El sol entraba por la ventana de mi habitación, iluminando toda la estancia y mostrando en inicio de un nuevo día. Yo ya hacía horas que estaba despierta. Las pesadillas sobre la última vez que estuve con Rayan me seguían acechando noche tras noche sin darme una tregua. Era siempre lo mismo; las sensaciones de su cuerpo sudoroso sobre el mío, mis gritos de dolor, su satisfacción a ver sobre las sábanas la mancha roja que demostraba que había perdido mi virginidad sin yo estar de acuerdo.
Sí, ese malnacido me pegó y me violó, mientras yo gritaba de dolor, forcejeaba tratando de quitármelo de encima, y lloraba. Cuando la policía llegó tras recibir la llamada de una vecina, yo ya estaba en el suelo y el tratando de someterme a su voluntad de nuevo.
Tras esa dolorosa experiencia, decidí mudarme y dejar todas las pesadillas atrás, pero no funcionó del todo. Mi madre me apoyó en la decisión de marcharnos de aquel odioso lugar, y por ello nos mudamos del pueblo a la ciudad. Rápidamente me puse a buscar trabajo ya que mi madre no se mostraba interesada en trabajar y el seguro de vida de mi padre ya era historia.
Dos meses han pasado desde entonces, y todo sigue igual, vivimos en un pequeño apartamento de dos habitaciones, un cuarto de baño y un pequeño salón-comedor, ya que no me puedo permitir pagar un piso mejor con mi sueldo de camarera.
Mi madre se marchó hará ya un mes de "vacaciones" a la playa para poder quitarse el supuesto estrés de seguir sin trabajo y sin su esposo, aunque realmente soy yo quién se toma las vacaciones bien merecidas de perderla un rato de vista.
Decido levantarme de la cama y darme una ducha para quitarme el sudor y los restos de sueño que se puedan hallar en mi cara, bajo a la cocina tras vestirme y me preparo el desayuno, dejo puesta la lavadora para tenderla cuando llegue del instituto, cojo la chaqueta y la mochila y me voy.
El colegio no queda muy lejos de casa, solo a un par de kilómetros, así que voy andando. Cuando llego converso un poco con mis amigas y entramos cuando suena la campana.
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Cuando llego a casa me encuentro las luces encendida y una montaña de cajas de cartón apiladas una encima de la otra. "Mierda -pienso -me están robando" Cojo un paraguas y me dirijo a la habitación de mi madre, de dónde provienen los ruidos.
Al entrar me la encuentro a ella tumbada en la cama y con un hombre de unos cuarenta y pocos años besuqueándola y sin los pantalones.
- ¡Mamá! -grito con los ojos abiertos.
- Edythe, hola hija, mira, te presento a Carlos, él es... esto... mi marido -dice ella con una sonrisa en el rostro.
- ¿Tú qué?
-Hija se que puede sonar confuso pero....
-Pero nada, ¿te vas un mes de vacaciones dejándome a mí con los gastos y con la casa y vas y te hechas no un novio, sino un marido? ¿Y que se supone que representan esas cajas en el recibidor? -grito encolerizada.
- Edythe, por favor cálmate, Carlos es un hombre bueno, no como Rayan, nos conocimos en la playa y... surgió la chispa.
- Yo le pedí matrimonio a tu madre -dice él.
- ¿Y no podrías ahora ponerte los pantalones? -le pregunto con enfado y este empieza a buscar sus pantalones.
- Respecto a lo de las cajas, verás hija-me responde mi madre -Carlos tiene una casa propia y decidimos que nos iríamos a vivir allí ya que nosotros recién llegamos a la ciudad y nuestro piso es muy pequeño.
-Tu madre me explico lo que te pasó - me dice Carlos -debes comprender que no todos los hombres somos iguales. Tengo un hijo al cual la noticia le tomó esto digamos... un poco por sorpresa, ero creo que os entenderéis bien. Él perdió a su madre hará siete años y comprendió que yo tenía el derecho de volverme a enamorar.
-¿Y el de casarte con una mujer a la que conoces desde hace un mes? -pregunto enarcando una ceja -Sé muy bien que mi madre se puede volver a casar, pero no a modificar mi vida cuando ni siquiera conozco el motivo.
-Edythe, la decisión ya está tomada. Sé que te va a costar un poco asumirlo, pero piensa en positivo, dejarás de trabajar, y podrás irte de compras, viajar... Carlos es el dueño de una multinacional, y no tendrás que preocuparte por tus miedos, podremos buscar un psicólogo que te ayude con tu trauma. -dice mi madre con dulzura -ahora ve a empaquetar tus cosas, nos vamos de este lugar -dice ella contenta y dando un salto mientras aplaude.
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La oscuridad que hay en mí
RandomElla es una chica con su corazón herido, con sueños rotos, recuerdos y experiencias traumáticas con su primera vez, y su propia persona que le impide tener amor propio. Tras la muerte de su padre, Edythe no tubo más remedio que buscarse un empleo p...