Llaman a la puerta y me levanto de la esquina de la habitación en la que me encuentro. Al abrir la puerta me encuentro con una mujer joven vestida con el típico traje de asistenta que llevan las mujeres en Inglaterra.
- Señorita la cena está lista, el señor Evans me envía para que la acompañe al comedor -dice amablemente.
-Gracias -le contesto del mismo modo.
Al bajar las escaleras la mujer me dirige a la derecha y abre la puerta en la que se encuentra una de sala con una mesa enorme. Carlos está presidiendo la mesa enfrente de mí, a su derecha está sentada mi madre y a su izquierda está su hijo.
- Lamento el retraso -digo al entrar.
- Edythe cariño, ven a conocer a Eric -dice alegremente mi madre.
Este se me queda mirando y bajo la mirada intimidada. Con un leve susurro le digo hola y me dirijo a la silla contigua a la de mi madre.
- ¿Edythe te encuentras bien? -me pregunta Carlos con preocupación -¿No te gusta tu habitación temporal?
- La habitación está muy bien -digo con una pequeña sonrisa. Él me mira desconcertado -solo he tenido una pesadilla
- ¿Rayan otra vez? -me pregunta mi madre yo me tenso en seguida.
-¿Quién es Rayan? -pregunta Eric.
- Nadie. ¿Podemos comer ya? -pregunto nerviosa y molesta.
-Claro hija -me sigue mi madre.
La cena prosigue en silencio. Nadie se atreve a preguntar nada más, aun que me siento muy observada por mi nuevo hermanastro. Al terminar la cena me quedo quieta en mi asiento y me miro al regazo. No me atrevo a levantar la vista. Mi madre hace un gesto de quitar la esa y Carlos la detiene.
-Nosotros lo hacemos -dice este refiriéndose a él y a su hijo.
En cuanto ellos abandonan la sala mi madre me levanta la cara por el mentón.
- No deberías haberle hablado así a Eric -me reprende ella.
- Y tú no deberías haber mencionado a ese malnacido -le espeto con furia mientras me levanto de la silla -nunca mencionaste que ese chico es como Rayan.
Tras decir eso mi madre va a contestarme pero yo me marcho a paso ligero de la sala y me dirijo a mi habitación. Al entrar cierro con pestillo y me tiro encima de la cama y me desahogo con la almohada en silencio.
Pasados unos minutos llaman a la puerta, yo me levanto y me dirijo a abrirla mientras me seco las lágrimas. Me acerco a la puerta y pido que me dejen tranquila. La voz de Carlos suena al otro lado de la puerta insistiendo en que la abra. Me dirijo al baño de la habitación y me lavo la cara para evitar que quede algún rastro de lágrimas. Me dirijo a la puerta, inspiro hondo y la abro. Mi sorpresa se hace notoria al ver que Carlos me abraza.
-Tranquila Edythe, ningún chico u hombre no te volverá a hacer daño. Ese desalmado pagará por haberte dañado. -dice con suavidad tratando de calmarme. Se separa de mí -Lamento que mi hijo te haya hecho sentir incómoda, tu madre nunca dijo nada del parecido.
Como no sé que decir simplemente asiento y me quedo quieta en el lugar.
-El postre está en la mesa y nos esperan, ¿quieres bajar? -me pregunta amablemente.
-No quiero bajar. Quiero quedarme en la habitación. No me siento cómoda allí abajo -digo bajo, con la voz ronca.
- ¿Qué es lo que te incomoda? -pregunta él. No respondo y bajo mi mirada al suelo -¿Mi hijo te incomoda? - asiento levemente - Él no volverá a decir nada sobre este tema, puedes estar tranquila. Anda baja y come algo dulce. Te sentará bien. -me pone una mano en la espalda y la aparto rápidamente.
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La oscuridad que hay en mí
RandomElla es una chica con su corazón herido, con sueños rotos, recuerdos y experiencias traumáticas con su primera vez, y su propia persona que le impide tener amor propio. Tras la muerte de su padre, Edythe no tubo más remedio que buscarse un empleo p...