Era una época tranquila. Eso había dicho mi madre cuando el año empezó. Y yo aún no me lo tragaba. Mi cabeza era un enredo de pensamientos la mayoría del tiempo. Me complicaba más de lo debido en cada problema. Eso no era tranquilidad.
De algún modo mis pensamientos hacían más ruido que el ambiente de mi casa. No podía decir que éramos una familia rica pero tampoco nos faltaba. Tenemos lo necesario, solía repetir mi madre. Mi casa estaba en un vecindario tranquilo y los vecinos eran muy reservados. Nunca había conocido a alguno de ellos. Los veía de vez en cuando pero solo me limitaba a levantar la mano. Ellos tampoco se veían animados por sociabilizar con alguien de mi familia. No los culpaba.
Mis padres estaban separados. A mitad del año pasado por fin decidieron firmar los papeles de divorcio. Era algo que quería que pase, pero a la vez no. Se demoraron mucho tiempo en descubrir que su matrimonio solo los lastimaba. No solo a ellos, también a Amber y a mí. Aunque Amber, mi hermana menor, no era muy consciente de lo que pasaba. Con solo seis años, un pastel podía distraerla de los gritos.
Los gritos. Lo que más me asustaba a media noche. Crecí con eso. Mi única distracción era mi hermana. Me había propuesto no dejar que ella se diera cuenta. Quería que ella no notara lo mal que estaba la situación. Protegerla de lo que tanto me había hecho daño. De los gritos.
Y esa era la razón por la cual los vecinos no se nos acercaban. Ellos también habían crecido con los gritos de mis padres. En esa época mi casa solo decía "Problemas". Con la separación todo comenzaba de nuevo.
Fue difícil, no miento. Aun era difícil.
Escuche al sonido de un cristal rompiéndose junto a un pequeño grito. El ruido volvía. Volvía a la realidad. Luego la voz de mi madre me llamaba alargando la "a" en Sam.
Después de que Elise me dejara en casa, tuve que lidiar con una muy molesta Amber que no quería darme el control remoto para cambiarle de pilas. No me lo quería dar porque no funcionaba. ¡Y se iba a perder su serie favorita!
Yo también termine molesta. Me fui a mi habitación, pero no cerré de un portazo porque eso terminaría por asustarla y solo me faltaba que se ponga a llorar.
Mi madre llego a tiempo y controlo todo. Era lo que mejor se le daba, controlar. Y se puso a hacer la cena junto a Amber. De vez en cuando se pasaba por mi habitación para ver si estaba viva, y claro, para ver si hacia mis tareas.
Cuando baje pude ver el desastre. La cara de pánico de mi hermana viendo los restos de vaso roto que acababa de hacer caer. La cabeza de mi madre negando mientras cortaba tomate en la cocina. Y la escoba y recoger que me esperaban en la esquina.
No hizo falta palabras para saber para que me habían llamado.
– Amber, debes tener más cuidado. – Dije mientras limpiaba los restos de vaso.
– Solo estaba poniendo la mesa. – dijo en modo excusa.
– Lo sé. – coloque los retos en la basura, solté un suspiro y la mire. – Los vasos no son gratis.
Me miro con arrepentimiento y se dirigió al estante para sacar más vasos. Estaba lista para volver a subir a mi habitación, pero me dio pena la forma en que Amber movía la silla para alcanzar el estante, que me quede. Tenía que ayudar si no quería limpiar más vidrios rotos.
La cena transcurrió de lo más normal. Algunas preguntas usuales de ¿Cómo estuvo tu día? O en el caso de Amber ¿Que aprendiste hoy? Mi madre era una chismosa de primera. Desde que papá se fue, la casa se quedó solo de chicas. Por lo tanto los chismes volaban en el ambiente. Mi madre nos contaba todo, hasta más de una vez. Todo sobre los raros que eran sus clientes. Ella era agente de bienes raíces, y trataba con todo tipo de personas. Nos decía sobre el costoso bolso de piel que llevaba su clienta hasta el extraño señor con poco cabello que hacía de guardia.
Por mi lado no decía mucho de lo importante. No le iba a contar de lo que hable con Nick en el estacionamiento. Ni sobre el chico nuevo. Ni sobre la búsqueda que hice en todas la redes sociales de él. Ni que por fin había aceptado que me gustaba.
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Sencillamente Sam (editando)
Teen Fiction¿Quién no quiere vivir una historia cliché? Ya saben, las que van de la chica buena (no tan buena) y el chico malo (no tan malo) que se enamoran. Sam es parte de una, pero no es ella exactamente la protagonista. Sam sabe escuchar y no es muy buena h...