Capítulo 15

348 17 0
                                    

Se movía por los pasillos del hospital, con su bata blanca y un estetoscopio colgando alrededor de su cuello. Mantenía las manos metidas en las bolsas de su bata y permanecía con la mirada fija hacía enfrente, luciendo como un doctor profecional.
Estar en el hospital lo reconfortaba un poco, no por ver a miles de personas enfermas por todos lados, si no por que estar ahí lo mantenía distraido de los pensamientos que querían llegar a su mente para provocar un caos.
Agradecía que Saunders ya no lo dejara ir al consultorio, el cual estaba cerrado oficialmente.
Era increible que minutos despues de la "junta" su vida alla cambiado un poco, considerando que ahora estaba en el hospital, en su labor como docente, así como tambien su tiempo aburrido y de espera por pasientes en el consultorio alla cambiado por estar de un lado a otro, buscando papeles o atendiendo a más de una persona.
Este era su mundo; en donde le encantaba estar.
Cuando era niño supo que ser Doctor era su sueño. Él quería ayudar a personas, brindarle un poco de esperanza a familias que tenían a un ser querido enfermo, su sueño era salvar vidas de aquellos que aún tenían que estar en este mundo para ser amados y para amar.
Sus padres siempre lo apoyaron y pagaron sus estudios. Se desvelaron y se desgastaron en el trabajo para darle a su pequeño hijo lo que necesitaba para ser alguien en la vida.

En la universidad Louis era un gran estudiante; con un promedio alto y dedicado en sus tareas y trabajos. Eso sin contar que era "el alma de las fiestas" que se organizaban en ocasiones.
Era en esos días cuando él decidía "divertirse" un poco: acostandose con la primera chica guapa que encontrara.
Algunos de sus compañeros solían hablar de él, hasta tal punto de considerarlo el "raro", pues personas como él no se veían a diario.
¿Quién follaba con cualquiera en las fiestas y al otro día simplemente se ponía a estudiar para los examenes?

Le gustaban las fiestas y meterse con chicas, pero tambien le importaban cosas que a muchos no, como sus estudios.
Se aseguraba de estudiar y aprobar los examentes, pero tambien se preocupaba por su vida social.
A veces pensaba que era incorrecto, sin embargo no paraba de hacerlo. Era como algo necesario para poder seguir.

Despues de graduarse y entrar a trabajar en el hospital de Canadá se alejo un poco de ello, hasta que los sábados (Días en los que èl y varios compañeros descanzaban) comenzaron a hacerse pequeñas reuniones que terminaban convertidas en fiestas.
Fue ahí cuando empezó a divertirse nuevamente. Entonces, despues llegó el traslado a Londres, en donde comenzó a trabajar solo en el consultorio. Días despues, cuando se fue acostumbrando a lo que veía, comenzó a meterse con una que otra pasiente que llegaba.
No lo hacía con todas. Claro. Sabía estudiarlas para saber que podía conseguir, o esperar para ver si ellas tomaban la delantera, cosa que sucedía en varias ocasiones.

Le gustaba aquello.
Hasta que llego Harry, nervioso y dudando de lo que aría.
Él había cambiado las cosas sin saberlo. Había cambiado sus pensamientos y manías.
De un momento a otro su felicidad fue sustituida por la tristeza y el miedo de perder al chico que lo hacía feliz.
No importaba que tanto lo conocía, o la forma tan peculiar en que lo conoció. En ese momento sólo penso en estar dentro de él e indicarle que se tocara par que se exitara. Esas cosas ya no importaban.

Harry era su pequeño. El amor de su vida.
No quería irse y dejarlo. No quería lastimarlo.
En su vida pudo haber sido cruel y abandonar a todas las chicas que pidieron una oportunidad despues de acostarse con él, pero con Harry no podía hacer eso.
Los sentimientos que sentía por el rizado eran muy diferentes a los que sintio por ellas o Eleanor.
Estos eran mucho más intensos y reales que la idea de perderlos lo torturaban profundamente.

Amaba a Harry, y no se iría sin él. Lo convenceria para que lo acompañará. Vivirían juntos. Formarían una familia.
La idea le iso formar una sonrisa que ilumino su cara. Si. Eso era lo que aría: llevaría a Harry consigo.

-Louis - habló una voz fragil y conocida detras de él. Dudó en detenerse para hablar con ella, pero antes de que pudiera hacerlo Eleanor puso su mano sobre su hombro para detenerlo.
Se giró y la miró con el ceño fruncido.

-¿Si? - la castaña sonrió con desdén y se recargo en la pared.
Su mano se movió lentamente para atorar un mechón de su cabello en su oreja.

-¿Te molesta que te hable? Por que cariño, eso no te molestaba cuando te invitaba a mi casa ¿verdad?

-¿Qué quieres, Eleanor? - Gruñó.

-Nada, sólo preguntarte ¿Cómo esta tú novio el rizado? ¿Aún sigues con él o ya te cansaste de follarlo y decidiste dejarlo?

-¿Cómo sabes tú de él? - cuestiono.

-Relájate, te vi con él la vez que fuimos al bar. Se veían tan bien juntos - iso un levé puchero -Es una lastima que sólo estes jugando con él ¿Sabes que es amigo de Niall? Que pequeño es el mundo. Deberías tener cuidado, o tú novio podría enterarse de algo muy malo - rió.

-Escucha, Eleanor - se acercó un poco a ella, siendo precavido para que nadíe a su alrededor notará lo que estaba sucediendo -Harry no sabe nada. No pienses en decirle algo o te juro que te arrepentirás - sentenció.

-Harry ¿eh? - arqueo una ceja -¿No quieres que Harry se enteré de que su novio es un completo enfermo - su voz sonó amarga -¿No quieres que sepa que tú, un doctor que salva vidas terminara con.... - le tapó la voca, evitando que siguiera hablando.

Se alejó sin dejar de mirarla.
-Todo se paga en esta vida, Louis. Tú isiste lo que isiste, y con algo lo pagaras - escuchó atentamente sus palabras.
No pudo evitar  repitirlas en su mente mientras la veía alejarse

Niall.

El reloj marcaban las cuatro de la tarde cuando se sentó en una de las mesas vacías de la cafetería.
Pidió un cafe frio junto con un pastelito de chocolate que ahora se estaba comiendo.
Había enviado un mensaje a Eleanor para que supiera que ya estaba ahí esperandola.
Ella respondió que ya estaba en camino.

Espero al menos quince minutos antes de que ella finalmente llegara y tomara su lugar frente a él.
Pidió un café caliente y un pastelito de fresa.

-¿Y bien? - preguntó Niall -¿De qué quieres hablar?

-Sabes exactamente de que -Niall bebió de su café, encontrando las palabras adecuadas.

-¿Sobre decirle la verdad al novio de Louis? - Eleanor asintió -Ele, no creo que sea adecuado. Tú sabes que me molesta lo que iso, pero basta ya.

-Ese es el problema Ni. Tú tampoco sabes la verdad - dejó su café y la miró extrañamente.

-¿De qué hablas?

-Lo que te dije no es la verdad, no toda.
Sintió como la bilis le subía por la garganta.
Cerró sus manos en puños y negó con la cabeza.

-¿Qué fue lo que paso? - antes de que ella dijera algo, su expresión se volvió sería y fría.
Entonces sin necesidad de escuchar algo de ella, Niall supo que la verdad era mucho más sombría de lo que imaginaba.





°|Tocate|° Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora