Cumpleaños -Parte 1

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─Entonces... ¿Qué dices? ¿Nos ayudas? ─pidió Malik poniendo ojitos de cachorro ─necesitamos a Ryou fuera de su casa hasta la tarde para preparar todo ¿nos ayudas Bakura?

El albino mayor torció la boca ante el gesto del moreno, esa carita solo le afectaba si se trataba de su Ryou pero sinceramente Malik le estaba... haciendo cierto efecto.

─Esa carita házsela a Marik no a mi ─Malik se sonrojó un poco ─ ¿Qué se supone que quieres que haga?

─Tú has estado con él sus últimos cumpleaños, tu sabrás. Solo dile que salgan o algo así.

Bakura lo pensó un poco y una bombilla encendiéndose sobre su cabeza junto a una sonrisa ladina apareció ─Bien dame un hora y estaremos fuera.

Malik sonrió ─ sabía que podía contar contigo, tráelo un ratito antes del atardecer, tendremos todo listo ─Malik se mostró emocionado ─ya quiero ver la cara de Ryou... en especial cuando le demos su regalo.

─ ¿Qué le darán?

─Oh ya lo veras esta noche, seguro que a ti también te gusta.

Marik y Bakura lo vieron entre intrigados y sorprendidos. Malik se demoró unos segundos en deducir la causa, se sonrojó y frunció el ceño antes de hablar ─ ¡Son unos pervertidos! ─los señaló ─no es nada de eso ¡por todos los dioses! ─bufó molesto con las manos en las caderas antes de darse la vuelta e irse con sus amigos puesto que a Yugi ya se le acababan las ideas para distraerá a Ryou.

Los dos yamis solo se le quedaron viendo con una ceja alzada.

-o-

─ ¿Qué te dijo Bakura? ─hablaba Yugi por celular con Malik estando en su cama recostado en el pecho de Yami quien le hacía mimos en el pelo con cariño.

─Que como en media hora ya estarían fuera ─Malik estaba sentado en su cama con la cabeza de Marik en su regazo y jugaba distraídamente con sus mechones, hablando con el tricolor por un celular de color dorado que sus hermanos le había obsequiado a principios de año.

─Vale, pero por si acaso esperemos unos diez minutos más.

─De acuerdo, entonces nos vemos allá en cuarenta minutos.

─Sip, no te olvides del pastel ¿eh? ─le bromeó el menor.

─ ¿Cómo podría? Jajaja. Nos vemos Yugi ─colgó.

─Así que te tengo por lo menos media hora para mí solo ─dijo Marik de manera sugerente, Malik rodó los ojos con una leve sonrisa en su rostro y se inclinó para darle un pequeño beso, beso que Marik profundizó tomándolo por la nuca para tenerlo más tiempo pegado a su boca. Mordisqueando tiernamente los labios de su luz Marik consiguió separarlos para colar su ansiosa lengua en la dulce cavidad de Malik, el menor se sonrojó e intentó seguirle el ritmo a su yami lo cual solo provoco que este imprimiera más rudeza y necesidad en aquella caricia, los labios de su ángel eran algo en lo que no le importaría perderse por horas y horas.

Cuando el aire fue totalmente necesario y se separaron Marik se levantó ágilmente de su posición para atraer a su hikari contra sí y empezar a devorar el delicado cuello de su otro yo, esa mañana Malik se había lavado el cabello por lo que su exquisito aroma le llegaba de manera más intensa a Marik estando en aquel sitio y eso lo enloquecía.

Por su parte Malik estaba perdiendo cada vez más el sentido de la realidad, la hábil lengua de su yami acariciaba la sensible piel de su cuello de tal forma que su cuerpo temblaba con escalofríos que nunca antes había percibido, eran cortos pero intensos y le hacían retorcerse involuntariamente entre los brazos de Marik quien jugueteaba con sus pezones por encima de su camisa.

La Cuenta Regresiva, La Vida sin EllosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora