Capítulo IV

138 16 4
                                    

-Lars...

La voz de Juliette temblaba, seguía sin apartar la mirada de esos hipnóticos ojos. Los observó con detenimiento, no podía negar que eran hermosos, de un color verde esmeralda que la hacían delirar.
Juliette sabía perfectamente que Lars quería algo en específico, pero ¿Ella también?

Ambos se sentían tan tentados de sentir los labios del uno al otro y así sin romper ese perfecto contacto visual, Lars comenzó a cerrar sus ojos mientras lentamente se acercaba al rostro de Juliette.
Pero hubo algo que lo detuvo, de golpe abrió sus ojos y bajando su mirada se encontro con la mano de Juliette en su pecho.
Confundido volvió su mirada hacia ella, se sentía tan desconcertado por tal reacción. Como una clase de flashback empezó a recordar desde el inicio hasta ahora si en algún momento llegó a comportarse algo pesado con Juliette, pero no. Nunca lo hizo.

Ese impulso era algo que no tenía pensado hacer, Juliette estaba tan avergonzada y confundida, sentía que había arruinado dicho momento. Pero en el fondo había una pequeña sensación de querer hacerlo, de besarlo.

Algo lo impedía.

Ese algo le decía que debía detener esto aunque ella lo anhelara, que debía esperar un poco más.

-Lars... -dijo despacio Juliette. -creo que no debemos hacer esto por el momentos.

-¿A qué te refieres? -la voz de Lars sonaba algo asustada. En el fondo pensaba que había hecho algo mal. - creo que te incomode, ¿No?

-No, claro que no -dijo - la he pasado bien contigo. Sólo que pienso que estamos llendo algo rapido. -Juliette trataba de evitar la mirada de Lars, estaba tan nerviosa que le era difícil reunir las ideas de su cabeza. - siento que debemos esperar.

Lars se arrodilló frente a Juliette, tomó sus manos mientras la observaba directamente a los ojos.
Una relajada sonrisa se formó en sus labios, necesitaba entender esta situación ya que pensaba que todo esto era tan extraño. Le iba a costar muchísimo trabajo tratar de conquistar a esta roca fuerte, con el simple hecho de recordar todo lo que ha pasado durante a lo largo de la noche, era una clara señal de que esta mujer era difícil.

Difícil pero la hacía interesante.

-Esta bien, yo esperare a ese momento indicado -su voz sonaba serena.

-¿Estás hablando enserio? -lo miró sorprendida.

-Juliette, sí estoy hablando enserio y sólo le di un sorbo a mi cerveza -ambos comenzaron a reír por eso último. - ¿Seguiremos saliendo más seguido?

-Por su puesto que sí -exclamó entusiasta. - pero la próxima hablamos del lugar, aunque me agradó mucho ir aquí.

-Te dije que ibas a sentirte mejor.

-Lo se -sonrió. - gracias por todo.

Lars se puso de pie, sin pensarlo dos veces con mucha ternura besó su frente. Con sólo ver aquella hermosa sonrisa lo hacía sentir tan bien, aunque en el fondo comenzaba a sentirse como el ser humano más miserable de todos. Esa culpa lo atormentaba.

-De nada -esbozó una sonrisa tratando de olvidar aquel vago pensamiento. - creo que ya es tarde debemos ir a casa -dijo cambiando el tema.

-Sí, necesito ver a Anthony -el instinto maternal apareció en menos de un segundo, no podía vivir sin ese pequeño.

Ambos caminaron hacia donde estaban sus cosas, las tomaron y se dirigieron hacia al auto.

-Hablando de tu hermano, ¿Cómo es? -preguntó con curiosidad Lars.

-Anthony tiene siete años y es un remolino andante -sonrió de forma maternal al recordar a su hermano. - es muy hiperactivo pero muy educado. Es un amor de niño, es lo más importante que tengo en mi vida, el ha sido una dicha para mi después todo lo que viví en Nueva York.

FaithfullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora