Capítulo 5: De Peor a Horrible

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Finalmente, después de 3 largas horas, la agonía, el miedo, el agotamiento y la preocupación terminaron cuando Max y Caty se vieron a 100 metros de las colinas, fue cuando los 2 se pusieron de pie y comenzaron a correr hacia Abasolo. Pero el destino les tenía preparado algo más siniestro y triste para ambos hermanos pues solo pasaron 20 segundos cuando Caty, que iba corriendo unos pasos más adelante de Max, se chocó con algo que la hizo caer al suelo pero no había nada a la vista.

Su hermano se le acercó mirando el lugar del impacto.

-¿Pero con qué me acabo de chocar? -exclamó Caty

-Mmmm. -pensó Max mientras se acercaba con un brazo extendido al frente.

Con lo que chocó Caty fue una valla metálica de al menos 2 metros y medio de altura y que la oscuridad de la noche no permitía que que se viera a menos que se tuviera de cerca.

-¿Qué es hermano? -preguntó Caty con curiosidad.

-Creo que estamos en la valla que representa la frontera municipal de Irapuato.

-Yo no veo ninguna valla fronteriza.

-Debes acercarte más para poder distinguirla Caty porque la noche la hace invisible. -la chica se acercó y logró ver y sentir el metal de la barrera.

-¿Qué debemos hacer ahora? Es una valla muy alta.

-Debemos brincarla si queremos avanzar, vamos te ayudo.

Decidido, Max puso las manos y Caty apoyó un pie para subir cuando un ruido extraño llamó su atención. Los cañones de Equestria cargaban energía, los mexicanos tocaron retirada bajando por la parte de atrás y corriendo lejos de esa zona como si conocieran la potencia de fuego de aquella arma. De repente, el cañon disparó un rayo de luz (de unos 5 centímetros de diámetro) que traspasó la colina de arena por uno de los bordes, luego los ponis lo movieron (el cañón) que hizo que el rayo llegara y saliera por el otro borde de la colina, dividiéndola en 2. La parte superior colapsó y cayó destruyéndose con la parte inferior mientras se incendiaba, si los soldados mexicanos permanecían en la colina unos segundos más, seguramente habrían perecido. De repente, todos los soldados comenzaron a correr...¡hacia la valla de la frontera!

Al ver este movimiento, los ponis movieron un cañón y apuntaron hacia los humanos; para ese momento Max se dio cuenta de un dato terrorífico: ¡tanto él como Caty se encontraban en medio del cañón y el ejercito! Ambos chicos debían salir de ese lugar, rápido.

-Vamos Caty, sube. -dijo Max ayudando a su hermana a brincar la frontera.

Desafortunadamente, el cañón comenzó a cargar el próximo disparo y con más rapidez, Caty apenas logró llegar a la altura de la valla, el tiempo se agotaba, la chica descendió algunos centímetros y luego saltó a la arena cayendo de pie. Acto seguido, Max le lanzó las mochilas una por una por encima de la valla, la chica atrapó ambas; desgraciadamente, el cañón equestriano estaba cargado y listo para disparar, ya no había tiempo para escalar y Max sabía esto pero lo que le importaba realmente era que su hermana estaba a salvo.

-¡Hermano, sube! -gritó Caty

-No hermana, ya no hay tiempo. -respondió Max en tono serio.

-¿A qué te refieres?

-Debes irte de aquí Caty. Si el ejército te ve, te van a reclutar y si te ven los ponis, pueden tomarte de rehén o matarte y mi sacrificio será en vano. Corre hermana, vete rápido.

-Pero Max, -Caty se pegó a la valla- ¿Qué será de ti?

-Tranquila hermana, no te preocupes por mí, he cumplido aquella promesa que hice, -dijo Max mirando de frente a Caty por unos instantes y luego dirigió su vista hacia el cañón.- toma las 2 mochilas y huye a Abasolo.

De la Noche a la MañanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora