Elizabeth y Mike estaban durmiendo plácidamente, cuando escucharon un ruido en la ventana. Al abrir los ojos, pudieron ver los cristales rotos, esparcidos por la habitación. Mike se acercó lentamente, encontrándose con los dilatados ojos de un chico de tez pálida y cabellera negra.
– Invítanos a entrar a mi hermana Rebekah y a mí. —Sentenció, con una voz gutural.
– Pasad. —Sentenció Mike, incapaz de decir lo contrario.
– ¿Mike? ¿Qué está pasando?
– Vas a quedarte quieto aquí mientras nosotros jugamos un poco con la hermana de William Morrison. —Sentenció la chica, mientras que el muchacho se acercaba a la niña.
– Vais a Lexington... ¿Qué sois?
– Vampiros, pequeña. Somos vampiros...
– ¡Oh, no! ¡Mike!
– No le haremos nada, no te preocupes... Te queremos a ti. —Dijo Rebekah, con una sombría sonrisa.
– ¡No! —Exclamó Elizabeth, corriendo a la ventana.
La muchacha saltó sin pensárselo dos veces. Al caer al suelo desde un segundo piso, se demoró un rato en ver si se había roto algo. Cuando vio que no, salió corriendo cargada de adrenalina. La muchacha sacó su teléfono móvil, marcando el número de William.
– ¿Dónde crees que vas? —Preguntó Rebekah, apareciendo enfrente de la muchacha.
Elizabeth la esquivó sin problemas, corriendo hacia la otra dirección. Al ver que tardaba demasiado, decidió escribirle un mensaje de socorro. Una vez se lo envió, siguió corriendo, tropezándose con ramas y cortándose con piedras.
Cuando creyó que los había despistado, se detuvo para recobrar el aliento. Pero el vampiro apareció delante suyo, tomándola de la cintura.
– ¡Socorro! —Exclamó, mientras el vampiro la miraba fijamente a los ojos.
Mientras, William seguía inmóvil. Duke había leído el mensaje e intentaba hacer reaccionar al muchacho. Cuando éste reaccionó, sujetó los brazos de sus tres amigos, cerrando los ojos. Y entonces sintió la punzada en el pecho, sintiendo como todas sus células se iban desintegrando.
William apareció en el comedor de su casa, asustando a su padre, quien lo apuntaba con una pistola.
– Vaya... —Musitó Olivia, mirando el comedor— Bonito comedor. No tan bonita bienvenida.
– ¿¡Dónde está Lizzie, papá! ¿¡Dónde está!?
– Aquí no. —Sentenció George, mirando a los cuatro muchachos— Hace días que no sé nada de ella.
– ¿¡Cómo qué no!? —Will corrió hacia su apdre, sujetándolo del cuello de la camisa del pijama, levantándolo varios centímetros del suelo.
– El día que te teletransportaste para decirle que no se acercara a Lexington Academy se marchó de casa por lanzarte el cuchillo. Desde entonces no sé nada.
– ¡Eres su padre, imbécil! —Exclamó el brujo, con fuego en los ojos— ¡Tienes la responsabilidad de protegerla y ahora está en peligro por tu culpa!
– Will... Bájalo. —Duke trataba de tranquilizar a su amigo, viendo el foco del actual dolor del muchacho.
– Espera. ¿Liz está en peligro?
– Eso parece. —Dijo Katia, acercándose a los Morrison— Le ha enviado un mensaje de socorro a su hermano.
– Ya sé donde está. —Sentenció Will, bajando a su padre— Si se vio sola, habrá ido a casa de Mike y Dorothea. Tú, papá, quédate aquí. O ven y que los Terrance te maten, no me importa.
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Tras La Puerta Del Infierno [Remastered]
FantasyLa historia de William Morrison está a punto de empezar. Brujas, vampiros, hombres lobo y otras criaturas sobrenaturales refugiadas en un internado en el interior de un bosque frondoso. ¿Qué puede salir mal? [Esta historia está remasterizada por lo...