Capítulo 1.

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[c.p]: color de pelo (también se utilizará cuando se diga "la castaña" o "la rubia" o "la azabache" y blabla).
[c.o]: color de ojos.

××

«Lo siento ____, algún día entenderás...»

Y despertó.

"Sólo es un sueño, ____, relajate, respira..." se dijo así misma, casi acostumbrada a ese tipo de pesadillas, aunque aún le seguían dando un poco de nerviosismo.

—¡____, despierta! ¡se te hará tarde! —gritó su madre con suficiente pulmón desde el primer piso.

La chica se levantó, y entre bostezos se colocó su uniforme escolar.

Este era algo simple, una falda negra, chaleco color crema, una corbata, calcetas y zapatos acordes.

Hizo su aseo diario. Chequeó su apariencia de típico estudiante semi-dormido en un espejo y bajó a la primera planta.

—Debes apurarte más en las mañanas, ____. Si sigues llegando tarde, repetirás de curso.

—Claro mamá, trataré de despertarme más temprano —mintió, mientras sacaba una rebanada de pan sencillo.

Salió de su casa con paso rápido, en el fondo, no le importaba llegar tarde, pero a la vez no le gustaba defraudar a su madre.

Disfrutó como su pelo se movía en torno al viento, como las hojas de los árboles.

Se acomodó un mechón de cabello [c.p] que le molestaba, haciendole picar los ojos.

Luego de un rato caminando, llegó a su escuela. Y nada más pisarla, la mayoría ya la miraban discretamente.

Algo monótono en su vida, ya era lo normal, la mayoría la encontraba linda y ella lo sabía.

—¡Hoy te ves igual de hermosa que siempre, ____-chan!

—Bien, pero es necesario que lo digas, Narutonto —le respondió al chico que la seguía alrededor del pasillo hasta los casilleros.

—Igual de engreída que siempre, ¿eh? —agregó Kiba, que se unió al lado de la chica mientras ésta rebuscaba su cuaderno de arte en el casillero.

—Dejame en paz, chico perro —reclamó ____, sabiendo que Kiba traía su perro a escondidas.

Entró a su salón de clases un poco emocionada. Hoy era viernes, y a eso se le sumaba que por coincidencia, a la clase 2-A le tocaba música, artes y deportes, en el mismo día.

Era obvio que a bastantes alumnos le gustaba esa idea, pero otros sólo ignoraban aquellas materias. En cuanto a ____, las amaba... aunque podría hacer una excepción para deportes.

Se sentó en su puesto de siempre, el del fondo apegado a la ventana, digno de chicos emos o con problemas de autoestima.

Ella no era así, no tenía problemas de autoestima y tampoco era una emo ni nada de eso. El problema con su vida, es que es... linda, y deseable, y eso a los hombres le encanta.

Entonces, va así: los hombres la aman y las mujeres la odian, como si todo fueran piezas de puzzle unidas perfectamente.

Y le molestaba, le molestaba recibir multiples miradas quita-ropa de los chicos, o esos piropos en la escuela y en la calle, eso hacía que ninguna chica se le acercara por envidia.

¿Lo peor? es que ____ trataba de alejarlos, pero con su actitud hostil, presumida y grosera, los acercaba más.

—Bien, chicos —Asuma sensei entró al salón, frotandose las manos por el frío mañanero—. Kurenai sensei sigue enferma así que yo seguiré siendo su profesor suplente hasta nuevo aviso —se sentó encima de su escritorio con total normalidad—. Y antes de empezar con la clase de música, les tengo una noticia.

Dejame amarte. [Sasuke Uchiha y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora