La orden de nachos acababa de llegar a la mesa. El mozo preguntó si necesitábamos algo más y al escuchar una respuesta negativa se fue. Matt están por meterse un nacho a la boca cuando Elise en un rápido reflejo golpeó su mano.
— ¿Y eso por qué?
— Te acabo de salvar la vida, deberías estar agradecido—respondió ella. Matt seguía confundido.— Los nachos aquí son horribles. Creo que están pasados.
—¿Entonces, por qué los pedimos?
—Es como pagar la entrada. Nos dejan entrar al bar, con tal de consumir sus productos.—Aclaré.
—Tiene sentido.El bar 108 era uno de los lugares menos conocidos. Sin embargo era uno de los lugares donde admitían fácilmente un soborno para dejar entrar a menores de edad.
Karen tocaría con su banda en unos minutos. La gente empezaba a amontonarse cerca del pequeño escenario.Había sido difícil conseguir permiso de mi madre para poder salir. Le dije que iba a comer con unos amigos. Era una gran mentirosa. Pero por fin estaba ahí. En una mesa redonda estaba sentada junto a Nick, Elise y Matt; y un gran pedido de nachos.
—Tienes mucha suerte Matt—dijo Elise.— Por rito de iniciación te hubiera dejado comer eso. Pero no soy tan mala cuando se trata de futuro.
— ¿Futuro?— inquirí.
—Eso me hace acordar cuando no le dijimos a Elise lo de los nachos—estalló en risas Nick.— Se la pasó la mitad de la noche en el baño vomitando. Y unos días muy pálida.
—Eso no fue gracioso—dijo Elise mientras reía,—tuve que hacer una dieta sin grasas ni nada crudo por una semana.
— Gracias, supongo—habló Matt con una sonrisa mirando a Elise.— Salvaste mi futuro de jugador.
—Espera, espera ¿planeas entrar al equipo de futbol?—preguntó Nick alzando las manos como si detuviera el mundo.
—Si, me encanta el deporte. Era titular en mi otro instituto—respondió Matt.— Las pruebas son el lunes según me dijo Elise.— Nick lo miraba con sorpresa.—¿Tiene algo de malo?Como Nick seguía estático yo respondí.
—Nada. Es genial que juegues. Solo que Nick tiene malas experiencias con ese equipo, no lo admitieron.
— No, no es eso. Yo rechacé estar en ese equipo. Eran un montón de fracasados—dijo con sarcasmo el nombrado. Luego embozó una sonrisa, para un minuto después hacernos reír con uno de sus chistes.Unas horas más tarde el concierto se encontraba en todo su auge. El calor en el local se empezaba a sentir. Elise y yo estábamos cerca del escenario, cantando las canciones que sabíamos. A mí más que las letras, me encantaban las melodías. Y aunque no eran las más suaves, la combinación de instrumentos era armoniosa. Siempre creí que lo que importaba de la música no eran las palabras.
No era la mejor bailarina, pero bailaba. Mejor dicho saltaba y movía un poco mi cuerpo. Estaba rodeada de personas que no conocía, casi asfixiada, pero a ninguna le importaba lo que hacía. Ese era el beneficio de un concierto y me encantaba.
Sin embargo el club no estaba repleto. Y conforme observaba las personas que estaban, me iba sintiendo incómoda, cada vez veía más caras conocidas. Elise lo notó y me tomó de la mano para llevarme a otro lado.Elise no era del tipo tranquilo. Era todo lo contrario. Si algo no le gustaba, no lo hacía. Si alguien no le agradaba,no lo escondía. Y si hacía una locura, no se arrepentía.
Un ideal perfecto para cualquier persona aventurera. Tal vez esa era la razón por la que le gustaba a tantos chicos, parecía saber lo que quería.
Me soltó la mano y subió a la barra sin ningún aviso. Llamó la atención de la gente de alrededor. No le tomó importancia y me ofreció su mano para subir.Mentiría si dijera que no me ponía nerviosa. En pocos segundos mi cabeza lograba crear las peores escenas que podían ocurrir. En esos mismos segundos cogía la mano de Elise para subir.
Se escuchó un grito de ánimo a lo lejos, el cual los demás siguieron. La música sonaba más fuerte arriba. Elise empezó a hacer un paso raro y yo cerré los ojos e intente relajarme. Estaba encima de la barra con toda la atención, pero a Elise no le importaba y por lo tanto a mi tampoco. Y por eso bailé como si nadie me conociera.Cuando se trataba de recordar dónde había dejado su carro en el estacionamiento Elise no podía usar sus encantos. El pequeño concierto no había terminado, pero la hora de regresar a mi casa ya había llegado. Nick se hizo amigo del barman y estaba dispuesto a quedarse mucho más tiempo junto a él. Matt también se quedó.
Elise y yo sí nos íbamos. Ella saltaba alzando sus llaves, para ver si algún carro reaccionaba. No había tomado. Podía ser la chica más impulsiva, impaciente y loca pero no tomaba. Jamás había preguntado por qué. Yo era otra historia, después de mi triunfo en la barra necesitaba un empujón para sentirme cómoda. Una cerveza del nuevo amigo de Nick había bastado.
—¡Odio esto!— Elise golpeaba su llave desesperadamente.— Siempre me tiene que pasar ¡Maldito carro ¿dónde estás?!Como el carro no respondía, la castaña perdió su última gota de tolerancia y empezó a intentar abrir todas la puertas de los autos. Y como esta vez mi cabeza no fue tan rápida al crear consecuencias desastrosas, hice lo mismo con otros autos.
En menos de diez minutos había activado seis alarmas. El estacionamiento parecía no terminar. Vi a Elise hablando con un par de chicos, achiné los ojos para ver mejor. Más gente se acercaba.
—¡Sam corre, esos estúpidos han llamado a seguridad!Fue suficiente para que dé media vuelta y corra. No sabíamos a donde nos dirigíamos, Elise reía a carcajadas sin dejar de correr, las alarmas creaban música y nuestro único objetivo era escapar.
Encontrar el auto de Elise gateando fue aún más difícil. El camino a mi casa no fue silencioso. Pusimos música a todo volumen y cantamos cómo podíamos.
Al llegar a casa cerré la puerta con la mayor delicadeza y me fijé en la hora. Solté un suspiro al darme cuenta de que aún era temprano. Seguro mi madre estaba en su habitación, durmiendo o completando un trabajo. Me apoye en la puerta para repasar mi mentira. Lo que le iba a decir a mi madre que había hecho.
Nunca me había puesto a pensar cuando había comenzado. Cuando deje de confiar en mí madre para mentirle donde estaba. No era algo de lo que estuviera orgullosa, pero era algo que no quería dejar de hacer. Quería que ella sepa que estaba bien, que no me había metido en nada raro. Quería que no se preocupara, suficiente tenía con su divorcio.Todo eso me recordaba lo que sucedió el año pasado. Con la separación de mis padres me sentí molesta, triste y defraudada. Sin embargo no dije nada, no cuestioné nada. Fingí entender todo. Mi objetivo siempre fue hacerles saber que yo estaba bien con eso. Poco creíble pero funcionó a la perfección. Muchas veces había querido llorar, llorar por mi familia. No lo permití.
Para todos tenía que estar bien. Para mis amigos, para mi familia si ellos se lo creían, yo también.¡Hola!
Les dejo el nuevo capítulo. Me alegraría saber su opinión. Y si les gusta comenten y voten. Ahora actualizaré más seguido.
Gracias por leer.
Migraime. 💙
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Sencillamente Sam (editando)
أدب المراهقين¿Quién no quiere vivir una historia cliché? Ya saben, las que van de la chica buena (no tan buena) y el chico malo (no tan malo) que se enamoran. Sam es parte de una, pero no es ella exactamente la protagonista. Sam sabe escuchar y no es muy buena h...