consiguió decir algo para salir al paso.- ¿Cómo te llamas? -preguntó seco. Pero ella no respondió, solo sonrió, se levantó y caminó muy sensual hacía él, pasándolo de largo para ir hacía el sofá. Chris contuvo la respiración al notar que ella le rozaba el brazo con el suyo al pasar junto a él. Se dijo que tenía que calmarse, ir al grano y largarse muy rápido de allí- ¿De qué conoces a Poncho? -continuó el interrogatorio al no obtener respuesta- Es el novio de mi mejor amiga ¿sabes? Y no me pienso quedar de brazos cruzados mientras él la engaña con cuanta furcia se le cruza.Dulce levantó la mirada y lo fulminó. La había llamado furcia y nunca nadie saldría airoso de tal acción. Ni siquiera él. Le daba igual que no supiese qué estaba pasando o que en realidad ella no era la otra, sino la novia. Pero pensar que pudiese calificar a su "otra" vida de tal modo ¡la enfureció! Se levantó de un salto, haciendo que su pelo se contonease a su alrededor como una oleada de luz brillante. Frunciendo el ceño camino muy despacio, erguida, orgullosa y decidida hacía el imbécil que había osado insultarla.Chris estaba maravillado observándola. Pensó que nunca en toda su vida había estado más excitado. Era puro fuego. Sabía que estaba enfadada, pero le dio igual. No pudo evitarlo ¡La besó!Agarró la nuca de ella para que no se pudiese escapar. La rodeó por la estrecha cintura, atrayéndola contra él, sin dejar espacio a nada más que la unión de sus cuerpos. El primer contacto de los labios fue duro y desesperado. Chris estaba cegado por el deseo y solo quería calmarlo. Pero en cuanto se separó lo suficiente para probar sus carnosos labios fue incapaz de hacer otra cosa que saborearlos. Suave y delicadamente su lengua comenzó a grabar un mapa de la boca de ella. Cada rincón fue explorado. Cada segundo era más difícil separarse, así que no lo hizo. La apretó más contra él y comenzó a acariciar sus labios con los de él. Haciendo que el contacto de la sensible piel los estremeciese a ambos.Ella no podía creer lo que estaba pasando. Estaba besando a Chris. O él a ella. Pero no era excusa el estar petrificada, porque su cuerpo no dejaba de reaccionar a cada toque. Sus pechos se habían hinchado, se le había acelerado el corazón y las piernas le fallaban ¿Qué le pasaba? Estaba claro el motivo de su humedad pero ¿las nauseas y el mareo? Porque el remolino en su estómago eran nauseas ¡Tenían que serlo! se ordenó Dulce asustada. Tenía que parar esa situación. Estaba acostumbrada al deseo, estaba familiarizada con él y eso no era simple deseo.Dulce apartó a Chris de un empujón que lo hizo tambalearse. Él estaba aturdido aún por el beso y no era capaz de reaccionar. Ella no sabía qué hacer o qué decir. ¡Nada! Ahora menos que nunca podía hablar, pensó Dul afligida.Pero Chris necesitaba escuchar su voz. Saber que era real. Sabía que era la fantasía de una noche y no le importaba. No pensaba en otra cosa que el allí y ahora. La tenía frente a él y le provocaba sensaciones que nunca había sentido con tanta intensidad. Una pasión desbordante. Pero era lógico, se dijo Chris con pesar, una chica como esa provocaba ese efecto sobre todos los hombres de su alrededor. Era una diosa que solo se le aparecía en sueños. Se rompería el encanto si hablase y se diese cuenta que era una más del montón.Era arrebatadora pero eso no quería decir que de personalidad fuese igual. No todas las mujeres eran tan únicas e inteligentes como Dul.¡Miercoles! se reprochó Chris saliendo de la oficina sin mirar atrás.Después del beso más increíble de toda su vida, aún seguía pensando en Dulce ¿Cómo era posible? Pero ya no era por deseo. Estaba claro que deseaba más a esa chica que a su amiga. No le cabía ninguna duda. Aún así deseó que fuese ella ¿por qué? Recapacitó mientras caminaba hacía la salida del local y dedujo que era normal. Su amiga era todo lo que quería para la que fuese a compartir su vida, solo que le faltaba algo. Y ese algo era pasión y sensualidad, que a esa desconocida le sobraba. Juntas harían la mujer perfecta para él, pensó Chris más relajado.Mientras tanto Dul estaba al borde del colapso. Agradecía la huida de Chris pero ahora le tocaba lidiar con todo lo que le había hecho sentir. Sabía que tendría que besar bien, pero nunca pensó que fuese capaz de hacer que el mundo dejase de girar para después acelerar su velocidad hasta hacerla desfallecer. Él lo había hecho porque era su naturaleza de conquistador. Si hubiese sabido que era ella no lo habría hecho. Pero ella sí sabía que era él. Y lo había disfrutado. Mucho más que eso, jamás había experimentado un éxtasis parecido. Y no pudo evitar pensar cómo seria hacer mucho más que un simple beso. Dulce se estremeció. Estaba pensando en Chris de una forma no muy correcta. Ella no se caracterizaba por seguir las normas, pero Chris era sagrado para ella. Nunca se habría planteado manipularlo con el fin del mero entretenimiento.¡Y no lo había sido! Pocos hombres la habían hecho excitarse lo suficiente para saber lo que era el deseo desesperado por un hombre. Y eso no era deseo ¡Era mucho más! No podía desear a alguien que conocía tan bien, se dijo Dulce. El deseo es misterio y sensualidad, y ella conocía cada vicio y malas costumbres, no era simple deseo. Su cuerpo le gritaba que era... ¡Pero no! Se había dejado llevar por la situación y había olvidado de quien se trataba. Lo quería ¡claro, que lo quería! Era su Chris, pero no para una relación de ese tipo. Se relajó con la idea de que nada se estropearía entre ellos. Había sido un pequeño desliz que no volvería a ocurrir. Tenía a su amigo para cuando lo necesitase, siempre a su lado. No lo perdería por haber cometido ese enorme error de acercarse más de lo debido a él.Ambos comenzaban a creerse sus propias mentiras. Pensando que su amistad no se marchitaría simplemente por caer en la tentación de pensar cómo sería ser algo más que amigos.



Amigos Desconocidos (Vondy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora