Capítulo cinco: ¿Qué haces aquí?

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Era viernes y yo estaba tirada en el sofá de mi casa viendo vídeos en mi laptop. Había pedido comida china para cenar. Amber estaba en la alfombra jugando con sus muñecas.
El timbre sonó. Amber se levantó y fue corriendo pensando que era la comida. Pero no podía ser eso.
Nick entró con su típica sonrisa y con toda la confianza posible. Amber lo seguía decepcionada, según me había dicho se moría de hambre.
— ¿Qué haces aquí?— pregunté mientras lo seguía con la mirada a la cocina.
Mi hermana volvió a sus muñecas y yo seguí a Nick. Lo encontré observando el refrigerador. Después se dirigió a los estantes y sacó una bolsa de dulces de una caja de harina. Eran los dulces de Amber, mi madre los escondía para que no se los coma todos al mismo tiempo. Siempre cambiaba de escondite, creía que ella los encontraba y se los comía a escondidas. Pero no sabía que era Nick quien se devoraba los dulces.
— ¿Ya no puedo venir a visitar a mi mejor amiga?— me miraba divertido mientras comía. Le quite la bolsa, comí un dulce y la regrese a su sitio.
—Creí que hoy era viernes familiar— contesté. La familia de Nick tenía la costumbre de cenar y pasar tiempo juntos los viernes . Su mamá organizaba juegos y reuniones donde se sinceraban y arreglan problemas. Nick odiaba esas reuniones y a mí me parecían absurdas.
—Es hoy— dijo distraído sin mirarme.— Pero uno de los gemelos se enfermó y lo cancelaron — se volteó y volvió a abrir el refrigerador.—¿Qué cenaremos?
—Pedí comida china.
Antes que de dijera algo lo encare.
— No te creo nada.— dije— Tu mamá no canceló un viernes familiar cuando te enfermaste de varicela o cuando estuviste en el hospital.
—Sabes cómo funciona eso. Los menores siempre tienen preferencia.— dijo y yo lo miré incrédula. — Además salí rápido, si me quedaba más mi mamá se arrepentía.

Después de unos minutos llego la comida. Amber que se moría de hambre no terminó su porción y se fue a dormir. Nick y yo nos quedamos tirados en el sofá comiendo. Cuando terminamos junte la basura en una bolsa y limpie el desastre de mi hermana al comer. Mientras tanto Nick me contaba sobre la época cuando fue ayudante de repartidor. El puesto ni siquiera existía, pero su primo necesitaba ayuda con las entregas y él se ofreció. Las entregas se hacían en moto y a Nick le encantaba viajar ahí, pero una vez se emocionó tanto que hizo caer las cajas de pizza. Se asustó tanto de que despidan a su primo que recogió cada uno de los pedazos e intento reconstruir la pizza. Uno de los clientes encontró piedras en su comida y despidieron a su primo, y el primer empleo de Nick se fue con el prestigio de la pizzería.

Nick tenía una manera muy rara de contar las historias, las escenificaba. Me había hecho reír tanto que estaba roja como un tomate. Salimos a tomar aire al patio trasero y nos apoyamos en la pared para ver el cielo. Saque de mi bolsillo mi encendedor y una caja de cigarrillos.Nick solo me miró de reojo cuando prendí uno y empecé a fumar. Ver el humo salir de mi boca me calmaba, sentía que los problemas se aminoraban.
Sonreí mientras daba otra calada, la historia volvía mi cabeza. Nick prendió otro cigarrillo y la bulla de nuestras respiraciones era lo único que se escuchaba. Empezamos a reírnos otra vez, me empezaba a dar uno de esos ataques de risa silenciosa. Cuando nos calmamos solo me dediqué a jugar con el humo y cerrar los ojos.
—Peleé con mi papá.— Soltó de la nada después de unos minutos.
Abrí los ojos y lo mire. Nick estaba con la mirada perdida en la pared de enfrente. No dije nada, solo espere a que continuará.
—Cree que soy lo peor del mundo. Y cree que no me doy cuenta de lo que piensa de mí. —hizo una pausa.— ¿Sabes qué me dijo?

No respondí, era una pregunta retórica. En los últimos años Nick no se llevaba bien con su papá. Sabía que peleaban a menudo, pero nunca tanto para saltarse un viernes familiar.

—Me dijo que era un cobarde y que tenia que empezar a madurar. Me dijo que tomara las cosas en serio, como si no lo hiciera.— Soltó una pequeña risa en total desacuerdo.— Sabes, solo me enojó por ser quien soy, me enojo por ser un adolescente. Dice que vivo en una burbuja y que la realidad es otra. Cree que soy tonto. Y ya no sé cómo decirle que si me doy cuenta de los problemas, pero no me puede pedir que cambie quién soy.
— Tal vez solo te tiene envidia.
— No creo. Estoy harto de que cada vez que viene cansado del trabajo se desahogue conmigo. No me gusta pelear con él, pero no puedo dejar de contradecirle.

Vi como cerraba los ojos y se relajaba después de una calada. Nick no necesitaba un consejo, había intentado hablar muchas veces con su papá para solucionar eso. Y nunca terminaba bien. Según me había contado, los dos tenían perspectivas muy diferentes de la vida. No congeniaban en lo absoluto. No sabía qué decirle. Aunque no necesitaba que le dijera algo.
Nick era una persona admirable. Tendía ver el lado bueno positivo a las cosas y siempre llevaba un Aura alegre. Como si de alguna forma la vida no fuera tan mala. Sabía que tenía problemas, su familia no tenía una buena economía. Por un tiempo estuvo trabajando, pero cuando sus notas bajaron su madre se lo prohibió. Su padre era un caso aparte del que hablaba rara vez. Y del que huía constantemente.

Sencillamente Sam (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora