Los deportes no estaban hechos para mí. La profesora de gimnasia no entendía eso. Simplemente no servía para algo que requiera esfuerzo físico. No era mi campo, mi campo era sobre pensar las cosas.
Era la persona menos deportiva de mi grupo de amigos. Nick por lo menos se esforzaba. Elise parecía tomarse en broma la clase, pero cuando se trataba de competencia nadie le ganaba. Y Matt había sido admitido el lunes en el equipo de fútbol americano, eso lo decía todo. La prueba que con gusto había visto desde la audiencia.
La clase me había dejado exhausta. Pensaba en saltarme mi siguiente clase. Tendría que idear una buena excusa. Estaba por llegar a mi casillero a dejar mis cosas. Los pasillos estaban casi vacías, la mayoría ya debía estar en clase.
De repente una mano me tapó la boca y me arrastró al armario del conserje. Ni siquiera podía caminar tranquila por los pasillos. El pequeño cuarto estaba oscuro y después de pensarlo mejor me di cuenta de que no podía ser uno de mis amigos, me había despedido de ellos hace unos minutos. Empecé a patalear desesperada. Y opte por mi única salvación.
—¡Ah, me babeaste!
Era un estudiante. Mi preocupación porque sea el mismo conserje se esfumó. Sin embargo no conocía la voz. Golpeé todo a mi alrededor confiando en darle a mi secuestrador. Solo conseguí golpearme la mano contra algo que no era humano. Pero no me redí.
—¡Ya deja de moverte! —él de la voz masculina trataba de agarrarme las manos y lo están consiguiendo.—Tranquila, solo quiero hablar contigo Pamela.
Cedí totalmente desconcertada. Me había confundido con el nombre.
—Yo no soy Pamela— intenté zafarme una vez más pero era demasiado tarde. El chico había conseguido inmovilizarme con una sola mano.
—¿Qué?
Al mismo tiempo en el que lo decía por fin prendía la luz. Quedé sorprendida al darme cuenta de quién era. Blake Stern estaba a unos centímetros míos confundido. Eso explicaba la fuerza y la agilidad con la había hecho todo. De verdad era guapo, no por nada era uno de los codiciados. Pero lo de tener cara linda no le quitaba lo imbécil. Los rumores corrían muy rápido y él era clasificado como uno de los más egocéntricos y narcisistas.
—No me engañas— rompió el silencio.— Tú eres Pamela, la amiga de Elise.
—Creo que sé mi nombre— dije seria.— Soy Sam.
—Claro que no— me contradijo.— Eres Pamela. Te vi en el estacionamiento el sábado. Elise te dice "Pam".
¿En serio estaba contradiciéndome en cuál era mi nombre? Ya había captado el malentendido. El chico estaba sordo. Pero igual me ofendía. Llevábamos como cuatro cursos juntos y no sabía mi nombre. No era tan invisible.
—¡Soy Sam!
Mi nombre era una de las cosas de las que si estaba segura. Y eso que era muy insegura. En el rostro de Blake solo se veía confusión, fue suficiente para que disminuyera la fuerza y yo pudiera zafarme.
Podía escapar en ese momento y librarme del momento raro. Pero, una vez más, antes de que me levantara volvió a atraparme.—Esta bien— habló.— Pam que dice ser Sam. Te creeré. Tienes que ayudarme.
—¿Por qué?
Las cosas ya no encajaban en lo normal ¿Por qué Blake Stern necesitaba mi ayuda? Era uno de los más populares, tenía el poder de manipular a la mayoría solo por ese rango. Tenía prácticamente todo. Conseguía tener las mejores clasificaciones porque los más inteligentes lo hacían por él. Todos se morían por ser sus amigos. Y podía salir con las chicas más lindas que le quisiera.
—Necesito ayuda con Elise.
Era épico. El co-capitán del equipo de fútbol, el gran Blake Stern pedía ayuda. Era un milagro.
—Déjame entender—dije—hiciste que pierda una clase, me encerraste aquí, me hiciste dudar sobre mi nombre e hiciste que me golpeara con no sé que ¿Todo para pedirme un favor?¿No podías hablarme como una persona normal en los recesos?
—¿Sabes lo difícil que es conseguir tu horario? Tuve que perder una clase por ti. Además soporte que me golpearas y hasta me babeaste.—Blake lo decía como si acabara de hacer un acto heroico.—No puedo dejar que vean que hablo contigo.
Abrí la boca sorprendida. Lo había dicho. Se creía tanto que no podían verlo hablar conmigo. Era un total imbécil. No dije nada. Me levante y salí del armario del conserje molesta.
Por un momento había pensado que lo decía en serio. Lo había visto intentar algo con Elise desde que ella había llegado. Pero olvidaba que trataba con uno de los más mujeriegos del instituto.
—¡Espera!
Su voz sonó como un grito en el pasillo desierto. Si no se callaba nos iban a mandar a detención. La situación seguía siendo extraña.
—Escucha, no quise decir eso. Sabes que no puedo hablar con cualquiera. Mira, ese no es el tema. No te hablaría si no estuviera desesperado—él seguía hablando y yo solo aceleré el paso. No me importaba lo que iba a decir. Sin embargo escuchaba su voz cada vez más cerca.—Estoy enamorado de Elise.
Paré en seco. No me lo esperaba. Sabía que le atraía, tal vez solo un capricho. Pero no tanto. La confesión me había dejado perpleja.
Blake Stern enamorado. Imposible.
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Sencillamente Sam (editando)
Teen Fiction¿Quién no quiere vivir una historia cliché? Ya saben, las que van de la chica buena (no tan buena) y el chico malo (no tan malo) que se enamoran. Sam es parte de una, pero no es ella exactamente la protagonista. Sam sabe escuchar y no es muy buena h...