Capítulo tres: ¿Soñaste conmigo?

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–     Sam, mamá dice que ya despiertes. – Escuché a lo lejos la voz de Amber. También de algunos objetos moviéndose. – ¿Esto es perfume?

Me desperté de golpe. Había dormido profundamente y no recordaba con que me había soñado. Vi a Amber cogiendo mis cosas. Desordenaba todo, pero el sueño me ganaba. Me tumbé en mi cama de nuevo, era viernes pero aun así no me sentía con ganas de moverme. Escuché un sonido de spray. Me tenía que levantar.
–     Amber. – ya había sacado los pies de mi cama, me frotaba los ojos para ver con mas claridad. –    Amber deja eso, es desodorante. – Escuché otra vez el sonido del spray. Reaccioné.­– ¡No te lo pongas al cuello!

–     Pero huele rico. – Ella seguía jugando y echando el spray por todo lado. Por fin me levanté por completo y le quite el desodorante.

–     Ya desperté. – Dije cuando la apartaba e intentaba poner las cosas a su sitio. – Te puedes ir.

–     Mamá dice que te apures.

–     Ya, solo vete. – odiaba cuando me despertaban. ¿Por qué tenía que despertar tan temprano? Cierto, el instituto.

Amber me miro medio enojada. Me percate de que ella ya estaba cambiada y lista para ir a la escuela. Estaba peinada con una trenza francesa que seguro mi madre le había hecho. No era buena señal. Se dirigió a la puerta y se fue. A los segundos volvió a asomar su cabeza como si hubiera recordado algo.

–     Nick ya llego.

No me dio tiempo de responder y dio media vuelta. Estaba feliz porque al fin me había dejado tranquila. Y luego lo procesé ¿Que hacia Nick tan temprano en mi casa? A menos que...

Volteé a mirar la hora desesperada. Eran las siete y treinta. Estaba tarde. Elise venía a recogernos dentro de quince minutos y yo seguía con mi pijama.

Cogí una toalla y entre al baño corriendo. Me duché y asee en cinco minutos, eso iba a ir a mi libro de records, cuando tenga uno.

Iba a entrar en una crisis de "que ponerme". Desordené todo mi armario buscando algo adecuado. Al final solo encontré algo presentable. Un jean pitillo, zapatillas vans medio sucias, un polo simple y una chompa delgada. Me peiné superficialmente el cabello ya que estaba medio mojado. Alcé mi mochila y recogí los cuadernos de mi escritorio con mis tareas.

Empecé a dar vueltas por mi habitación, fijándome en cosas que tenía que llevar. Metí mi celular, llaves, cartuchera y mi peine que iba a necesitar.

Baje las escaleras corriendo, me tropecé, pero para mi suerte no caí.

–     Hey Sam. – Nick me saludaba desde la sala. Estaba observando por milésima vez las fotos. Me sonrió y yo solo lo mire en respuesta – ¿Qué tal amaneciste?

Su comentario tenía doble sentido, parecía amistoso y preocupado para alguien que no lo conociera. Pero para mí solo era el recordatorio de lo desastrosa que estaba. El cabello se me había empezado a esponjar porque no lo había secado bien. Y mis manos estaban llenas de cosas.

Nick no vivía cerca a mi casa, pero la guardería de sus hermanos si estaba cerca. Su padre llevaba a sus hermanos gemelos y luego daba media vuelta para ir a su trabajo. El instituto quedaba más lejos, es por eso que Nick acompañaba a sus hermanos y luego venía a mi casa. Elise nos recogía a los dos, era mejor que cuando mi madre nos llevaba. Aunque todo era mejor que cuando tomábamos el autobús.

–     Buenos días. – entré con prisa a la cocina y lo primero que hice fue abrir el refrigerador. Buscaba el jugo de naranja.

–     Buenos días para ti Sam. – dijo mi madre mientras cerraba lentamente el refrigerador. Estaba con un atuendo formal, seguro iba a una reunión. – tu desayuno está en la mesa, te hice panqueques. Quiero que te lo acabes todo.

Sencillamente Sam (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora