Capítulo I

251 20 6
                                    

-¿Te portarás bien está vez? -pregunto Juliette ha su pequeño hermano.
-Si, lo haré -respondió el pequeño a regañadientes.

Juliette sonrió muy satisfecha por la respuesta del pequeño, en eso toma el rostro de su hermano depositando un tierno beso en si frente.

-Debo de irme, Marie vendrá por ti para que pases al restaurante.

-Genial -dice el niño saltando emocionado.
-Muy bien -dice dándole otro beso en su frente, se para erguida y acomoda el flequillo de Anthony. -, no hagas locuras.
-Te lo prometo que no haré ninguna locura -hizo la seña de la garrita envolviendo su meñique con el de su hermana- nos vemos en la tarde, te quiero.
-Yo también -comienza alejarse caminando por el pasillo hasta llegar a la entrada principal.

Su razón por la cual estaba aquí era simple; hoy se había pelado con un niño de su clase, este lo comenzó a provocar diciéndole que no tenía amigos, que supuestamente nadie lo quería.
Por una parte Juliette tenía en cuenta que el pequeño era un poco sociable con los niños de su edad, en casa con ella era todo lo contrario. Era muy hiperactivo, le encantaba hablar y lo mejor de todo era muy amoroso.
Pero al momento de cruzar la puerta de su escuela, la actitud del chiquillo cambiaba por completo, a una muy tímida y aislarse de todos.
De tanto que lo molestaba David que era el nombre del niño, este no aguanto más hasta caer encima de él y darle una buena tunda, como le había platicado el pequeño a Juliette.

Para ella misma era algo muy sorprendente, ya jamás se imagino que su propio hermanito de siete años golpeara a un chiquillo malcriado.
¿Era aceptable? Por supuesto que no, ella nunca le enseñó ese tipo de cosas a pesar de todo. Juliette siempre quiso educar Anthony de una manera correcta; enseñarle a ser un caballero con las niñas, respetar a los mayores, ser siempre agradecido por lo que uno tiene y quererse a si mismo.
Quería que este niño fuera un buen hombre en algún futuro, que nunca terminara como su padre.
Si, el hombre que junto con su madre les dieron la vida ha ambos. Tenía buenos recuerdos de su madre, maravillosos recuerdos, pero de aquel hombre que se hacía llamar su padre no y mucho menos volver a recordar esos años de tormento.
Ahora solo le quedaba disfrutar a su pequeño, cuidarlo y hacerlo feliz como fueron esas últimas de su madre antes de dejar este mundo.

Al salir del taxi se dirigió rápidamente a su trabajo, ya que se había dado cuenta de que daban cinco para las 9:00 de la mañana. Con tanto ajetreo había olvidado por completo su trabajo.
Gracias al cielo su jefa era una persona comprensible, si no la hubiera echado ha patadas de su trabajo.
En cuanto entra al lugar se coloca su mantel y va directamente a la cocina.

-Lo siento por el retraso -dice agitada mientras coloca su abrigo junto con su bolso en el perchero.
-¿Cómo te fue? ¿Qué fue lo que pasó? -pregunto Marie preocupada y curiosa por saber el chisme.
-Siempre haciendo muchas preguntas querida, nunca vas a cambiar -dijo una señora de unos cuarenta y tantos con mucha picardía.
-Lo siento -dijo avergonzada la multa.

Marie Jones era la típica chica que siempre estaba al tanto de todo, siempre apoyaba a Juliette en sus momentos más difíciles con su hermano. Era casi como una hermana, valía oro esa chica.
-Bueno, platicanos July -dijo su jefa, Eleonor acomodando unas cajas en los estantes de la cocina.

Juliette suspiro pesadamente al recordar ese incidente mañanero.

- Anthony se peleó con uno de sus compañeros de su salón-explicó algo avergonzada.
-¡Dios Santo! -expresó horrorizada Marie, por otro lado Eleonor estaba impactada.- ¿Cómo está?

Juliette sólo sonrió por el tan inesperado final.

-Sólo tiene un rasguño en la mejilla derecha, el otro niño le quedó el ojo morado.
-¿Cómo comenzó todo esto?-pregunto Eleonor.
-Lo que pasa...-suspira nuevamente- el chiquillo lo provocó diciendo que no tenía amigos y que nadie lo quería -eso último le dolió demasiado pronunciar, ya que todo era mentira su hermano era el niño más amado de todos, pero nadie lo entendía.- me dio tanta rabia me que hayan dicho que necesitaba ayuda, querían hacerlo ver como un monstruo y no lo es.

FaithfullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora