Y le miró allí, sentado en sus piernas con su cara angelical hecha una prosa.
Un disparo de celos perforó su corazón y un amargo "Buenos días" se escapó de sus labios más natural de lo que hubiera planeado."Buenos días" contestó el rubio, y un silencio incómodo se hizo en la habitación.
Si tan sólo hubiese sido Jungkook el que le hubiera contestado, no estaría valorando sentarse con ellos a desayunar.
Se giró sobre sus tobillos con una sonrisa apagada y cruzó el umbral para detenerse unos segundos en el marco de la puerta.
"Jimin... no te vayas" sentenció el menor.
Su corazón dio un vuelco enorme.